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La suerte abandonó anoche al primer ministro griego, George Papandreou, quien a comienzo de semana había puesto en entredicho el futuro económico de la Unión Europea (UE) con el anuncio de someter a referendo un nuevo salvavidas económico aprobado por las autoridades comunitarias y el FMI.
Aquella decisión, que causó el martes un descalabro generalizado en los mercados, podría significar la salida de la Eurozona para su país. Así quedó sentenciado anoche, luego de una reunión de urgencia en la que las principales autoridades económicas del Viejo Continente, el FMI y los mandatarios de Alemania y Francia, los motores de la UE, le exigieron una explicación al gobernante griego.
El encuentro tuvo lugar en el Palacio de Festivales y Congresos de Cannes, donde hoy se llevará a cabo la Cumbre del G20. La llegada de Papandreou estuvo precedida de una medida de presión: la Comisión Europea congeló el último desembolso de 8.000 millones de euros del salvavidas aprobado en 2010, el cual le ayudaría a Atenas a asumir sus responsabilidades internacionales. La intención era clara: que Grecia aceptara el salvavidas sin modificaciones, con el cual recibiría 113.000 millones de euros a cambio de importantes recortes en el interior del Estado.
Pero Papandreou, quien afronta una delicada crisis de gobernabilidad, no cedió a su posición y confirmó que el referendo se celebrará en la primera semana de diciembre. Una mala jugada, pues su contraparte europea exigieron que la pregunta que se someta a consulta sea si Grecia permanece o no en la Eurozona.
Así se abre una puerta oscura: si el pueblo heleno vota por el regreso al dracma, los demás países en déficit de la UE podrían seguir el mismo camino (ver gráfico), lo que sería el primer paso hacia la desaparición del euro.
“Es sin duda una prueba de fuego. Podría ser en cualquier escenario: al darse cuenta que el dinero comunitario ha financiado la infraestructura y el gasto estatal, los griegos podrían decidirse por la permanencia en la Eurozona”, dice Salomón Kalmanovitz, decano de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Decisión que también pondría contra la pared a Francia y Alemania. “Si ayuda a los griegos, Ángela Merkel será criticada por colaborar con los ociosos”, sostiene César Ferrari, exdirector del Banco Central peruano, quien, en el peor de los casos, considera que el euro “sería la moneda oficial de tres o cuatro países.