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Texto de las declaraciones del presidente Santos a las Cortes

El presidente, Juan Manuel Santos Calderón, presentó el Proyecto de Reforma a la Justicia durante su visita este miércoles a la Corte Suprema de Justicia.

El Espectador
25 de agosto de 2010 - 06:51 p. m.

“Este es un propósito de política nacional que el país ha venido aplazando ya por mucho tiempo. Nos corresponde ahora sumar esfuerzos y trazar los derroteros a partir de los cuales podamos fortalecer la acción de la Rama Jurisdiccional y asegurarles a todos los colombianos la realidad de una Justicia pronta, cumplida y al alcance de todos”.

El siguiente es el texto completo de la intervención del Jefe de Estado ante la alta corporación:
 
“Señores Magistrados:

El país ha recibido con complacencia la interlocución que el nuevo Gobierno ha logrado poner en marcha con las Cortes. De esta manera interpretamos un anhelo ciudadano, cumplimos con el mandato constitucional de coordinar la acción del Estado entre las distintas ramas del poder público y honramos nuestras íntimas convicciones democráticas de respeto y acatamiento a la Justicia.

La Reforma a la Justicia

Hoy correspondo su amable visita al Palacio Presidencial, justo el primer día hábil de mi mandato, para cumplir con el compromiso que adquirí de presentar ante ustedes las ideas centrales que el Gobierno considera deben inspirar la Reforma a la Justicia. Este es un propósito de política nacional que el país ha venido aplazando ya por mucho tiempo. Nos corresponde ahora sumar esfuerzos y trazar los derroteros a partir de los cuales podamos fortalecer la acción de la Rama Jurisdiccional y asegurarles a todos los colombianos la realidad de una Justicia pronta, cumplida y al alcance de todos.

La Administración de la Rama

Esta iniciativa gubernamental se construye sobre un postulado esencial: el respeto a un Poder Judicial autónomo e independiente, ajeno a los intereses e interferencias de la política, que pueda ser objeto de una pronta reingeniería institucional para alcanzar logros concretos en la lucha contra la impunidad y la congestión judicial.

Así, sin que sufra menoscabo el concepto del autogobierno judicial, proponemos que la administración de la Justicia se confíe en adelante al Consejo Superior Judicial, dirigido por una Sala de Gobierno compuesta por los presidentes de las tres Cortes y tres delegados de las mismas, así como de un representante de los jueces y magistrados, de carácter permanente y dedicación exclusiva, a semejanza de la positiva experiencia de la Junta Directiva del Banco de la República, que junto con el Gerente de la Rama se encarguen de poner en marcha la transformación de la Justicia.

Tendrán ellos los instrumentos constitucionales y legales para lograr este objetivo. Y como complemento, cuentan con la garantía del Jefe del Estado de hacer el mayor esfuerzo posible, dentro del estrecho margen fiscal, para proveer los recursos financieros que demanden los proyectos de mayor impacto y rentabilidad social. En tal sentido, he instruido al Ministro del Interior y de Justicia, al Ministro de Hacienda y al Director de Planeación Nacional.

El ejercicio de las funciones jurisdiccionales

En la solución de los problemas de la Justicia tenemos que ser creativos. Por ello, para ampliar la oferta de Justicia, consideramos conveniente que la Constitución autorice el ejercicio de funciones jurisdiccionales a funcionarios judiciales distintos de los jueces, a los notarios y a los Centros de Conciliación, para los casos y en los términos que determine la ley. Proponemos también que esta facultad y de manera pro témpore hasta que se supere el rezago judicial, incluya a los abogados en ejercicio, para que bajo las directrices del Consejo Superior Judicial y con su concurso profesional, resulte posible poner en marcha un plan de choque frente al atraso judicial.

Seguridad Jurídica

La economía institucional ha demostrado que el sistema jurídico y el desarrollo de un pueblo van de la mano. Las inversiones que generan riqueza colectiva y empleo, reclaman una mayor seguridad jurídica. Por ello, recomendamos con entusiasmo que la Reforma vea en la jurisprudencia de las Cortes un factor de confianza ciudadana, adoptando los precedentes judiciales emitidos por las Altas Cortes como fuente obligatoria de derecho tanto frente a la jurisdicción como a las autoridades administrativas. De idéntica manera, planteamos el control de constitucionalidad previo para los proyectos de ley de naturaleza penal, tributaria y económica, entre otros aspectos, y sugerimos que a la Corte Constitucional se le asigne la potestad de suspender de manera temporal normas demandadas cuando de ello dependa la preservación del orden constitucional. Finalmente, formulamos la idea de que con el fin de racionalizar la muy importante actividad interpretativa de la Corte Constitucional, se asigne a dicha corporación la potestad de enviar al Congreso de la República las normas acusadas cuando se adviertan en ellas vicios de fondo que puedan ser subsanados por el Legislador, garantizando así la función política del Congreso en el diseño y alcance de las normas legales.

Reforma a la Tutela

En el buen propósito de afianzar la confianza ciudadana en su sistema de Justicia, no faltan las voces que recomiendan la supresión de la tutela contra sentencias. En nuestro concepto, este paso sería regresivo. La tutela ha sido en todos estos años la expresión más tangible y cercana que de la Justicia han tenido los colombianos. Para evitar el denominado “choque de trenes”, proponemos unas disposiciones que, al mismo tiempo que preservan el papel que debe cumplir la Corte Constitucional en su misión de unificar la interpretación en materia de derechos fundamentales, impiden hacia el futuro que se abuse del amparo constitucional, creando un sistema de competencias que respete las jerarquías orgánicas; que para las decisiones de las Cortes disponga una sola instancia ante su Sala Plena; que introduzca la caducidad de la acción constitucional para impedir su ejercicio pasado un tiempo de expedidas las providencias judiciales y que exija que su tramitación se lleve a cabo mediante abogado para impedir las acciones de tutela temerarias. Se trata, en fin, de una iniciativa que no restringe la tutela sino que la regula en desarrollo de un sano espíritu racionalista que estoy seguro compartirán todas las Cortes.

Los Derechos de la Víctimas

Las víctimas ocupan un lugar central en esta Reforma como parte de una política general tendiente al resarcimiento de quienes más han sufrido por cuenta de la violencia y la impunidad. Este Proyecto propone que las víctimas tengan los mismos derechos procesales que la Fiscalía y la defensa. Se trata de una lectura garantista y contemporánea que reconoce en las víctimas un nuevo actor del proceso judicial.

Profesionalización Judicial

En el centro de la Justicia se encuentra el servidor judicial. Para él, para lograr su efectiva profesionalización, se constitucionaliza la carrera judicial, haciendo posible que su carrera concluya en las propias Cortes, sin perjuicio de lograr un sano equilibrio de magistrados provenientes de la academia y el ejercicio profesional que contribuyan a renovar el pensamiento jurídico.

Señores Magistrados:

No queremos jueces de ocasión, sino hombres y mujeres cuya opción de vida sea el servicio a la Justicia, que en el caso de los magistrados de las Cortes puedan trabajar por períodos de doce años, ampliando la edad de retiro a los setenta años. Tampoco queremos ver en el futuro ex-magistrados que invocan sus fallos en el proselitismo activo o a los magistrados en ejercicio comprometidos en causas de postulaciones electorales que exponen el Poder Judicial a los intereses de la política partidista.

La Mesa de Justicia

Sobre estas y otras tantas ideas debemos abrir de inmediato un diálogo constructivo. Guardo la esperanza que en breve término el país verá de qué manera alcanzamos los consensos necesarios para hacer posible, al fin, la Reforma Judicial, o haremos explícitos los disensos existentes, sobre los que deberá pronunciarse el Congreso de la República en nombre de todos los colombianos.

Venimos con firmes convicciones a instalar la Mesa de la Justicia para iniciar este intercambio de opiniones. La legislatura también tiene sus términos y es por esto que dicho intercambio de opiniones debe tener un límite de tiempo a fin de que en esta legislatura podamos darle trámite a la Reforma. He instruido al Ministro del Interior y de Justicia para que concerte con ustedes la forma más apropiada para adelantar este trabajo. Todas sus horas están empeñadas en el compromiso de debatir las propuestas y recoger las críticas y los aportes que el Poder Judicial considere útiles antes de radicar el Proyecto en el Congreso de la República.

La elección del Fiscal General de la Nación

Señores Magistrados:

Es forzoso superar ya el capítulo de la elección del Fiscal y proceder a su designación para la tranquilidad del país y el bienestar de la Fiscalía, pero también pensando en la misma imagen de la Corte Suprema los invito a reflexionar sobre este tema. Con todo respeto por las competencias de la Corte quiero manifestarles mi opinión sobre la elección del Fiscal. Nuestro primer aporte para alcanzar un pronto acuerdo fue retirar del Congreso el Acto Legislativo sobre postulación y designación del Fiscal General de la Nación, cuyo trámite podía contribuir a trastornar este proceso. No creo que la Constitución me impida el diálogo directo con ustedes para superar pronto este impasse. De mi parte pueden contar con toda mi colaboración a fin de encontrar fórmulas que le den tranquilidad a la Corte en el cumplimiento de esta tarea. Para este buen propósito, no debemos cerrar por anticipado ninguna puerta que garantice una pronta solución.

Conclusión

Me imagino una Justicia oportuna y eficiente, a la que puedan acceder fácilmente todos los colombianos y que consolide un marco institucional adecuado a la inversión productiva, para hacer posible la prosperidad democrática. Muchas veces en la campaña, expresamos que una democracia real debe velar celosamente por el equilibrio de sus poderes, como un arado jalonado por tres bueyes, todos vigorosos y en igualdad de condiciones. Hoy concretamos nuestro espíritu democrático en este proyecto.

El pasado 7 de agosto afirmé con convicción que le llegó la hora a Colombia. Con ustedes, digo ahora: le llegó la hora a la Justicia. Muchas gracias”.

Por El Espectador

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