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Imagínese que entró al baño, abrió el grifo y el agua le salió con un extrañísimo color fucsia traslúcido. Así les pasó a los residentes de Onoway, un pequeño pueblo ubicado en la provincia de Alberta, en Canadá. Cuando abrieron las llaves de sus casas, no podrían dar crédito al color del líquido que salía y que pretendían beber o usar para lavar sus platos o ropa. Aunque son pocos (cerca de 1.000), entre los habitantes del poblado empezó a correr el runrún sobre el estado del agua, e inmediatamente muchos empezaron a documentarlo con fotografías y videos.
Pese a que no era un color amarillento o grisáceo, como los que comúnmente se aprecian cuando el agua presenta alguna anormalidad, los habitantes se abstuvieron de hacer uso del líquido. El alcalde del pueblo, Dale Krasnow, no tardó en pronunciarse para intentar calmar a sus asombrados coterráneos. Según Krasnow, los habitantes del pueblo nunca estuvieron en peligro, y el color del agua se debió al mal manejo de una sustancia química que, al reaccionar con el agua, tornó el líquido de ese color.
La explicación del curioso hecho es que el permanganato de potasio, compuesto que se usa para quitar el hierro y el sulfuro de hidrógeno del agua, se filtró en una reserva del líquido, debido a que una válvula habría fallado durante el proceso normal. Esto ocurrió cuando la planta de tratamiento de agua del pueblo estaba haciendo el lavado semanal de sus filtros.
La administración ha tomado varias medidas para mitigar el daño, tanto en el agua como en la imagen del pueblo. Según su más reciente boletín, los aparatos que provocaron el color defectuoso del agua fueron puestos fuera de circulación, y no volverán a hacer uso del reactivo químico hasta que el sistema de lavado no esté funcionando correctamente. Por ahora, los residentes de Onoway tiene que abrir sus grifos y dejar correr el agua durante varios minutos, hasta que se percaten que ya no hay rastro alguno de ese alarmante color rosa.