“Volvimos a los indígenas objetos de museo”: Carl Henrik Langebaek

En su libro, “Antes de Colombia, los primeros 14.000 años”, el arqueólogo y antropólogo colombiano hace un recorrido por el país antes de ser colonizado. Un suceso que, aunque equivale al 95 % de la historia de la ocupación humana en el país, aún no ha sido lo suficientemente contado.

Juliana Jaimes Vargas y InfoAmazonia
17 de agosto de 2021 - 02:00 a. m.
Carl Langebaek
Carl Langebaek
Foto: Cortesía FILBO

“Si la historia de Colombia se pudiera representar por el número de horas de un día, el poblamiento indígena anterior a la Conquista equivale a las primeras 23 horas. Solo la última hora correspondería al tiempo posterior a la llegada de los españoles, y menos de una media hora a la existencia de Colombia”. Con estas palabras Carl Henrik Langebaek, en su nuevo libro Antes de Colombia, los primeros 14.000 años, da una perspectiva de la historia antes de la colonización del país que aún ha sido poco explorada. En diálogo con El Espectador, el arqueólogo y antropólogo colombiano explicó cómo era la relación de los primeros habitantes de este territorio con la naturaleza y cómo fue realmente su desarrollode sociedad. (Le puede interesar: ¿Cómo era Colombia antes de ser Colombia?)

¿Cuál es la importancia de hablar de Colombia antes de que se llamara Colombia, es decir, antes de la colonización con la llegada de Cristóbal Colón quien puso este nombre?

Creo que la enseñanza de la historia en general se ha olvidado en el país, y si eso aplica a la historia general, pues imagínese el pasado prehispánico. El pasado prehispánico a veces es un pequeñito capítulo en los libros, pero en realidad son más de 14.000 años, que son un 95 % de la historia humana en este territorio y no se conocen porque no se han divulgado lo suficiente. Los arqueólogos mismos somos culpables, porque escribimos a veces en un lenguaje muy especializado , técnico, y la verdad es que lo que pasó en esos 14.000 años es interesantísimo, es una experiencia humana que nos enseña sobre el manejo del medioambiente, pero también a la construcción de género, de violencia, de cómo se desarrollaron o no las jerarquías sociales. Hay una enorme riqueza que amerita ser contada y conocida. Yo creo que nosotros los colombianos en general vivimos de espaldas a este conocimiento y tendemos a conocerlo.

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¿La academia y la historia en sí han sido, de alguna forma, cómplices de solo esa historia de colonización y no el “antes de”?

La colonización mental tiene varias facetas y una de ellas es que no conocemos nuestra geografía, somos ignorantes y no por no aprendérsela de memoria, sino por no entender qué significó todo ese proceso para nosotros los humanos que vivimos en este país. Uno de los lugares comunes es comparar los desarrollos prehispánicos en este territorio y decir que fueron pobrísimos comparados con México o con Perú y que en cambio allá sí surgieron grandes civilizaciones, pero lo que está detrás de esos es pensar que las sociedades que valen la pena son las sociedades que consideramos civilizaciones y eso es un gran error. Esa manera de ver el pasado tiene un impacto en la manera de vernos a nosotros, cuando se piensa que en este territorio nunca se desarrolló nada que vale la pena estudiar o entender y en el fondo lo que se está diciendo es que estamos condenados a ser subdesarrollados desde toda la vida. El libro es como un intento de revindicar aquellos procesos de cambio social que no desembocaron en sociedades que hicieron grandes pirámides, ni grandes terrazas, ni muros, pero sí hicieron cosas que valen tanto la pena como esas. Es entender que los procesos son distintos no inferiores.

Los primeros habitantes de Colombia antes de ser Colombia fueron los indígenas. ¿Cómo ocurrió esa transformación de los primeros habitantes de la Tierra a las comunidades que conocemos hoy?

Todos los humanos venimos de África, sin excepción. Pero esos humanos salieron de África en diferentes momentos y empezaron a poblar el resto del mundo. El último continente en ser poblado fue el Nuevo Mundo, como fue llamado, y la entrada fue por Alaska, que es el punto más lejano de África. Entonces, por supuesto, el continente empieza a ser poblado, quizá hace 25.000 años por parte de unos grupos que venían de Asia y que habían salido de África hace miles de años. Al entrar al Nuevo Mundo tuvieron una diversificación muy rápida y a medida que fueron poblando el continente se fueron diferenciando entre sí. Naturalmente las sociedades indígenas actuales no son iguales a las sociedades que encontraron los españoles. El proceso de mezcla entre europeos, africanos e indígenas fue absolutamente impresionante. Aunque 500 años de cambio cultural muestran que las sociedades indígenas se fueron transformando. En el siglo XVI no había indígenas, ese nombre fue puesto por los españoles a todos los habitantes del Nuevo Mundo.

Si los indígenas que habitaron esta tierra antes de ser Colombia no se enfocaron en la construcción de grandes civilizaciones, entonces, ¿qué hicieron? ¿Cómo fue su construcción de sociedad?

La diferenciación social se la hemos atribuido históricamente a unos pocos individuos que controlaron económicamente a los demás, que fueron lo suficientemente poderosos como para extraer tributos y abusar un poco de la población. Cuando analizamos los datos de los muiscas o de los tayronas lo que encontramos es que, aunque sí había jerarquía social en los indígenas, estos no se basaban en la idea de controlar la economía de los demás. Claramente fueron sociedades que optaron por un camino distinto, no tuvieron ese desarrollo que solo ocurrió en otras partes del Nuevo Mundo, sino que tuvieron una organización completamente distinta, y creo que eso también es válido entenderlo y no verlo como que se quedaron en una etapa atrasada, sino que con la misma antigüedad y con la misma capacidad intelectual de cualquier otro grupo humano sobre la faz de la tierra construyeron sociedades que eran diferentes. (Le sugerimos: Con tecnología satelital indígenas amazónicos podrían reducir deforestación)

Todos tenemos estereotipos de lo que representan los indígenas, ideas preconcebidas también desde una visión colonialista, ¿Qué estereotipos de estos remarca el libro?

Parte de la colonización consiste en demonizar o en idealizar a los indígenas. ¿Quién dijo que los indígenas eran la gente más buena del mundo? El mismo Cristóbal Colón fue el que lo dijo, entonces esas idealizaciones también hacen parte de la colonización y lo cierto es que, antes que nada, ellos fueron sociedades humanas. Hay ciertos estereotipos que son completamente equivocados, por ejemplo, la idea de que los indígenas no transformaban la naturaleza y la realidad es que sí. Cuando se ve que, en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el bosque húmedo, hoy no vive tanta gente se podría pensar que es un bosque poco intervenido, pero los restos de ocupación humana son impresionantes y muestran que sí habitó mucha gente allí. En la selva amazónica no es una selva virgen, ahí ha habido humanos por lo menos desde hace 14.000 años que han transformado la naturaleza, hay investigadores que mostraron como los indígenas favorecieron el crecimiento de ciertas especies como las palmas en la Amazonia mucho antes de la llegada de los españoles y su distribución no era natural. La selva es un producto cultural de los humanos quienes han favorecidos que especies animales prosperen y no otras, han modificado plantas desde hace miles de años.

¿Cómo fue esa relación de los indígenas con el medioambiente?

Es importante entender que lo hicieron de una forma diferente. Por ejemplo, no le apostaron al monocultivo, porque sabían que el monocultivo tiene unos riesgos para la sobrevivencia terrible, y no es que no lo conozcan porque han sido capaces de intensificar la producción de un cultivo y hacer monocultivo mientras salen de alguna crisis, pero en su vida diaria ellos prefirieron el policultivo, la diversidad, para conservar el suelo, exponerlo menos a los rayos solares, etc. Fueron habilísimos para sembrar plantas que exigían cosas distintas del suelo y hubo unas prácticas culturales adecuadas del suelo que son muy valiosas y nos dan pistas de lo que deberíamos o no hacer hoy en día. Esto fue acompañado de su relación con animales y plantas, que fue diferente. Para muchas de estas sociedades los animales y las plantas tenían vida social, los humanos podían haber surgido de plantas y a su vez transformarse en humanos cuando morían. Entonces esa concepción del humano era diferente y había unos límites muy borrosos, lo que implicaba una visión de la naturaleza muy diferente a la nuestra, que es una visión de domesticar o civilizar. Los indígenas no tenían la noción de maximizar ganancias. Obvio existía noción de garantizar sobrevivencia, pero no la de hoy de expansión para tener más ganancias. Era una visión distinta de la naturaleza de organización social diferente donde lo que predomina es la noción de conservación. Se trata de entender donde estamos parados para que no se nos devuelva.

Otra de las críticas que se hace en el libro frente a la percepción que se tiene de los indígenas es el tema de la “apropiación”, de llamarlos nuestro patrimonio. ¿Qué significa esto?

Volvimos a los indígenas objetos de museo y de forma muy inconsciente, entonces sacamos una propaganda en Colombia y aparece el Museo del Oro, la Catedral de Sal y un indígena. Los indígenas no son, de ninguna manera, nuestros y resulta que eso por detrás tiene la visión de que fueran propiedad de una sociedad mayor que los usa cuando les conviene, lo que es lamentable.

La colonización dejó también ese lugar común de referirse siempre al exterminio indígena por parte de los españoles, pero usted menciona en el libro que, aunque no se hable mucho de eso, Colombia misma ha desaparecido pueblos indígenas completos ¿porque abordar ese tema?

Es muy fácil echarles la culpa a los españoles de hace 500 año de todo, decimos vinieron y "nos robaron" y la conquista fue un proceso más complejo que eso. No se trata de decir españoles malos, indígenas buenos. En nuestra propia sociedad ocurren atropellos muy frecuentemente a los indígenas, hay sugerencias muy interesantes de que después de la independencia el proceso fue mucho más duro con los indígenas que antes de la independencia. El proceso de despojo de tierras, de acabar con algo cultural, el no darnos cuenta como el español hoy en día sigue arrasando con minorías lingüísticas sin que le importe mucho. Entonces yo creo que para eso sirve la historia, para reflexionar un poquito sobre nosotros mismos. La colonización del paisaje también continua, el desastre ambiental en la Amazonía en que cientos de hectáreas que son arrasadas.

Una de las mayores conclusiones del libro es la invitación a conocer realmente el pasado indígena ¿Qué significa eso?

La invitación es aprender o intentar comprender que nuestra visión del mundo no es la única que existe, ni es la única posible, sino que hay diferentes maneras de entender y podemos aprender mucho de ellos. Entender el pasado es imaginar, con evidencia, como sociedades pueden ver diferentes caminos que nosotros no hemos concebido y que sí existieron durante miles de años.

*Este artículo es producto de una alianza periodística entre Infoamazonia y El Espectador, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

Por InfoAmazonia

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131455(34719)17 de agosto de 2021 - 02:00 p. m.
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