El uso de la motocicleta en Colombia ha crecido de manera sostenida durante las últimas décadas, consolidándose como uno de los sectores más dinámicos de la industria nacional. Mientras que en 1998 circulaban menos de un millón de estos vehículos en el país, para 2025 la cifra supera los 13 millones, representando más del 63 % del total de la flota vehicular.
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De acuerdo con la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, el registro de nuevas motocicletas evidencia esta expansión de forma contundente, pasando de 56.422 unidades en el año 2000 a 815.601 en 2024, un incremento superior al 1.000 % en poco más de dos décadas. Este dinamismo ha impulsado el crecimiento de sectores vinculados al ensamble, la comercialización y los servicios relacionados.
Más de un tercio de las motos adquiridas en el país se destinan a generar ingresos o a actividades laborales, convirtiendo a la moto en una herramienta clave para la productividad, el emprendimiento y la inclusión económica de millones de colombianos.
El impacto de este crecimiento se extiende más allá de la movilidad y alcanza la economía nacional, reflejándose en producción, importaciones, consumo interno, inversión, exportaciones, generación de empleo, remuneración de capital y asalariados, así como en la contribución a los ingresos del Estado.
La moto y su papel en la movilidad de los hogares colombianos
En Colombia, más de una cuarta parte de los hogares cuenta con una motocicleta, lo que refleja la presencia de este vehículo en distintas regiones y contextos socioeconómicos del país. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del DANE, la proporción de hogares con al menos una moto pasó del 8,5 % en 2003 al 30,27 % en 2024, lo que equivale a más de 5,5 millones de familias. El fenómeno es más marcado en las zonas rurales, donde el 33,5 % de los hogares dispone de este vehículo, frente al 25,3 % en las ciudades. Departamentos como Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá destacan entre los de mayor presencia.
Iván García, director de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, señala que la moto se ha consolidado como el segundo medio de transporte más utilizado para ir al trabajo en áreas urbanas, solo después de caminar. En los entornos rurales, la alta demanda responde a la limitada oferta de transporte público y a la congestión vehicular.
Sin embargo, García advierte que la tenencia disminuye a medida que aumenta el estrato socioeconómico, pues cerca del 90% de los hogares con motocicleta pertenecen a estratos bajos o medios-bajos.
La otra cara del crecimiento: la seguridad vial de los motociclistas
El aumento del parque de motocicletas trae consigo desafíos importantes en materia de seguridad. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), cada año fallecen más de 5.000 motociclistas en Colombia, es decir, cerca de 14 personas al día. Este grupo concentra alrededor del 60 % de las muertes por accidentes de tránsito, consolidándose como el más vulnerable en las vías.
En 2024 se reportaron 4.551 fallecidos en siniestros viales y, en lo que va de 2025, la cifra ya alcanza 4.760, de los cuales 2.943 eran motociclistas. En Bogotá, solo este año, se han registrado 345 muertes, con 156 víctimas en moto, mientras que a nivel nacional, durante 2024, de los 8.433 fallecidos en accidentes de tránsito, 5.194 eran usuarios de motocicleta.
Entretanto, las aseguradoras, a través de Fasecolda, han reportado que en lo corrido del año se han desembolsado 1,5 billones de pesos para atender a 421.000 heridos en accidentes de tránsito. El dato más preocupante es que el 90 % de estos casos involucran a una motocicleta.
En 2024 se presentó el mayor incremento en la matriculación de motocicletas de la última década, con un 20 % más frente al año anterior. No obstante, el Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV) reportó que las muertes de motociclistas en accidentes apenas disminuyeron un 2 %.
Desde la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi señalan que, al comparar el crecimiento del parque con las cifras de víctimas fatales, se evidencia una ligera pero constante reducción en la tasa de mortalidad.
A su turno, García considera que la reducción de la siniestralidad exige un trabajo conjunto entre motociclistas, autoridades y la sociedad en general. “En el caso de los conductores, es clave priorizar el uso de elementos de protección, el respeto a las normas de tránsito y la conducción responsable. Por su parte, las autoridades locales deben fortalecer la infraestructura segura, los programas de formación y pedagogía, así como los controles efectivos, siempre con un enfoque preventivo y educativo. Con estas acciones coordinadas podremos avanzar hacia una movilidad más segura, sostenible y responsable para todos”, puntualiza.
La moto como motor industrial y económico
La fabricación de motocicletas en Colombia ha mostrado un dinamismo notable en las últimas décadas, con tasas de crecimiento superiores al total de la industria automotriz y al sector de vehículos de cuatro ruedas. Según el estudio de la Andi “Las Motocicletas en Colombia: aliadas del desarrollo del país”, el comportamiento histórico del sector permite identificar varios periodos destacados.
Entre 1997 y 2001, la producción se redujo un 57 %, pasando de 114.000 a 54.000 unidades. Entre 2002 y 2007, se produjo un fuerte repunte, multiplicándose aproximadamente 5,5 veces y alcanzando 406.000 motocicletas fabricadas.
Recientemente, la pandemia del Covid-19 provocó una fuerte caída en 2020, con 518.666 unidades, seguida de una recuperación paulatina que llevó a 815.601 motocicletas matriculadas en 2024.
En este escenario, las plantas de ensamble instaladas en Colombia cumplen un papel estratégico dentro de la operación de las marcas. Juan Carlos González, presidente de Incolmotos Yamaha, señala que la planta de la compañía en el país es la segunda más grande de América y concentra varias líneas de negocio del grupo, entre ellas el ensamble de motocicletas y la distribución de repuestos y aceites.
De acuerdo con el directivo, la operación está enfocada en atender la demanda local, en respuesta al crecimiento sostenido del mercado, y ha ganado relevancia dentro del grupo gracias a sus resultados económicos y a su desempeño en la evaluación interna Brand Strength Score. En 2024, Incolmotos Yamaha alcanzó un Porcentaje de Integración Nacional (PIN) del 21,45 %, indicador que, según González, refleja el compromiso de la empresa con el desarrollo de proveedores locales y con las metas fijadas por la legislación para fortalecer la producción nacional.
Desde otra perspectiva, Alejandro Londoño, director de marketing del Grupo UMA, destaca que la planta de la compañía en Colombia tiene una capacidad instalada superior a las 200.000 unidades anuales.
Londoño explica que la compañía implementa metodologías de mejora continua como el Mantenimiento Productivo Total (TPM), certificación que fue otorgada por Bajaj Auto y que convirtió a esa planta en la primera de América Latina en obtener este reconocimiento.
“La consolidación de estas operaciones confirma que la producción nacional no solo atiende un mercado en expansión, sino que también fortalece la cadena de valor, impulsa el empleo y posiciona a Colombia como un actor relevante en la industria de motocicletas en la región”, concluye el director de marketing del Grupo UMA.