Solidaria hasta la muerte

A sus 85 años, Nydia Quintero de Balcázar sigue trabajando desde la Fundación Solidaridad por Colombia para ayudar a las personas más necesitadas del país.

Yenifer Rodríguez M.
25 de septiembre de 2014 - 10:31 p. m.
Nydia Quintero inició su labor humanitaria con la Fundación Solidaridad por Colombia cuando fue primera dama, en el gobierno de Julio César Turbay Ayala, en 1978.
Nydia Quintero inició su labor humanitaria con la Fundación Solidaridad por Colombia cuando fue primera dama, en el gobierno de Julio César Turbay Ayala, en 1978.

Con deseos de servir siempre a los demás, especialmente a los menos favorecidos: así se define Nydia Quintero de Balcázar, una mujer que lleva 60 años ayudando a las personas que más lo necesitan. Una mujer que se ha destacado por ser la gestora de grandes proyectos, como la Fundación Solidaridad por Colombia, y por consolidar la Caminata por la Solidaridad, que se realiza todos los años, en agosto, con el fin de recaudar fondos para los damnificados de las desventuras nuestras de cada día. Jóvenes y niños son los principales destinatarios de su trabajo.

Nydia Quintero empezó su labor humanitaria en 1978, cuando era la esposa del entonces presidente de Colombia Julio César Turbay. Sin embargo, ese deseo y pasión por ayudar nació gracias a su familia. Y es que su infancia siempre estuvo marcada por acciones solidarias y de ayuda constante para las personas desfavorecidas. Doña Nydia cuenta que sus padres siempre intentaban ayudarles a las personas hasta el punto de irse a los hospitales con una guitarra y cantarles a los enfermos, sólo por verlos sonreír.

Formada en una familia católica, donde el respeto y los valores estuvieron siempre marcados, creció convencida de que fomentando la solidaridad, el respeto, la honestidad y el esmero por las cosas se podían hacer grandes cambios, y lo ha comprobado.

Con 85 años de vida sigue al frente de su fundación, pese a que sufre una enfermedad que le impide leer y detallar los rostros de las personas. Nunca se le ha pasado por la mente “tirar la toalla” y, por el contrario, esta huilense siempre está pensando en su siguiente labor para contribuir al bienestar de los demás.

Con el apoyo de su hija Diana emprendió un proyecto para fortalecer la educación de comunidades vulnerables. Aunque la iniciativa se vio truncada por la muerte de aquélla en 1991, durante un operativo de rescate del secuestro al que la tenía sometida el narcotraficante Pablo Escobar, doña Nydia creó entonces la beca de estudio superior Diana Turbay.

Desde la muerte de su hija, entonces una joven periodista, doña Nydia nunca volvió a bailar ni a usar prendas de colores vistosos. Se viste siempre con tonos oscuros. Dice que fue capaz de perdonar.

Su fundación promueve también la búsqueda de la paz, más ahora, cuando se adelantan los diálogos entre el Gobierno y las Farc. Para ella, con este proceso de diálogos se dimensiona el “inmenso deseo de llegar a la reconciliación del país. Es lo que queremos todos los colombianos, que podamos tener una verdadera paz, armonía y perdón”.

De ahí que hoy en día siga considerando que “todo el mundo se tiene que dar cuenta de que la paz no sólo proviene de firmar un acuerdo con las guerrillas, sino del comportamiento general de toda la ciudadanía. Si la ciudadanía pensara que debemos tratarnos con respeto, con solidaridad, con consideración, que debe haber honestidad, responsabilidad, que la actuación de los ciudadanos debe estar inspirada en la formación en valores que se debe dar desde la niñez”, los colombianos seríamos más solidarios con los demás.

Tiene “la obsesión de que la formación en valores nos hace personas mejores y contribuye con la paz” y sólo pide que los jóvenes basen su comportamiento en ese principio y que, además, lo promuevan. No cabe duda de que esta mujer seguirá en su trabajo de demostrarles a todos la importancia de lo que para ella es algo primordial: los valores. Pese a su edad y a su estado de salud, Nydia Quintero seguirá al frente de todos sus proyectos mientras que, como ella misma dice, “Dios le dé vida para continuar” con su deseo de ayudar.

Por Yenifer Rodríguez M.

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