¿Su reacción al olor revela sus actitudes políticas?

Las personas que fácilmente se sienten asqueadas por los olores corporales también se sienten atraídas por los líderes políticos autoritarios, según concluye una encuesta.

Europa Press
01 de marzo de 2018 - 06:29 p. m.
Imagen de referencia. / Pixabay
Imagen de referencia. / Pixabay

El estudio muestra una fuerte conexión entre el apoyo a una sociedad dirigida por un líder despótico y ser sensible a los olores corporales como el sudor o la orina, que puede provenir de un instinto muy arraigado para evitar enfermedades infecciosas.

"Hubo una conexión sólida entre lo fuertemente que alguien estaba asqueado por los olores y su deseo de tener un líder similar a un dictador que pueda suprimir los movimientos radicales de protesta y garantizar que los diferentes grupos 'permanezcan en su lugar'. Ese tipo de sociedad reduce el contacto entre los diferentes grupos y, al menos en teoría, disminuye la posibilidad de enfermarse", dice uno de los autores del trabajo, Jonas Olofsson, que investiga el aroma y la psicología en la Universidad de Estocolmo, en Suecia.

El asco es una emoción básica que nos ayuda a sobrevivir. Cuando la gente está asqueada, arruga la nariz y entrecierra los ojos, básicamente disminuyendo su percepción sensorial del mundo. En esencia, el desagrado es una protección contra las cosas que son peligrosas e infecciosas, cosas que queremos evitar.

Los investigadores tenían una teoría de que habría una conexión entre los sentimientos de disgusto y cómo una persona desearía que la sociedad se organizara. Los científicos pensaron que las personas con un fuerte instinto para distanciarse de los olores desagradables también apostarían por una sociedad donde los diferentes grupos se mantuvieran separados.

 

Políticas para prevenir el etnocentrismo

"Comprender la varianza compartida entre la reactividad emocional básica y las posibles señales de patógenos, como los olores corporales y las actitudes ideológicas que pueden llevar a la agresión hacia grupos percibidos como desviados, puede impulsar investigaciones futuras sobre cuáles son los determinantes emocionales del menoscabo de grupos externos. En el futuro próximo, su conocimiento podría ayudar a diseñar políticas para prevenir el etnocentrismo", dice otro de los autores, Marco Tullio Liuzza, de la Universidad Magna Graecia University, en Catanzaro, Italia.

Los autores desarrollaron una escala para que los participantes calificaron sus niveles de disgusto en función de los olores corporales, tanto propios como ajenos. Se empleó la escala en una encuesta a gran escala que se realizó 'onine' en diferentes países, junto con preguntas sobre sus opiniones políticas. En Estados Unidos, se añadieron preguntas sobre cómo planeaban votar en la carrera presidencial de 2016.

"Demostró que las personas que estaban más disgustadas por los olores también tenían más probabilidades de votar a Donald Trump que aquellas que eran menos sensibles. Pensamos que era interesante porque Donald Trump habla con frecuencia sobre cómo le desagradan las diferentes personas. Él piensa que las mujeres son asquerosas y que los inmigrantes transmiten enfermedades y aparece a menudo en su retórica. Encaja con nuestra hipótesis de que sus propios seguidores se asquearían también más fácilmente", dice Jonas Olofsson.

Los resultados del análisis podrían interpretarse como una sugerencia de que las opiniones políticas autoritarias son innatas y difíciles de cambiar. Sin embargo, Jonas Olofsson cree que se pueden cambiar incluso si están profundamente asentadas. "La investigación ha demostrado que las creencias pueden cambiar. Si el contacto se crea entre grupos, los autoritarios pueden cambiar. No está tallado en piedra. Todo lo contrario, se pueden actualizar las creencias cuando aprendemos cosas nuevas", concluye.

Por Europa Press

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