Las pastillas de freno son uno de los elementos más importantes del sistema de frenado de un vehículo. Su función es generar fricción contra los discos para disminuir la velocidad o detener el automóvil de forma segura. Sin embargo, están expuestas a un desgaste continuo, por lo que requieren mantenimiento y sustitución periódica.
Acá le explicamos cómo saber si las pastillas están desgastadas, cada cuánto conviene revisarlas y por qué es fundamental atender a tiempo su cambio.
¿Cómo funciona el sistema de frenos y por qué se desgastan las pastillas?
El sistema de frenos se activa cuando el conductor pisa el pedal, lo que a su vez pone en marcha una bomba hidráulica. Esta dirige el líquido de frenos hacia las mordazas, donde los pistones presionan las pastillas contra los discos. Esa fricción es la que permite que el vehículo reduzca la velocidad de forma progresiva.
Este proceso genera un desgaste constante, tanto en las pastillas como en los discos. Si no se reemplazan a tiempo, pueden comprometer seriamente la eficacia del sistema y generar daños más costosos, como el rayado profundo del disco que impide su rectificación.
¿Cada cuánto se deben cambiar las pastillas?
No existe un kilometraje exacto, ya que depende del tipo de pastilla, del estilo de conducción y de las condiciones del vehículo. Sin embargo, como orientación general:
- Vida útil estimada: entre 15.000 y 25.000 kilómetros.
- Revisión recomendada: cada 8.000 km, para verificar su estado.
Es importante no depender únicamente del kilometraje. Existen señales prácticas que indican cuándo es hora de cambiarlas.
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Señales claras de que las pastillas están gastadas
- Chirridos al frenar: cuando el material de fricción se reduce al mínimo, las pastillas producen un sonido metálico muy característico.
- Mayor distancia de frenado: si nota que el carro tarda más en detenerse, podría ser una señal de desgaste.
- Vibraciones en el pedal: una sensación irregular al frenar puede estar relacionada con desgaste desigual de las pastillas o problemas en el disco.
- Cambio en la presión del pedal: si el recorrido del pedal se siente más largo o menos firme, conviene revisar el sistema.
- Olor a quemado: puede indicar fricción excesiva y desgaste grave.
- Luz de advertencia en el tablero: en vehículos modernos, un sensor electrónico alerta sobre el desgaste de las pastillas.
Lo que debe saber sobre el desgaste y los materiales
Las pastillas de freno están fabricadas con distintos compuestos, cada uno con un coeficiente de fricción específico. Este se clasifica con dos letras, que indican cómo frena en frío y en caliente:
- FF: común en la mayoría de los autos de calle. Equilibrio entre desgaste y potencia.
- GG: mayor fricción, mejor frenado, pero se desgastan más rápido. Usadas en vehículos de alto rendimiento.
- DD o EE: materiales más duros, mayor duración, pero más agresivos con el disco.
El grosor mínimo seguro de una pastilla suele estar entre 1 y 2 mm. Si baja de ese nivel, debe ser reemplazada de inmediato para evitar daños mayores en el disco.
¿Y qué pasa con los discos de freno?
Aunque las pastillas se desgastan más rápido, los discos también necesitan revisión:
- Tipos comunes:
- Sólidos: superficie lisa, común en los cuatro ejes.
- Ventilados: usados en las ruedas delanteras; disipan mejor el calor.
- Rayados o ranurados: reducen fricción excesiva y ayudan a conservar las pastillas.
- Vida útil estimada: hasta 70.000 km, dependiendo del uso y calidad del material.
- Señales de desgaste: rayaduras profundas, corrosión o disminución de su grosor.
¿Qué incluye un mantenimiento completo de frenos?
Un mantenimiento adecuado del sistema de frenos no se limita al cambio de pastillas. También debe considerar:
- Revisión de discos, líquido de frenos y mordazas.
- Verificación de sensores y testigos electrónicos.
- Ajuste del sistema hidráulico.
- Inspección de los pistones y mangueras.
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