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Comprar un carro nuevo es apenas el primer paso, mantenerlo en buen estado es lo que realmente garantiza que lo acompañe por muchos años. Y dentro de esas tareas que no se pueden pasar por alto está revisar el estado del aceite del motor, un fluido que trabaja silenciosamente para evitar el desgaste de las partes internas y mantener el corazón del vehículo funcionando como debe.
Ahora bien, muchas personas se preguntan cómo hacer esta revisión sin equivocarse. La buena noticia es que no se trata de un procedimiento complicado ni exclusivo del taller. Con un poco de atención y siguiendo las recomendaciones adecuadas, cualquier conductor puede hacerlo por su cuenta.
Precisamente por eso, los especialistas de Kia reunieron seis recomendaciones prácticas para realizar esta tarea de forma segura y sin contratiempos. Aquí comienza el recorrido por esos consejos.
1. Consulte el manual del vehículo
Antes de mover una sola tapa del motor, lo mejor es revisar el manual del carro. Ese pequeño libro, que muchos dejan olvidado a un lado, explica qué tipo de aceite usa el motor, cada cuánto debe verificarse y cómo interpretar correctamente la varilla de medición. Toda esa información es importante para no equivocarse.
En los modelos recientes, lo habitual es que el propio tablero muestre el nivel del lubricante gracias a los sensores electrónicos. En cambio, los vehículos más antiguos dependen de la varilla tradicional. En cualquier caso, seguir las pautas del fabricante siempre será la ruta más segura para hacer una revisión confiable.
Ahí mismo encontrará la viscosidad recomendada, un detalle no menor. Usar un aceite distinto al especificado puede alterar el desempeño del motor y acelerar el desgaste. Antes de agregar cualquier producto, confirme que corresponde a lo indicado para su vehículo.
2. Estacione en una superficie nivelada
Para que la medición sea precisa, estacione el carro en un lugar completamente plano. Si lo deja en una pendiente, por ligera que parezca, el nivel se verá alterado y podría terminar agregando más o menos aceite del necesario.
Un buen hábito es esperar un par de minutos después de apagar el motor antes de revisar el nivel. Ese breve intervalo ayuda a que el aceite se asiente correctamente y mejora la precisión de la lectura.
3. Revise el nivel y el aspecto del aceite
Con el motor apagado, retire la varilla, límpiela con un paño, insértela nuevamente y vuelva a sacarla. El nivel debe ubicarse entre las marcas de mínimo y máximo. Si queda por debajo, es momento de añadir lubricante.
Además del nivel, observe el color. Un aceite sano suele presentar un tono marrón oscuro o negro. Sin embargo, si lo ve espumoso o con una apariencia blanca, podría haber presencia de refrigerante, algo que requiere revisión en un taller. Asimismo, si aparecen partículas metálicas, es mejor no ignorarlo, pueden ser señal de desgaste interno.
Tome una pequeña gota entre los dedos, un lubricante en buen estado se siente suave, si lo percibe arenoso, con grumos o demasiado espeso, es probable que haya acumulado residuos y necesite un cambio.
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4. Agregue aceite de la forma correcta
Si descubre que el nivel está bajo, utilice únicamente el aceite recomendado por el fabricante. Retire el tapón del depósito, ponga un embudo y agregue el lubricante poco a poco. Después de cada pequeña cantidad, verifique nuevamente con la varilla para evitar sobrepasar el límite.
Cuando el nivel quede dentro del rango adecuado, cierre el tapón y asegúrese de que quede bien ajustado. No espere a que el motor quede “seco” para rellenar: mantener el aceite en su rango correcto es una de las mejores formas de protegerlo.
Y ojo, el exceso también causa daños. Un motor con aceite de más puede generar espuma, aumentar la presión interna y perjudicar los sellos. Por eso la clave es agregarlo con calma y midiendo.
5. Lleve un registro de las revisiones
Anotar cada revisión del aceite, ya sea en un cuaderno o en el celular, es una costumbre que facilita mucho el mantenimiento. Incluya la fecha y el kilometraje para saber con exactitud cuándo fue la última inspección o el último cambio. Llevar ese control evita olvidos y ayuda a programar las renovaciones con tiempo.
Un consejo práctico es aprovechar cada visita a la estación de servicio para echarle un ojo al nivel. Revisarlo de manera regular permite detectar fugas o consumos fuera de lo normal antes de que se conviertan en un problema mayor.
6. Respete los intervalos de cambio
El aceite debe reemplazarse según los intervalos que sugiere el fabricante, ya que con el uso pierde propiedades y deja de proteger el motor como debería. Cumplir ese calendario es fundamental para mantener el carro en buen estado.
En los motores diésel, es normal que el lubricante se oscurezca rápidamente debido al hollín. Ese cambio de color no indica fallas, pero sí hace aún más importante respetar los tiempos de renovación.
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