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En Colombia, donde manejar por carretera o en medio del tráfico urbano es parte de la rutina diaria de millones de personas, hay un detalle que suele pasar desapercibido hasta que genera un problema: el estado de las llantas. Muchos conductores se enfocan en el aceite, los frenos o el estado de la carrocería, pero dejan de lado estos componentes que, en realidad, son el único punto de contacto entre el vehículo y la vía.
Y ahí está el primer error. Las llantas no solo afectan la estabilidad, el frenado o el comportamiento del carro en curva, sino que también influyen directamente en la seguridad de los ocupantes. En un país como el nuestro, donde se puede pasar de un pavimento seco a una lluvia intensa en cuestión de minutos, y donde no todas las vías están en las mejores condiciones, contar con unas llantas adecuadas y bien mantenidas no es un lujo, es una necesidad.
Según el equipo de expertos de Goodyear, la vida útil promedio de una llanta puede oscilar entre 40.000 y 80.000 kilómetros, dependiendo de su uso y del mantenimiento que reciba. Sin embargo, diferentes prácticas cotidianas, muchas veces pasadas por alto, pueden reducir significativamente ese rango y comprometer tanto el desempeño del vehículo como la seguridad.
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Cinco errores que desgastan las llantas
Después de tantos kilómetros recorridos, es normal que las llantas se desgasten. Lo que no es normal es que ese desgaste ocurra antes de tiempo por malos hábitos de conducción o descuidos en el mantenimiento. Aunque muchos conductores creen que las llantas se cambian “cuando ya no dan más”, la verdad es que buena parte de su deterioro se puede evitar.
Los expertos de Goodyear comparten cinco errores frecuentes que afectan directamente la vida útil de las llantas, y que vale la pena corregir:
1. Frenar bruscamente
Frenar de forma agresiva es un error más común de lo que parece. Además de elevar el consumo de combustible, esta práctica desgasta de manera acelerada las bandas de rodamiento. Es especialmente perjudicial cuando se repite constantemente, por ejemplo, al no anticiparse a una curva, al acercarse a un semáforo en rojo o al conducir rápido en zonas residenciales.
Lo recomendable es adoptar una conducción más suave, anticipar los movimientos del tráfico y reducir la velocidad con suficiente anticipación. Una frenada bien planificada no solo cuida las llantas, sino también todo el sistema de frenos.
2. No revisar la presión de inflado
Este es un descuido clásico. Rodar con llantas desinfladas aumenta la fricción con el pavimento, genera sobrecalentamiento y provoca un desgaste más rápido, sobre todo en los bordes. Por el contrario, una presión demasiado alta reduce la superficie de contacto con el suelo, afectando el agarre y la estabilidad.
La solución es revisar la presión al menos una vez al mes y antes de salir a carretera. Adicionalmente, consultar las cifras que recomienda el fabricante, que suelen estar en una etiqueta cerca de la puerta del conductor o en el manual del vehículo.
3. No realizar la rotación periódica
Cada llanta se desgasta de forma distinta dependiendo de su posición, el peso del vehículo y la forma de conducir. Si no se realiza una rotación periódica, unas llantas se deterioran más rápido que otras, lo que a la larga significa un cambio anticipado y más gasto.
Los expertos de Goodyear recomiendan hacer la rotación cada 8.000 a 10.000 kilómetros o según lo que indique el fabricante. Es una tarea sencilla que puede hacerse durante una revisión general o un cambio de aceite.
4. Sobrecargar el vehículo
Viajar con el carro lleno o transportar carga pesada sin considerar los límites establecidos puede parecer inofensivo, pero pone a trabajar de más a las llantas. El exceso de peso aumenta la presión sobre los neumáticos, acelera su desgaste y compromete su rendimiento.
Por eso es importante conocer el límite de carga del vehículo (peso bruto vehicular) y, cuando se transporte equipaje o carga, distribuirlo de manera equilibrada para no forzar un solo eje o lado del vehículo.
5. Ignorar la alineación y el balanceo
Los golpes contra andenes, huecos o baches —bastante comunes en las carreteras colombianas— pueden alterar la alineación del vehículo sin que el conductor lo note de inmediato. Una mala alineación provoca un desgaste disparejo y reduce la vida útil de las llantas.
Si siente que el volante vibra, se inclina hacia un lado o si ha tenido un golpe fuerte, es momento de revisar la alineación y el balanceo. Es mejor invertir en ese ajuste que tener que cambiar una llanta mucho antes de lo previsto.
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