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El verde se apodera de las pasarelas del Caliexposhow para evidenciar la historia de esta tierra que ve nacer en sus vísceras las bellas gemas. Artesanías de Colombia con su colección Un millón de manos, un millón de verdes, que se presenta este sábado, hace una apuesta por darle un valor artesanal y de joyería a la piedra preciosa considerada aun por el mercado internacional como nuestro secreto mejor guardado.
Esta colección, creada por el diseñador Juan Pablo Socarrás y trabajada por un amplio número de artesanos nacionales, habla de mucho más que de siluetas sofisticadas y últimas tendencias. Es resultado de un intento necesario por rescatar la belleza de la esmeralda de las turbulencias que rodean su extracción y, posicionarla como objeto de lujo y de deseo que le compita a los apetecidos diamantes.
La historia que da vida a esta colección empieza hace algo más de cuatro años, cuando una idea surgió entre los integrantes de la Asociación Nacional de Esmeraldas de Colombia: ¿cómo hacer para que esa gema verde que brota de estas tierras gane un poco más de glamour y sofisticación antes de salir al mercado local e internacional? Estas inquietudes alentaron a los esmeralderos a crear proyectos y alianzas para dejar de exportar las piedras en bruto y darles un valor agregado. Según datos aportados por la Asociación en 2006, a pesar de que Colombia representaba entre el 55 y el 60% del mercado de las esmeraldas en el mundo, se obtenía tan sólo US$70 millones anuales por su exportación, mientras que India, que no es productor, lograba un ingreso anual de US$10.000 millones gracias a la exportación de joyas hechas con esmeraldas compradas en Colombia.
El empujón final que necesitaba el gremio para tocar las puertas de Artesanías de Colombia y crear junto a ellos nuevas posibilidades con técnicas artesanales vino de la alfombra roja de los Premios Oscar de la Academia de 2009, cuando Angelina Jolie apareció con un hermoso vestido negro y dos pendientes hechos completamente de esmeraldas colombianas de 40 quilates. Era la evidencia de que el “oro verde” podría conquistar grandes lides y capturar la admiración de miles de mujeres.
La colección que se presenta este sábado intenta así hacer una exploración más profunda de la gema. De la mano de la joyera Nuria Carulla, sobre las pasarelas se verán arduos trabajos manuales en plata que harán gala de piedras menos brillantes y ostentosas y que mostrarán las esmeraldas en otra dimensión. “Plata, cristales de Swarovski, además de elementos tallados de la iconografía colombiana son algunos elementos que determinan esta apuesta, así como el uso de la esmeralda virgen, con la intención de sugerir que no es necesario desecharlo todo, que de esa cosa rústica, de ese destejo también pueden salir joyas valiosas”, explica Juan Pablo Socarrás, quien acompañará esta colección de joyas con unas prendas que les dan una mirada a los mineros, a sus overoles y gorros que inspiran también nuevas siluetas.
En una solo pasarela, las esmeraldas se combinarán con vestidos hechos con la legendaria técnica de anudado macramé, esa en las que son expertas las mujeres de los mineros que trabajan en Boyacá y Duitama, también harán relucir los sombreros hechos en Sandoná, nutridos de las líneas de los cascos de los mineros y de algunas siluetas de los años 20. Y de ese modo la esmeralda se subirá a ese nivel de los maestros artesanos, para dejar de ser piedras vírgenes y más bien ganar todo ese conocimiento manual y tradicional por el que el mundo está dispuesto a pagar oro.