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Del milagro económico de Japón a la crisis

El conservador Partido Liberal Demócrata ha gobernado la segunda economía mundial durante 54 años.

Agencia EFE
30 de agosto de 2009 - 09:53 a. m.

El PLD, el gran derrotado en las elecciones, resume la historia del Japón moderno en el último medio siglo, desde el milagro económico que propició la recuperación del país tras la II Guerra Mundial hasta la reciente crisis.

El conservador Partido Liberal Demócrata (PLD) ha gobernado la segunda economía mundial durante 54 años prácticamente sin interrupción hasta que su candidato y primer ministro, Taro Aso, fue barrido por la oposición.

Es el fin de una era dominada por una fuerza confundida durante décadas con el Estado y criticada por sus clientelismos, política de subsidios, amiguismo, corruptelas y afilar de cuchillos, pero a la que no se puede negar un éxito sin parangón para un país industrializado.

El PLD (Jiminto en japonés) ganó sus primeros comicios en 1955, el año de su fundación, dio estabilidad política y económica a un Japón destruido por su humillante derrota en la guerra, consiguió que Japón se convirtiese en la segunda potencia mundial y hasta hoy no había perdido unas elecciones generales.

Sí se vio obligado a dejar temporalmente el poder a comienzos de los 90 cuando ganó los comicios en minoría. Entre 1993 y 1996 el jefe del Ejecutivo no perteneció al PLD, aunque sólo durante el primer año ese partido no estuvo en la coalición gubernamental.

El PLD llegó al Gobierno bajo el liderazgo de Ichiro Hatoyama, abuelo de Yukio Hatoyama, el líder del Partido Democrático (PD) que hoy borró del mapa político a Aso, cuyo abuelo, Shigeru Yoshida, fue otro de los pesos pesados de la política japonesa del siglo XX.

Los antecesores de Aso y Hatoyama, ambos ex primeros ministros conservadores, ya fueron fieros rivales en su época, los años que rodearon al nacimiento del PLD.

Yoshida, defensor de una política proestadounidense, tuvo dos mandatos más longevos (1946-47; 1949-55) y a él se le achacan los cimientos de la milagrosa recuperación económica e industrial de un país destruido para acabar siendo segunda potencia mundial.

Pero finalmente vio cómo, tras su primer mandato, fue batido por Hatoyama, quien después de un corto período en el Gobierno desde diciembre de 1954 a marzo de 1955, se convirtió en noviembre de 1955 en el primer jefe del Gobierno del Jiminto, hasta diciembre de 1956.

En total, hasta Aso ha habido 22 primeros ministros del PLD, de los cuales dos destacaron por su carisma y duración en el Gobierno: Yasuhiro Nakasone (1982-1987) y Junichiro Koizumi (2001-2006), el último jefe de Gobierno carismático de Japón.

Entre medias hubo también mandatarios con una fuerte influencia entre sus filas internas pese a que sus tiempos en el poder fueron más efímeros, como Ryutaro Hashimoto (1996-1998), ya fallecido, y Yoshiro Mori (2000-2001).

Ambos sucumbieron frente a la crisis económica, que se alargó una década, y frente a Koizumi, al que entregaron la batuta primero en la Presidencia del PLD (Hashimoto) y después en el Gobierno (Mori).

Junichiro Koizumi ganó en 2001 y durante sus dos mandatos consiguió sacar al país de la recesión, consiguió las mayores cotas de apoyo a un primer ministro nipón (a veces del 90 por ciento) y se granjeó amigos y enemigos por igual en el exterior.

El mediático político de melena gris fue el último que ganó unas elecciones generales por goleada para el PLD, en 2005, para sacar adelante la reforma del servicio de Correos, en un enfrentamiento directo con el poderoso aparato del partido.

Pero en esa victoria están en gran parte las raíces de la derrota de hoy: muchos alegan que las políticas reformistas de Koizumi crearon desigualdad en un país acostumbrado a un tejido social y económico más uniforme y que especialmente el campo, feudo tradicional del PLD, se resintió de la crisis y pasó factura.

Además, en 2006 abandonó "motu proprio" el Gobierno y designó heredero a Shinzo Abe, cuyo mandato apenas duró un año, lo mismo que sus sucesores Yasuo Fukuda y Taro Aso, incapaces de imponer su liderazgo en un partido de dinosaurios enfrentados entre sí.

En esos tres años el aparato del PLD ha impedido cualquier reforma, nueve ministros han dimitido por diversos escándalos y las denuncias de corrupción han sido frecuentes, sin que ninguno de sus sucesivos líderes haya podido poner orden en la jauría del partido.

Actualmente con 1,05 millones de militantes, el ideario del PLD defiende los principios de crear "una sociedad democrática y culta" dentro de un Estado del bienestar y con políticas económicas dirigidas a "fomentar la creatividad individual y la libertad empresarial".

Por Agencia EFE

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