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ROBOTS a la cancha

El fútbol robótico existe oficialmente desde 1997. Actualmente varias universidades colombianas se preparan para competir.

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Diego Alejandro Alarcón
06 de agosto de 2008 - 10:27 p. m.
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Juegan fútbol, pero no tienen piernas. No corren, ruedan, y en vez de cansarse por el esfuerzo físico, sólo se agotan cuando la carga de la batería pierde poder. Su misión es la misma, meter goles en la portería contraria y evitarlos en la propia. El director técnico diseña las estrategias programando algoritmos en un computador y el objetivo de cada equipo es competir para ganar el tesoro más preciado: la copa mundial.

El fútbol y la robótica comenzaron su relación cuando el avance de la tecnología puso a los ingenieros electrónicos, mecánicos e informáticos, a inventar nuevas formas para llevar a la práctica la densa teoría de las ciencias exactas. Así fue como surgieron los llamados “sistemas de cooperación inteligente”, en los cuales, por medio de la sincronía de varios dispositivos mecatrónicos se trata de cumplir con una tarea común.  

La curiosidad por saber qué tan buenos reemplazos de los hombres serían los aparatos, ha logrado poner en circuitos, cables, plásticos y metales, labores típicamente humanas. Entre ellas, el fútbol. Luego de que en Corea Jong-Hwan Kim, asiduo amante de la robótica, comenzara a organizar campeonatos de balompié robótico, se creó en 1997 una organización homóloga de la FIFA humana, la FIRA (Federación Internacional de Robotfútbol Asociados). Ese mismo año en Canadá, un grupo de ingenieros creaba un torneo paralelo que reunía a equipos de todo el mundo para competir. RoboCup fue el nombre escogido para nombrar a la segunda comunidad.

Desde entonces, año a año, la FIRA y RoboCup vienen llevando a cabo torneos en donde se encuentran representaciones de países de todos los continentes en categorías que varían de nombre, pero no en concepto, según la asociación en la que se participe. Las más comunes son tres: la simulada (SimuroSot), la de robots pequeños (MiroSot) y la de máquinas  humanoides (HuroSot), como si de alguna forma se estuvieran copiando las tradicionales Sub-17, Sub-20 y la selección de mayores.

Robotfútbol colombiano

Varios países de Latinoamérica  han incursionado en las competiciones internacionales. Delegaciones de Brasil, Argentina, México y Ecuador ya se han medido contra los predominantes países asiáticos que generalmente terminan alzando las copas robot. En Colombia, el trabajo en el área ya se inició en universidades como la Javeriana, la Nacional y la de los Andes, con profesores expertos que trabajan en el ensamble y la programación de los jugadores electromecánicos.

El profesor de robótica de la Universidad Nacional, Jorge Sofrony, esboza un pensamiento de director técnico para explicar cómo se deben planear las estrategias: “Los robots deben ser graduados como aparatos y como grupo. La programación de computador por algoritmos le dice qué hacer a cada robot de acuerdo con su posición, al lugar en el que esté la pelota y a saber dónde están sus demás compañeros de equipo. Individualmente y de acuerdo con la posición, los motores de los aparatos tienen que estar calibrados. Por ejemplo, un defensa necesita mucho más torque en sus ruedas que un delantero, que al contrario, necesita mucha más velocidad”.

Los laboratorios de ingeniería de las tres universidades ya invirtieron cerca de $20 millones de pesos en la importación del equipo completo que vende la FIRA para la categoría MiroSot. El paquete incluye cinco robots, una cámara que capta el campo y el software sobre el que se programan las estrategias. Eso sin contar los $2 millones que cuesta construir la cancha, elaborada de madera y con refuerzos metálicos que evitan la vibración. 

“Nuestro objetivo es poder competir en los campeonatos que se realizarán a mediados del año entrante”, advierte el ingeniero Enrique González, director del grupo de investigación de Sistemas Distribuidos y Redes de la Universidad Javeriana.

El encargado del área de Sistemas Autónomos de la Universidad de los Andes, el ingeniero Mario Fernando de la Rosa, también está pendiente de las competencias. Con sus estudiantes realiza pruebas en las que evalúa continuamente el desempeño de los robots, además asegura que éste sería un buen momento para jugar partidos amistosos con las demás universidades que están formando equipos e ir forjando rutinas de entrenamiento.

dalarcon@elespectador.com

Por Diego Alejandro Alarcón

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