Hogares dignos para familias que cuidan reservas naturales

Juan Atehortúa trabaja como cuidabosques de una reserva natural en la que habita. Pero su hogar no era más que latas y madera. Voluntarios de Bancolombia y BanCO2 contribuyeron a mejorar su hogar.

El Espectador
18 de octubre de 2016 - 02:01 a. m.
Voluntarios construyen la casa de Juan Atehortúa
Voluntarios construyen la casa de Juan Atehortúa

Para muchas familias en Colombia despertarse en su casa significa abrir los ojos antes de que el sol nazca cada día y disfrutar de su salida, mientras trabajan la tierra. Para muchos, despertarse en su casa significa abrir los ojos rodeados de un espeso bosque que llena el patio de su casa. Sin embargo, en la pobreza que caracteriza a la mayoría de los campesinos, varios se ven obligados a talarlos o a permitir la minería ilegal en sus tierras para tener un sustento que les permita vivir con algo de dignidad. Aunque en muchas ocasiones no les alcanza, pues sus casas son paupérrimas y ni hablar de las posibilidades de educación para sus hijos. Puede leer: 'Es posible compensar la huella de carbono al apoyar familias cuidabosques'
 
El esquema BanCO2 nació hace tres años, con Bancolombia como aliado estratégico, para ofrecerles a estas familias un pago como compensación a su trabajo de cuidado de las reservas, páramos o, incluso, océanos que tienen en su territorio y así contribuir, tanto a la conservación de ambientes naturales, como a el sustento de los campesinos. Esta suma está mínimo en 200 mil pesos mensuales, pero puede variar dependiendo del costo de oportunidad de la región y que ellos  pueden invertir en vivienda, alimentación o servicios básicos. El dinero también proviene de donantes que quieren retribuir por la huella de carbono que deja su paso por el planeta.
 
Sin embargo, hay familias como la de Juan Atehortúa de San Luis, en Antioquia, cuya vivienda no les permite tener condiciones mínimas dignas. Diez años después de salir huyendo por la violencia, regresó, se casó con Flor María Soto y tuvo tres hijas, con quienes se pudo acomodar en un terreno que un amigo y vecino suyo les cedió. Allí armó su rancho con paredes de madera, techo de lata y piso en tierra. 
 
Así fue como BanCO2, Bancolombia y la Fundación Catalina Muñoz se unieron para construir una vivienda para la familia Atehortúa. “En el Grupo Bancolombia tenemos el propósito de contribuir a mejorar la vida de las personas y particularmente esta causa del señor Juan con su esposa y sus tres niñas fue postulada por nosotros”, explica Beatriz Ocampo, gerente de Sostenibilidad de Bancolombia. “Convocamos voluntarios de la compañía. Ellos participaron en la construcción de la casa y la huerta. Además hicieron una recolecta para dotarle la casa y que ellos pudieran tener una mejor vida”. 
 
Frente a las casas que se construyen, Gobard Giraldo, director de la Fundación Catalina Muñoz explica que “son módulos prefabricados de 25 metros cuadrados que les brinda a la familia, hablando en términos de indicadores de pobreza, un piso, unos muros, ventilación, iluminación y una adecuada cubierta”.
 
Fueron 25 voluntarios del Grupo Bancolombia, unidos con 17 de BanCO2 y comunidad de la vereda El Cruce, en el municipio de San Luis, en Antioquia, quienes contribuyeron a la construcción de la vivienda para la familia Atehortúa, que ahora pueden disfrutar desde una vivienda con paredes, piso, techo y electrodomésticos, el gran bosque que tienen en el privilegiado patio de su casa. 
 

Por El Espectador

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