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"Unidos seremos una mejor América"

En su discurso de inauguración de la VI Cumbre de las Américas, el mandatario dijo que otra cita sin la presencia de Cuba sería inaceptable y que no le temblará la mano para iniciar un proceso de entendimiento por la paz en Colombia.

Hugo García Segura
14 de abril de 2012 - 11:57 p. m.

“Colombia está llamada a jugar un papel muy relevante en los nuevos espacios globales, y aspiramos asumir –después de 40 años de estar a la defensiva– el liderazgo que nos corresponde en los escenarios internacionales”. Esas fueron las palabras pronunciadas por Juan Manuel Santos el 7 de agosto de 2010, en su discurso de posesión presidencial. Hoy, 20 meses después y como anfitrión de la IV Cumbre de las Américas, la figura del primer mandatario se sigue reforzando en el contexto regional y mundial.

De hecho —y ello lo reconocen admiradores y rivales— a lo largo de su carrera política, Santos ha demostrado su pragmatismo y sus habilidades, que lo levantan ahora como una figura clave en América Latina. Para la muestra varios botones: desde que llegó al poder mejoró las relaciones diplomáticas con Ecuador y Venezuela, tan maltrechas en la era Uribe; gestionó el acuerdo para el regreso a Honduras del depuesto mandatario Manuel Zelaya y el año pasado logró hacerse con el liderazgo de Unasur para Colombia, algo que parecía imposible.

Paralelamente, se ha mantenido cerca a Washington y quizás la demostración de eso es que Barack Obama pasará dos noches en Cartagena. Pero, además, supo sortear el problema que le presentaron los gobernantes de la Alba, cuando pusieron como condición para acudir a la cita en cartagena que Cuba fuera invitada. Lejos de responder con una negativa cerrada, Santos encaró el problema y viajó a La Habana para explicarle al presidente Raúl Castro que era imposible invitarlo al no haber un consenso regional, gesto que el gobernante cubano agradeció.

Una jugada que, sin duda, afianzó esa imagen de buen diplomático y hábil mediador. Santos sabe que la Cumbre de las Américas es una prueba de fuego de su capacidad para mediar ante posiciones divergentes, por temas sensibles como la lucha contra las drogas o Cuba y, a la vez, vender a los inversionistas del mundo entero una imagen positiva de Colombia. “Hay pocas dudas de que ha emergido como un líder regional. Esta fue su aspiración desde el día que asumió”, dice Michael Shifter, presidente del centro Diálogo Inter-Americano, en la capital estadounidense.

Un protagonismo que se palpó ayer en el conversatorio junto a Obama y Dilma Rousseff —presidentes de EE. UU. y Brasil, respectivamente— líderes de las dos potencias continentales, en el que el jefe de Estado colombiano les propuso aprovechar el encuentro en Cartagena para hacer que este sea “el momento de las Américas. Un momento en el que nuestro hemisferio surja como una región-bloque con consensos fundamentales para la prosperidad y bienestar de nuestras gentes”.

Luego, en el acto de inauguración de la VI Cumbre de las Américas 2012, Juan Manuel Santos volvió a recalcar que todos los países del continente están “ante la ineludible necesidad de actuar juntos para ser más eficaces en resolver los muchos desafíos que aún afectan el bienestar, la tranquilidad y la prosperidad de nuestras gentes, que son las verdaderas destinatarias de nuestras deliberaciones”. Según dijo, el viejo estereotipo en que unos somos del sur y otros del norte, está agotado: “Aquí todos somos iguales, si queremos tener contundencia”.

Como se esperaba, en su discurso el mandatario abordó los temas sensibles: lucha contra las drogas y la necesidad de la inclusión de Cuba: “Sería inaceptable una nueva Cumbre de las Américas con una Cuba ausente”, dijo. Pero también retomó un asunto que parece haber convertido en su bandera de cara al mundo: la situación crítica en Haití: “Sería inaceptable una próxima cumbre con un Haití frustrado” y llamó la atención sobre acompañar a América Central en su lucha contra la violencia. Y hasta dejó espacio para hablar de la paz en Colombia, enfatizando que no le temblará la mano para iniciar un proceso de entendimiento, pero sólo cuando se den las condiciones que su gobierno ha exigido.

Desde un principio, el presidente Santos había dicho que más que encabezar posturas, su intención era servir de puente de diálogo y entendimiento entre los distintos bloques en los que hoy está dividida la geopolítica americana. Por ahora, la tarea ha sido cumplida, aunque todavía falta ver si se logra o no consenso en torno a la declaración política final del evento, vetada ayer por Estados Unidos y Canadá por su desacuerdo en los puntos sobre Cuba, uno de los cuales planteaba acabar con el bloqueo económico. Aún así, desde ya se puede decir que Santos comienza a recoger los frutos de lo que sembró desde un comienzo y su desafío para el futuro es mantener un liderazgo ganado a pulso.

Cuba, punto de divergencia en declaración política final de la cumbre

Tal y como están las cosas, la VI Cumbre de las Américas podría concluir hoy sin que se dé la declaración política final. Ayer, los cancilleres de los países asistentes no lograron llegar a un acuerdo en torno a dicho documento porque EE.UU. y Canadá se negaron a incluir dos párrafos sobre la necesidad de incorporar a Cuba a estas reuniones.

Los cancilleres de Argentina, Héctor Timerman; Uruguay, Luis Almagro, y Venezuela, Nicolás Maduro, señalaron que “no habrá declaración”, al tiempo que revelaron que aún persiste un “debate intenso y apasionado” que esperan sea resuelto finalmente por los mismos jefes de Estado asistentes.

Timerman señaló incluso que los 32 países del continente apoyaban incluir una mención al conflicto de las Islas Malvinas, pero que por el veto al asunto de Cuba no se pudo lograr. Las consultas seguían ya que para todos es fundamental que la cita concluya con una declaración.

Por Hugo García Segura

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