Un pedalazo por la ciudad sostenible

Los kilómetros de ciclorrutas construidos, el número de usuarios del sistema de bicicletas públicas y el uso de la bici privada han aumentado en el área metropolitana del Valle de Aburrá. Se proyecta un total de 400 kilómetros de bicinfraestructura.

Juliana Gil Gutiérrez - @juliigil
02 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.
Dos ejemplos de cicloinfraestructura  en Medellín son la calle 44, en el barrio San Juan, y la carrera 50, en Palacé. / Luis Benavides - El Espectador
Dos ejemplos de cicloinfraestructura en Medellín son la calle 44, en el barrio San Juan, y la carrera 50, en Palacé. / Luis Benavides - El Espectador

Cuando una persona se moviliza en bicicleta, emite dieciséis gramos de dióxido de carbono por minuto, mientras que en carro se emiten entre doscientos veinte y doscientos cincuenta gramos, dependiendo del vehículo. Esas partículas contaminantes quedan en el ambiente de la ciudad y, para el caso de Medellín y el Valle de Aburrá, se trata de cantidades de dióxido de carbono que permanecen atrapadas en las montañas que hacen las veces de muralla de los municipios del Área Metropolitana.

Estos, y principalmente Medellín, tienen una historia de alertas ambientales por la calidad del aire. Para 2011 se encontró que el 80 % de las partículas contaminantes provenían de fuentes móviles. Desde entonces, repetidas alertas ambientales han llevado a promover días sin carro decretados por las alcaldías para disminuir los niveles de contaminación y a incentivar otros modos de transporte como la bicicleta.

A pesar de la geografía que caracteriza a la ciudad –un sector plano limitado, pendientes y un territorio donde hay más espacio para los carros–, el número de viajes en cicla ha aumentado. Su auge va en paralelo con la implementación del sistema de bicicletas públicas Encicla, que comenzó en 2011 con 105 bicicletas. Ahora tienen mil ciclas y más de 56.300 usuarios activados en el sistema. Alcanzaron mil trescientas y mil quinientas, pero varias fueron retiradas por su deterioro.

Encicla comenzó como un trabajo de grado de unos estudiantes de la Universidad Eafit, que salió de las aulas para implementarse en la ciudad. El sistema ha aumentado el número de usuarios inscritos, los viajes diarios y la cobertura, aunque aún quedan muchos kilómetros de ciclorrutas por construir. Para Lina López, una de sus creadoras y actual coordinadora del componente de movilidad activa de la Subdirección de Movilidad del Área Metropolitana, una de las luchas más importantes está en la implementación de cicloinfraestructura en los corredores donde hace falta toda una transformación del entorno, porque el espacio ha sido utilizado principalmente para el carro. Dos ejemplos de esto son las ciclorrutas de la calle 44, San Juan, y la carrera 50, Palacé.

Según la Encuesta de Percepción Ciudadana Medellín Cómo Vamos, el modo de transporte con mayor satisfacción es la bicicleta. Pero, ¿a qué se debe su apogeo?

Moverse en cicla: conveniencia y voluntad

Carlos Cadena Gaitán estudió las políticas de movilidad en su doctorado en la Universidad de Maastricht, es activista por el uso de la bicicleta y profesor de Desarrollo Sostenible de la Universidad Eafit. Explica que la elección de una persona de moverse en un modo de transporte depende de la conveniencia que vea en esta en el costo, el tiempo que se ahorra en un modo u otro, la percepción de seguridad, la cicloinfraestructura y la educación en torno a la cicla. “Medellín no es pedaleable, no hay buena infraestructura para el ciclista o el peatón, porque en esa ciudad se ha invertido masivamente en infraestructura para la bici y el carro”, explica Cadena.

Paralelo a Encicla en el Valle de Aburrá aparecieron movimientos ciudadanos probici. Síclas, el más antiguo, lleva siete años haciendo recorridos nocturnos cada semana por la ciudad, llevando a los ciclistas a todos los barrios y comunas, sin importar que haya bicinfraestructura o pendientes. El objetivo es demostrar que sí es posible moverse en cicla. Para Síclas, “se trata de ocupar el espacio, conocer y reconocer el territorio en bicicleta”.

Jorge Iván Ballesteros Toro llegó a la cicla hace diecisiete años, se mueve en ella por la ciudad y es magíster en Estudios Urbano Regionales de la Universidad Nacional. Afirma que “el sector privado debe generar mayores incentivos para las personas que llegan en bicicleta a trabajar” y que parte de su auge se debe a que el sector público está invirtiendo en más infraestructura que hace que la gente se sienta más segura.

Ha habido intentos en la ciudad por promover la movilidad sostenible. En el año 2000 se proyectó construir cien kilómetros de ciclorrutas, cifra que aún no se ha alcanzado. Pero, en el Plan de Desarrollo Territorial de 2014 se plantea que para el 2030 debe haber cuatrocientos kilómetros de ciclorrutas construidas. Algunos tramos ya están listos o en marcha; otros, en el papel.

El Plan Maestro Metropolitano de la Bicicleta tiene como objetivo lograr que para el 2030 el 10 % de los viajes se hagan por este medio. En la Encuesta Origen Destino de 2012 se encontró que solo el 0,8 % de estos se hacían en bicicleta. Actualmente se realiza un nuevo estudio.

Por Juliana Gil Gutiérrez - @juliigil

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