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Un legado para Colombia que premia y crece

Desde hace 53 años la fundación Alejandro Ángel Escobar, a través de sus premios, exalta la ciencia, el medio ambiente  y la solidaridad.

Redacción Vivir
01 de septiembre de 2008 - 09:36 p. m.

El 8 de octubre de 1953, en la Notaría Cuarta de Bogotá, exactamente dos meses después de su muerte, fue protocolizado el testamento de Alejandro Ángel Escobar, y en la cláusula novena del documento quedó escrito: “Con la cuarta parte restante de mis bienes formarán mis albaceas o a falta de ellos, mi heredera, una fundación domiciliada en Bogotá que se denominará Fundación Alejandro Ángel Escobar”.

Dos años después, como primer acto de ejecución de su herencia, el ex presidente Alberto Lleras Camargo, en calidad de jurado, hizo entrega de los premios de ciencias y beneficencia para estimular el esfuerzo de ilustres colombianos.

Nacieron así los premios de ciencias y solidaridad que en 1955 elogiaron los trabajos del investigador Enrique Pérez Arbeláez, de los gestores del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, de las Hermanitas de la Asunción y de las Escuelas Populares Eucarísticas. Así se cumplía la voluntad de Alejandro Ángel Escobar, un próspero hombre de negocios nacido en Medellín en 1903 y educado en los más prestigiosos centros educativos de Estados Unidos, quien regresó en 1927 a Colombia y hasta el día de su muerte, fue promotor de incontables avances en materia de investigación y de trascendentales innovaciones en materia de agricultura.

A su muerte, a los 50 años de edad en Medellín, su viuda María Restrepo de Ángel se encargó de darle forma y estatutos a la voluntad testamentaria de su esposo y durante 35 años fue el alma y nervio de esta “obra buena, altruista y desinteresada”, como la calificó el escritor y columnista de El Espectador, Héctor Abad Faciolince. Con el paso de los años, los premios de ciencias Alejandro Ángel Escobar han distinguido a personas e instituciones con notables aportes a Colombia, como Julio Nieto Bernal, Manuel Elkin Patarroyo, Emilio Yunis, Moisés Wasserman, Myriam Jimeno, entre otros, una pléyade de colombianos consagrados a la difusión del conocimiento social y científico.

En 1991, al fallecer María Restrepo de Ángel, la dirección de la fundación quedó en manos de su sobrina, la abogada y bibliotecóloga Camila Botero Restrepo, quien desde hace 17 años lidera con éxito esta iniciativa privada que, a través de la concesión de los premios anuales, les ha dado relieve a autores de significativos descubrimientos, realizaciones científicas y obras insignes de solidaridad ciudadana.

Como lo señala el documentado volumen, que se editó para conmemorar los 50 años de la fundación, “ha sido una obra dedicada a aquellos colombianos que con su dedicación han logrado un aporte significativo al mejoramiento de las condiciones de vida en nuestra sociedad”.

Y como se ha realizado sin interrupciones desde hace 53 años, hoy, a partir de las 6:30 de la tarde, en la Sala de Música de la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá, la fundación volverá a hacerse presente, no sólo para congratular a distinguidos promotores de las ciencias sociales y exactas o del medio ambiente y el desarrollo sostenible, sino también para refrendar el compromiso de otorgar las becas Colombia Biodiversa 2008 a estudiantes de pregrado, maestría y doctorado que están ayudando a la conservación y protección de los recursos naturales. Como lo resalta el nombre de su boletín permanente La Cotorra, una vez más la fundación Alejandro Ángel Escobar vuelve a dar lora para que la ciencia y la solidaridad sean protagonistas en Colombia.

Por Redacción Vivir

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