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El consumo excesivo de gasolina no solo impacta de manera directa el bolsillo de los conductores, sino que también puede ser una señal de alerta sobre fallas mecánicas, un mantenimiento deficiente o incluso hábitos de conducción poco eficientes. Esta situación genera preocupación entre quienes buscan garantizar el buen estado de su vehículo y controlar los gastos derivados del uso diario.
Identificar las causas que pueden llevar a un mayor consumo resulta importante para prevenir averías, evitar gastos innecesarios y contribuir a una conducción más sostenible.
El mantenimiento y la sincronización: clave para la eficiencia
De acuerdo con Carlos Badillo, asesor experto de Renault, una de las causas más frecuentes del aumento en el consumo de combustible es la falta de mantenimiento y sincronización en el sistema de alimentación. Este sistema combina la inyección de aire y de combustible, y una mezcla correcta permite que la combustión sea eficiente. Sin embargo, cuando no se realiza el mantenimiento adecuado, la combustión se vuelve menos efectiva, lo que incrementa inevitablemente el gasto de gasolina.
El experto añade que, además del sistema de alimentación, factores como la altitud a la que circula el vehículo también pueden influir, conducir en zonas montañosas suele exigir más del motor en comparación con el manejo a nivel del mar. Asimismo, el uso frecuente del aire acondicionado representa un esfuerzo adicional para el motor que se traduce en mayor consumo.
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Estado de las llantas y peso del vehículo: factores que suman
Badillo advierte que el estado de las llantas es determinante. Llantas mal alineadas o desbalanceadas obligan al motor a trabajar más para mantener el desplazamiento, lo que aumenta el gasto de combustible. “Mantenerlas en buen estado es parte del mantenimiento preventivo que ayuda a controlar el consumo”, añade.
Respecto al peso del vehículo, el experto de Renault explica que un motor con mayor potencia o cilindrada tiende a consumir más gasolina, especialmente cuando está instalado en un vehículo más pesado. “Por ejemplo, un motor de 2.000 cc en un carro que pesa alrededor de una tonelada tendrá un consumo menor que ese mismo motor montado en una camioneta que supere la tonelada y media o incluso las dos toneladas. A mayor peso, mayor esfuerzo del motor y, por tanto, más consumo”, explica Badillo.
No todos los motores consumen igual: diseño y tecnología
Según Badillo, no todos los motores con la misma cilindrada tienen el mismo consumo. Esto se debe a que cada fabricante diseña sus motores de forma distinta: el tamaño y recorrido de las válvulas, el diseño de la culata, el sistema de inyección de combustible y la programación de la computadora que regula el motor hacen que existan diferencias en eficiencia. “Por eso, la tecnología y la forma como está configurado cada motor influyen tanto como la cilindrada misma”, enfatiza.
La antigüedad del vehículo y el desgaste de sus componentes
Con el paso de los años y el aumento del kilometraje, las piezas internas del motor, como los cilindros y pistones, sufren un desgaste gradual. Badillo explica que, aunque este desgaste pueda parecer mínimo, termina aumentando ligeramente la cilindrada efectiva del motor. “Al existir más espacio que llenar, el motor necesita inyectar mayor cantidad de gasolina para mantener su funcionamiento”, sostiene.
Otro componente fundamental es el sensor de oxígeno, que mide los gases de escape y envía información a la computadora del vehículo para regular la mezcla de aire y combustible. Badillo advierte que, si este sensor se encuentra sucio, dañado o defectuoso, puede alterar la mezcla, provocando consumos excesivos o pérdida de potencia.
El asesor de Renault aclara que en los vehículos modernos, gracias a la inyección electrónica, el control del combustible es más preciso. Sin embargo, en los carros antiguos que funcionan con carburador, el consumo suele ser mayor, ya que el control no depende de sensores electrónicos y la precisión es menor. Este escenario aplica especialmente a modelos más antiguos.
Cómo influye el estilo de conducción
Finalmente, Badillo resalta que el mantenimiento debe ir acompañado de buenos hábitos de conducción. Mantener el motor a altas revoluciones, conducir de manera agresiva o presionar el acelerador a fondo incrementa de forma notable el consumo de gasolina. Por el contrario, una conducción más suave, evitando aceleraciones bruscas y manteniendo revoluciones moderadas, favorece un menor consumo.
En vehículos automáticos, Badillo recomienda evitar llevar el pedal a fondo, pues esto obliga a inyectar más combustible. “En los carros con transmisión mecánica, aconseja utilizar marchas adecuadas según la inclinación del terreno, llevando el motor en rangos de bajas revoluciones, como en tercera o cuarta marcha, para que trabaje con mayor eficiencia”, concluye el experto.
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