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'La inacción nos acerca al colapso de la civilización'

Germán Poveda, uno de los 259 científicos que participaron en la elaboración del informe sobre cambio climático, habla de las implicaciones para Colombia.

Mariana Escobar Roldán
30 de septiembre de 2013 - 10:00 p. m.
El antioqueño Germán Poveda es uno de los principales colaboradores del Panel Intergubernamental de Cambio Climático. / Agencia de Noticias Unal
El antioqueño Germán Poveda es uno de los principales colaboradores del Panel Intergubernamental de Cambio Climático. / Agencia de Noticias Unal
Foto: Andres Felipe Castano Jimenez

Entre los 259 científicos que colaboran en el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, sigla en inglés), el mismo que el viernes pasado dio a conocer la primera de cuatro partes de un informe que confirma con un 95% de certeza la responsabilidad del hombre sobre ese problema global, se encuentra un ingeniero civil de la Universidad Nacional.

Desde 1998, Germán Poveda Jaramillo integra el prestigioso grupo. Hace dos décadas, este profesor asociado a la Facultad de Minas de la U. Nacional, sede Medellín, empezó a investigar el fenómeno de El Niño y sus impactos en Colombia, trabajos que le valieron el Premio Nacional al Mérito Científico otorgado por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia. En 2010 fue nombrado autor principal del capítulo sobre América del Sur y América Central para el quinto reporte del IPCC.

El informe dice que lo más probable es que ocurra un calentamiento global cercano a los 1,5 grados Celsius al final del siglo. ¿Qué significaría para Colombia?

Los glaciares de todos los Andes, incluyendo los de Colombia, están desapareciendo ante nuestros ojos. Durante el siglo XX desaparecieron ocho glaciares de Colombia. Este fenómeno, aunado a la alta deforestación, tendrá importantes implicaciones sobre los ecosistemas y sobre el ciclo hidrológico de páramos y bosques de montaña, lo cual pone en alto riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas y la disponibilidad de agua para consumo humano.

¿Qué otros fenómenos podrían experimentar los colombianos?

Los trabajos que hemos hecho revelan aumentos en las temperaturas medias y mínimas. Hay tendencias decrecientes en las series de caudales promedios mensuales para las principales cuencas hidrográficas del país. Además se identifican aumentos en la humedad atmosférica y en la evaporación potencial. Las lluvias no presentan señales claras de cambio climático. Todo esto tendría importantes implicaciones en la agricultura y en la generación de energía hidroeléctrica.

¿Qué impactos tendría el aumento del nivel del mar?

Erosión de las zonas costeras, destrucción de infraestructura y contaminación de las aguas dulces subterráneas a causa de la intrusión de agua salada del mar sobre los acuíferos subterráneos. Por supuesto es necesario adaptarse a esta nuevas amenazas, pero para ello se necesita de la investigación científica.

El informe dice que la Tierra soportaría emisiones de gases de efecto invernadero de entre 800 y 880 gigatoneladas de carbón. ¿Qué soluciones debe plantear un país como Colombia?

A escala global es absolutamente obligatorio reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, metano, etc.) de manera sustancial y sostenida. Además es necesario reducir la deforestación de los bosques, que también contribuye al calentamiento global.

¿Hay algún dato de América Latina o Colombia que le haya llamado la atención en el informe?

Le anticipo que la situación de vulnerabilidad de América es altamente preocupante y tendremos que pasar de la retórica a la acción.

Usted participó en los debates para la formulación de este informe. ¿Cómo lidiaron con tantos detractores?

No existe esa división entre la comunidad científica. Un pronunciamiento de 13 academias de ciencias de los países del G-8 (incluyendo Inglaterra, Francia, Rusia y Estados Unidos) y de otros cinco países (Brasil, China, India, México y Sudáfrica) afirma que “es esencial que los líderes del mundo acuerden una reducción en las emisiones necesarias para combatir las consecuencias negativas del cambio climático”. Además, deben dirigir la transición hacia una economía eficiente en energía y de bajo carbón, y apoyar el desarrollo de investigación e innovación de tecnologías de mitigación y adaptación.

¿Cómo convencer a los negacionistas?

Sobre el negacionismo del cambio climático debo decir que el escepticismo científico es necesario. El principio fundamental de la ciencia es su capacidad para cuestionar el conocimiento prevalente. El debate es indispensable para la existencia de una ciencia dinámica y vigorosa. Pero los escépticos sobre el cambio climático, en lugar de considerar las evidencias en la búsqueda de la verdad, se rehúsan a aceptar el colosal volumen de pruebas sobre el calentamiento global. Eso no es escepticismo sino negacionismo. Es necesario pasar de los debates estériles a las acciones. La inacción y la retórica sobre el cambio climático nos acercan cada vez más al umbral cognitivo que causó el colapso de los imperios maya y romano, y de muchas otras grandes civilizaciones en el pasado.

mescobar@elespectador.com

@marianaesrol

 

Por Mariana Escobar Roldán

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