Un proceso que requiere voluntad

Políticas públicas, construcción de ciclovías e infraestructura para los ciclistas fueron las estrategias de Holanda que se pueden implementar en Colombia. Los retos: seguridad y la creación de cultura.

* Redacción Especiales
15 de marzo de 2019 - 08:49 p. m.
Un proceso que requiere voluntad

En la década de los 70 en Holanda aumentaron los accidentes automovilísticos, que involucraron en su mayoría muerte de niños. Frente a esta situación se realizaron diferentes movilizaciones para mitigar las muertes prematuras. Por esos años, el gobierno de Países Bajos promovió una estrategia para generar otras alternativas de transporte y, además, apostarles a estilos de vida más saludables. En este contexto, la bicicleta fue una de las que tomó el protagonismo. Para lograr expandir la cultura de la bicicleta, una de las primeras tareas fue habilitar espacios de ciclorrutas, para que las personas se pudieran movilizar con tranquilidad y de una forma segura.

“Uno de los principales retos fue crear consciencia en las personas que les encantaba usar el carro y acompañarlos a respetar los nuevos espacios de los que optaron por la bicicleta, es una cultura que se adquiere poco a poco”, señala Jeroen Roodenbur, embajador de Países Bajos en Colombia, quien además explica que la creación de políticas públicas fue un gran aliado, tanto que 42 años después de apostarle a un nuevo sistema de transporte, en Holanda han disminuido en un 82 % los accidentes de tránsito, de acuerdo con datos de CBS Nederland.

Holanda cuenta con 35.000 kilómetros de ciclorrutas y cicloinfraestructura, que incluye una red de estacionamientos de bicicletas estratégicamente localizados, como la más grande del país que se localiza en la estación central de la ciudad de Utrecht y con capacidad para 12.500 bicicletas, semáforos, señalización, túneles, puentes y sistemas inteligentes de tráfico. Todo esto es el resultado de un trabajo en equipo y la voluntad de seguir mejorando la calidad de vida de las personas, pues además de bajar las cifras de accidentalidad, también mejoró la calidad del aire y la salud de las personas.

Este medio ha permitido que en el interior de las ciudades las personas se movilicen a su trabajo, universidad o en las tareas diarias de ir al supermercado o la estación de tren. El uso de la bici ha impactado de forma positiva los aspectos económicos, sociales y culturales, y se está expandiendo por varios lugres del mundo. El año pasado en Colombia se realizó BiciGo en Corferias, un evento para resaltar y promover el uso de la bici en la ciudad. El invitado de honor fue Holanda, que expuso las prácticas y estrategias que se pueden implementar en Colombia.

“Nosotros tenemos muchas cosas en común. Hoy puedo ver cómo la gente en Colombia está usando más la bicicleta, que se preocupa por mejorar la salud y el cuidado del medioambiente”, asegura el embajador Roodenbur, quien ve con buenos ojos los pasos que se han dado en la construcción de ciclorrutas, pero habla de los retos que aún quedan en temas de seguridad, cultura ciudadana, políticas públicas y la conciencia de los conductores para que respeten a los biciusuarios, ya que las cifras siguen en aumento.

Según cifras de Fenalco Bogotá-Cundinamarca, la comercialización de bicicletas y accesorios del sector aumentó un 30 % y que el 80 % de las personas usan la bicicleta con fines recreativos y deportivos y 20 % como medio de transporte. Es un boom que ha aumentado en los últimos años en Bogotá  y en otras regiones del país, “a tal punto que se han creado clubes de deportistas y aficionados que planean recorridos a las afueras de las ciudades”, declaró Cristina Católico, jefe de proyectos Corferias-BiciGo que hace referencia al ciclismo de montaña, de ruta y los planes que se hacen los fines de semana.

En Bogotá, por política pública, se ha impulsado el uso de la bicicleta como medio de transporte urbano y recreativo desde hace 20 años, lo que ha impactado en otras regiones. Los resultados se ven reflejados con más fuerza, en estos últimos cinco años, con la construcción de más ciclorrutas y con programas que tienen como objetivo crear una cultura más amable.

El amor por la bicicleta ha dado paso al biciturismo, una alternativa que dinamiza la economía y les permite a propios y extranjeros rodar por las ciudades y conectarse con su cultura. En Bogotá, por ejemplo, existen tures en el centro que hacen recorridos por la Plaza de Bolívar, museos, galerías y restaurantes más destacados de la ciudad. Según cifras del Instituto Distrital de Turismo (IDT, Bogotá), 50.948 turistas internacionales realizaron actividades relacionadas con la bici.

La hoja de ruta está trazada y el uso de la bicicleta es un aliado para cuidar el medioambiente, promoverlos buenos hábitos de salud y generar nuevas fuentes de ingresos económicos. “El llamado es a que se fortalezcan las políticas públicas y que se garantice la seguridad de las personas”, puntualiza el embajador Jeroen Roodenbur.

Por * Redacción Especiales

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