Rubén Darío Moreno: su legado para la gobernanza forestal en Colombia

Moreno Orjuela era ingeniero forestal y trabajó durante muchos años en la Corporación Autónoma Regional de Risaralda. Era el actual coordinador del Programa de Gobernanza Forestal y líder en la elaboración de proyectos de cooperación internacional. Homenaje.

Unión Europea
13 de mayo de 2021 - 02:00 p. m.
Rubén Dario Moreno, líder ambiental.
Rubén Dario Moreno, líder ambiental.
Foto: Cortesía

“Lloran, lloran los guaduales porque también tienen alma”

“Siempre habrá más esperanza, pero cada vez hay menos bosques y menos tiempo para actuar, eso es algo que nos motiva y nos llena de afán, nosotros no podemos esperar”; “lo primero que creo que deberíamos promover, desde el Gobierno Nacional hasta lo regional y lo local, es una visión general y compartida de la gestión de los bosques”; “debemos definir una arquitectura institucional para el manejo forestal sostenible”; “hay que mirar con una visión sistémica el proceso de administración forestal”; “debemos ajustar la administración de los bosques para que vivir de ellos de manera legal sea menos costoso que mantenerse en la ilegalidad”. Son algunas de las frases que sintetizan la fuerza del legado que construyó Rubén Darío Moreno a lo largo de más de tres décadas de ejercicio profesional como ingeniero forestal.

Rubén Darío nunca dejó de aprender y de compartir su conocimiento, de abrir nuevos caminos y de generar propuestas para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que ofrece el sector forestal en Colombia. Su visión integral sobre los bosques no solo se reflejó en múltiples escritos y conferencias, sino también en innumerables iniciativas en terreno. Fungió como líder y gerente, pero también como trabajador de a pie, ya que su sencillez y su convicción de la necesidad de “hacer que las cosas sucedan” siempre fueron su sello como profesional y como persona. Notables y perdurables son las contribuciones que le deja al país en la gestación del Pacto por la madera legal, en el impulso al desarrollo de herramientas para el control y la vigilancia forestal, el fortalecimiento de la gobernanza forestal, la trazabilidad de la madera, el desarrollo de tecnologías para la identificación de maderas, así como el esquema de reconocimiento a la legalidad forestal.

Desde la Corporación Autónoma Regional de Risaralda puso en la agenda nacional la gobernanza forestal y lideró, con visión y claridad de propósitos, procesos nacionales y territoriales para el fortalecimiento de la institucionalidad forestal y la mejora de la administración de los recursos forestales. Muchas de estas iniciativas trascendieron fronteras y, de hecho, fueron apoyadas por más de una década por la Unión Europea, para la que se convirtió en guía y socio estratégico en Colombia.

Su calidad humana, su capacidad de generar consensos y unir voluntades, junto a su inquebrantable convicción de que los bosques del país pueden y deben ser manejados sosteniblemente, son un referente para quienes trabajamos en el sector forestal. Fanático del buen fútbol y acérrimo hincha del Deportes Tolima, muchas de sus estrategias y tácticas de trabajo fueron tomadas o adaptadas de este deporte, a las cuales además les imprimió su rúbrica de tesón, fervor y pasión por su labor y por lograr siempre resultados concretos.

Tenía una especial ‘debilidad’ por la guadua, a la cual perteneció su corazón. Con gran capacidad pedagógica les enseñó a valorarla a cultivadores, artesanos, maestros de obra, arquitectos, ingenieros y consumidores, a quienes llevó a redescubrir el “acero vegetal”, a protegerlo, pero también a aprovecharlo sosteniblemente y a posicionarlo en el comercio global.

Para varios de los colegas europeos con quienes trabajó, Rubén Darío representaba otra visión de Colombia, que se conoce poco fuera del país. Una visión de un país que quiere su patrimonio natural y en donde se respeta la ley, para el bien de todos. Una visión que logró contagiar a muchos, como amigo de luchas comunes y amigo de risas, ya que su fino humor siempre llenaba de positivismo cualquier situación, por difícil que fuera.

Se fue demasiado pronto. Pero su legado habrá de guiar y de inspirar a quienes luchan y trabajan por la conservación y el uso sostenible de los bosques y por el bienestar de la gente que depende de y vive en ellos. Su herencia y ejemplo habrán de permitir que algún día los bosques de este país, por los que tanto luchó, sean una base consistente de progreso y paz para todos los colombianos, sin dejar a nadie atrás. La buena gobernanza forestal es el camino. Eso fue lo que nos enseñó.

Por Unión Europea

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