La historia de un piloto apasionado que terminó como empresario automotriz
Conozca la trayectoria de este personaje que tuvo importante incidencia en el mundo del automovilismo en Colombia.
David Vásquez Herrera
En el fascinante mundo del automovilismo, hay personajes que trascienden las pistas y dejan una marca en la industria. Jorge Franco, nacido en 1960, en Bogotá, es uno de esos personajes apasionados cuya vida ha estado íntimamente ligada a la velocidad, la mecánica y la innovación del mundo de los autos.
Desde temprana edad, Jorge se sumergió en la cultura automotriz gracias a un legado familiar de pasión por los autos y las carreras, Su abuelo, un corredor que desafiaba los límites con sombrero y velo, y un tío que conquistó carreras de la copa Marlboro, sembraron las semillas de la pasión por el automovilismo en Jorge.
El inicio de su carrera como piloto fue marcado por la inauguración del nuevo autódromo de Tocancipá en 1983. Jorge, inquieto por la mecánica de carros, frecuentaba el taller de Jorge Montaño, mecánico experto del equipo Botero Resinting (equipo con participación en el autódromo de la Copa Sprint), para ver cómo preparaban las carreras y le preguntaba cosas al respecto. Un día de carrera Montaño le confesó a Jorge que uno de sus pilotos había faltado a la competencia, le propuso manejar uno de sus carros y fue en ese giro inesperado del destino que Franco se encontró asumiendo al volante un Fiat 147 Turbo en una carrera, sin experiencia alguna. Este debut sorprendente marcó el comienzo de una carrera apasionante.
Inspirado por la pasión y la adrenalina, Jorge se enamoró de la conducción desafiante de autos como el Fiat 147 Turbo, con un motor de 1000 cm³ con casi ningún torque (fuerza para realizar movimientos giratorios). La destreza para manejar este tipo de vehículos, especialmente en las curvas, lo desafió y lo cautivó, consolidando su devoción por el automovilismo.
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Jorge tuvo participaciones en diferentes competiciones, algunas de ellas fueron: el Campeonato Nacional de Automovilismo CNA, el Campeonato de San Diego y TC 2000 de Colombia, Copa Sprint y competiciones de Motovelocidad que competían en la época. Acumulando cerca de las 7 u 8 victorias en carreras de autos. Sin embargo, sus logros más significativos se encontraron sobre dos ruedas, ganando al menos 20 títulos y siendo subcampeón Nacional de Moto Trial en una Honda 185 que él mismo había arreglado.
Entre los momentos destacados de su carrera, sobresale su experiencia en la Copa Sprint. En una carrera en la que competían novatos y expertos, Franco se encontró en una situación difícil en la que, gracias a una cámara de video que su tío le pidió el favor dejar para filmar la carrera, logró revertir una descalificación injusta tras ser acusado de voltear el carro de un oponente apodado “El Sapo” Reyes.
A lo largo de su carrera, Jorge atestiguó la evolución de la tecnología en el automovilismo, desde los Fiat 147 que restauraba y modificaba con motores turbo aspirados con carburadores de moto, hasta los actuales carros con inyecciones y presiones impresionantes.
Después de retirarse como piloto en el año 2007, Jorge canalizó su pasión hacia la restauración de autos antiguos y dedicó sus esfuerzos a la fundación de Propartes, una empresa que se convirtió en la principal exportadora de Liqui Moly compañía especializada en la comercialización de aceites, lubricantes y aditivos. Su visión de mejorar el rendimiento y la tecnología de los autos de carreras en el país se materializó a través de la importación y comercialización de productos para la industria.
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Hoy, Jorge Franco mira hacia atrás con nostalgia a los días de adrenalina en las pistas, pero encuentra satisfacción en disfrutar de las competiciones como espectador sin la presión de conducir. Su consejo para los jóvenes aspirantes a pilotos o emprendedores en la industria automotriz es tener disposición y entusiasmo.
En el fascinante mundo del automovilismo, hay personajes que trascienden las pistas y dejan una marca en la industria. Jorge Franco, nacido en 1960, en Bogotá, es uno de esos personajes apasionados cuya vida ha estado íntimamente ligada a la velocidad, la mecánica y la innovación del mundo de los autos.
Desde temprana edad, Jorge se sumergió en la cultura automotriz gracias a un legado familiar de pasión por los autos y las carreras, Su abuelo, un corredor que desafiaba los límites con sombrero y velo, y un tío que conquistó carreras de la copa Marlboro, sembraron las semillas de la pasión por el automovilismo en Jorge.
El inicio de su carrera como piloto fue marcado por la inauguración del nuevo autódromo de Tocancipá en 1983. Jorge, inquieto por la mecánica de carros, frecuentaba el taller de Jorge Montaño, mecánico experto del equipo Botero Resinting (equipo con participación en el autódromo de la Copa Sprint), para ver cómo preparaban las carreras y le preguntaba cosas al respecto. Un día de carrera Montaño le confesó a Jorge que uno de sus pilotos había faltado a la competencia, le propuso manejar uno de sus carros y fue en ese giro inesperado del destino que Franco se encontró asumiendo al volante un Fiat 147 Turbo en una carrera, sin experiencia alguna. Este debut sorprendente marcó el comienzo de una carrera apasionante.
Inspirado por la pasión y la adrenalina, Jorge se enamoró de la conducción desafiante de autos como el Fiat 147 Turbo, con un motor de 1000 cm³ con casi ningún torque (fuerza para realizar movimientos giratorios). La destreza para manejar este tipo de vehículos, especialmente en las curvas, lo desafió y lo cautivó, consolidando su devoción por el automovilismo.
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Entre los momentos destacados de su carrera, sobresale su experiencia en la Copa Sprint. En una carrera en la que competían novatos y expertos, Franco se encontró en una situación difícil en la que, gracias a una cámara de video que su tío le pidió el favor dejar para filmar la carrera, logró revertir una descalificación injusta tras ser acusado de voltear el carro de un oponente apodado “El Sapo” Reyes.
A lo largo de su carrera, Jorge atestiguó la evolución de la tecnología en el automovilismo, desde los Fiat 147 que restauraba y modificaba con motores turbo aspirados con carburadores de moto, hasta los actuales carros con inyecciones y presiones impresionantes.
Después de retirarse como piloto en el año 2007, Jorge canalizó su pasión hacia la restauración de autos antiguos y dedicó sus esfuerzos a la fundación de Propartes, una empresa que se convirtió en la principal exportadora de Liqui Moly compañía especializada en la comercialización de aceites, lubricantes y aditivos. Su visión de mejorar el rendimiento y la tecnología de los autos de carreras en el país se materializó a través de la importación y comercialización de productos para la industria.
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Hoy, Jorge Franco mira hacia atrás con nostalgia a los días de adrenalina en las pistas, pero encuentra satisfacción en disfrutar de las competiciones como espectador sin la presión de conducir. Su consejo para los jóvenes aspirantes a pilotos o emprendedores en la industria automotriz es tener disposición y entusiasmo.