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Una embarcación de carga hecha de hierro ha permanecido encallada cerca de las cataratas del Niágara, del lado canadiense, por 101 años, dos meses y 28 días. Durante todo ese tiempo, el barco estuvo inmóvil en el mismo sitio, convirtiéndose en parte del escenario que ven turistas y locales. Hace unos días, sin embargo, la embarcación se movió por primera vez, por cuenta de las lluvias.
Grabaciones aéreas hechas por la Comisión de Parques del Niágara el año pasado muestran que, en el último siglo, la embarcación estuvo estancada sobre uno de sus costados, en la caída de un rápido del río Niágara. Pero las precipitaciones intensas de los últimos días, acompañadas de fuertes vientos, hicieron que el barco diera un giro el pasado 31 de octubre.
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La historia de esta gabarra se remite al 6 de agosto de 1918, día en que se soltó del bote remolcador que la guiaba, con dos hombres a bordo: Gustav F. Lofberg y James H. Harris. Ellos salieron ilesos del percance, pues se armó un operativo entre los bomberos y la Policía de las cataratas del Niágara, la Guardia Costera de los Estados Unidos e, incluso, un veterano de la Primera Guerra Mundial.
Según información institucional, hace un siglo se llevó a cabo “uno de los esfuerzos de rescate más dramáticos en la historia del río Niágara”. Lofberg y Harris se salvaron porque, al darse cuenta de que el barco se había desviado, abrieron las compuertas de su parte inferior. En consecuencia, algunos compartimentos se llenaron de agua y la embarcación bajó la velocidad hasta encallarse.
La Guardia Costera estadounidense facilitó un elemento que fue esencial para el rescate: un cañón de cuerda salvavidas, el cual disparó unas cuerdas desde una planta eléctrica a un costado del río hasta el barco. Sobre ellas puso una especie de sostén para poder sacar a los marineros, pero el sostén se trabó a mitad de camino. Pronto se darían cuenta de que en las cuerdas se había hecho un nudo.
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El barco, desde entonces, permanece encallado en esa parte del río Niágara y se volvió una atracción más de las cataratas que solo una fuerte tormenta logró mover de sitio en la pasada noche de Halloween, 101 años después de llegar a este punto. Al parecer, las lluvias lo movieron unos 50 metros río abajo.