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Las nuevas teorías sobre los plásticos que “desaparecen” en el océano

Durante años los expertos han pensado que existe un lugar, aún no identificado, a donde llegan los desechos plásticos que los ríos descargan en el océano. En las últimas semanas han surgido nuevas teorías al respecto. Aquí le explicamos.

Natalia Pedraza Bravo
15 de julio de 2021 - 08:58 p. m.
Cada año los humanos arrojan al océano 8 millones de toneladas de plástico.
Cada año los humanos arrojan al océano 8 millones de toneladas de plástico.
Foto: Pixabay

El planeta cuenta con cinco islas que pocos conocen y que, probablemente, nadie escogería para pasar unas vacaciones. Se trata de las “Islas de basura” que se forman en los océanos debido a los residuos flotantes, en su mayoría plásticos -y específicamente microplásticos- que los continentes desechan y que terminan contaminando el mar.

Según la aplicación para rastrear plásticos de la fundación “The Ocean Clean Up”, si usted se encuentra en Bogotá y una botella plástica que tiene en su casa termina, por alguna razón, en la cuenca del río Bogotá este elemento recorrerá, en promedio, 103.279 km hasta llegar a la “Isla de basura del Atlántico Norte”.

Esta mancha de desechos que, según la revista National Geographic, puede llegar a contener 200,000 pedazos de basura por kilómetro cuadrado y medir unos 4 millones de kilómetros cuadrados de extensión -el equivalente a dos veces el tamaño de Bogotá- flota en el Atlántico producto de las corrientes que llevan los residuos hasta allí.

A pesar de que estas cifras son alarmantes, los datos que existieron durante décadas sugerían que los residuos que se encuentran flotando en el océano en lugares como las “Islas de Basura”, como consecuencia de la mala gestión de desechos terrestres, no coinciden con los desechos que arrastran los ríos, que son la principal fuente de descarga de plástico en el océano. Entonces ¿a dónde van a parar estos residuos?

La teoría del sumidero

Para justificar esa diferencia en el conteo de residuos, los expertos creen que existe una especie de “gran sumidero de plásticos”, aún no identificado, en el que los residuos se quedan. Durante años han intentado resolver el misterio de la ubicación, cantidad y rastreo de los desechos faltantes.

Por ejemplo, para 2019, un artículo publicado en la revista Royal Society Open Science sugirió que el sumidero se encuentra en el mar profundo. Los investigadores llegaron a esa conclusión luego de encontrar microplásticos en criaturas submarinas de seis de los lugares más profundos del mundo.

Aunque esta es solo una de las muchas posibilidades que, aún se están estudiando, en las últimas semanas dos artículos científicos publicados en las revistas Science y Nature, proponen nuevas teorías que explicarían este desfaz en las cifras.

Un mal cálculo

El artículo de la Revista Science, escrito por la Dra. Lisa Weiss y sus colegas del Centro de Educación e Investigación en Ambientes Mediterráneos (CEFREM) sugiere que el supuesto sumidero correspondería a un conteo de microplásticos superior al real.

Para resolver el enigma Weiss y sus compañeros reformularon cómo se calculan los flujos de masa de los ríos a partir de las observaciones del número de partículas.

“Los datos in situ que tenemos ahora para medir microplásticos en los ríos, en comparación con los primeros estudios de modelos empíricos, nos permitieron ensamblar una base de datos robusta que luego pudimos analizar para obtener una estimación más confiable de la cantidad de microplásticos que se descargan de los ríos al mar”, aseguró Weiss al medio Phys.org.

Este proceso que llevaron a cabo los expertos reveló varios errores metodológicos significativos en estimaciones de flujo de masa fluvial realizadas en años anteriores y que suponen entre 20 y 30 veces más residuos de los que realmente arrastran los ríos al océano.

“La necesidad de un sumidero donde los microplásticos terminarían de forma masiva desaparece si consideramos que un factor clave en la ecuación, es decir, las contribuciones del río, se sobreestima debido a errores acumulativos en la metodología y el enfoque comúnmente aplicado por la mayoría de los equipos de investigación”, señala el profesor Miquel Canals, responsable del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona.

Además, el estudio explica que la contaminación marina por microplásticos no proviene solo de los países con una pobre o nula gestión de residuos -como los investigadores, admiten, suponían- también los países con sistemas de gestión de residuos bien asentados generan estos desechos.

La publicación sugiere a la comunidad científica internacional a unificar criterios en los estudios que analizan el impacto de la contaminación por plásticos y, en particular, microplásticos.

El sumidero está en las costas

Por otra parte, un estudio publicado el pasado 2 de julio en la revista Nature, sugiere que la basura -especialmente plásticos grandes- queda atrapada en áreas cercanas a la costa, de modo que la mayoría de los desechos que se liberan al océano abierto serían microplásticos.

Los expertos explican que el misterioso sumidero de plásticos estaría en siete entornos acuáticos en donde los desechos más comunes serían envases de alimentos y bebidas para llevar, seguido de los objetos utilizados en las actividades pesqueras.

Además, el estudio identificó cómo este “sumidero” varía su contenido de desechos de acuerdo a la región del planeta en la que se encuentre.

Los investigadores aseguran que tras esta investigación buscan brindar una primera descripción general del origen, el transporte y el destino final de la basura en el océano global y explicar, al fin, la ubicación del “plástico desaparecido” en el océano.

Aunque ambos equipos de científicos sugieren un origen distinto del buscado “sumidero”, todos coinciden en un punto: la urgencia por preservar los océanos.

“El consumo masivo y el descarte acelerado de productos hechos por el hombre plantean un grave problema de eliminación a escala mundial” explican los expertos del artículo de Nature y, como si estuvieran respondiéndose, los investigadores de la publicación de Science aseguran que este tema es tan urgente, ya que aún “si el vertido de microplásticos de los ríos a todos los océanos se detuviera de golpe, la cantidad de partículas flotantes y sus efectos perjudiciales para los ecosistemas marinos persistirían durante muchos años”.

 

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