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Aunque algunos motociclistas ven los resonadores como un simple detalle de estilo, la realidad es que instalar estos dispositivos —que alteran el sistema de escape para amplificar el sonido del motor— puede tener consecuencias más serias de lo que se cree. La Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi ha insistido en que el uso de resonadores no solo afecta la tranquilidad ciudadana, sino que compromete directamente la seguridad vial y expone a los conductores a sanciones económicas, especialmente tras la entrada en vigor de la Ley 2450 de 2025, conocida como la Ley contra el Ruido.
Con esta nueva norma, cualquier motocicleta que supere los límites de ruido establecidos, incluso por modificaciones como la instalación de un resonador, puede ser objeto de inmovilización y multa.
De acuerdo con la Resolución 8321 de 1983, el nivel máximo permitido para motocicletas es de 86 decibeles. Si se supera esta cifra, las autoridades pueden intervenir de inmediato, sin requerir mediciones en el momento. A esto se suma el Decreto 1076 de 2015 del Ministerio de Ambiente, que prohíbe la circulación de vehículos o motos sin un sistema de silenciador en buen estado.
Iván García, director de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi, advierte que modificar o alterar el sistema de escape va mucho más allá de incumplir una recomendación del fabricante, ya que puede afectar el rendimiento del vehículo, comprometer su vida útil, incrementar las emisiones y, sobre todo, poner en riesgo la seguridad del conductor. Por eso, la recomendación del directivo es mantener el escape original o, si es necesario reemplazarlo, utilizar únicamente repuestos y accesorios certificados que respeten los límites acústicos establecidos.
El impacto económico para quienes infringen estas normas no es menor. Las multas por exceder los niveles de ruido establecidos pueden ir de 8 a 16 Salarios Mínimos Diarios Legales Vigentes (SMDLV), lo que actualmente representa más de $660.000 por infracción. A esto hay que sumar los costos de la inmovilización del vehículo, la grúa, los patios y el tiempo perdido durante el proceso.
El director de la Andi destaca que la Ley contra el Ruido y las demás regulaciones no buscan castigar a los motociclistas, sino proteger la salud auditiva de todos los colombianos y garantizar una movilidad más segura y sostenible.
García hace un llamado a la responsabilidad colectiva: evitar la instalación de resonadores es también un acto de cuidado hacia la salud de la comunidad. “Invitamos a toda la unidad de motociclistas a mantener y seguir cuidando la salud de todos los colombianos evitando incorporar los resonadores en sus motocicletas”, afirma.
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¿Qué hacer si ya modificó su motocicleta?
Realizar modificaciones en el sistema de escape no convierte automáticamente a un conductor en infractor permanente, siempre que actúe a tiempo para corregir la situación y evitar sanciones. García recomienda acudir a un centro de servicio autorizado de la marca para que un técnico especializado evalúe si el escape instalado respeta los parámetros permitidos por la normativa vigente. “Durante esta visita, es clave solicitar que se verifique el correcto funcionamiento del silenciador, ya que este componente es determinante para mantener el nivel de ruido dentro de los límites legales”, enfatiza.
Si la motocicleta cuenta con un resonador o algún otro dispositivo que incremente los decibeles, lo más prudente es retirarlo cuanto antes. De acuerdo con García, esta decisión no solo previene sanciones, sino que también contribuye a la seguridad vial y disminuye las molestias generadas a la comunidad. Posteriormente, es recomendable consultar en un Centro de Diagnóstico Automotor (CDA) cuáles son los niveles máximos de ruido que puede emitir la motocicleta, conforme a las disposiciones establecidas por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Ambiente.
Recomendaciones
Desde la iniciativa “Movemos Colombia” se comparten cinco consejos para que los motociclistas puedan circular de forma responsable, evitar sanciones y cuidar tanto su vehículo como su economía:
- Conserve el sistema de escape original o utilice únicamente repuestos homologados por la marca: Esta práctica garantiza que la motocicleta cumpla con los límites de ruido exigidos por la ley y reduce el riesgo de inconvenientes durante las revisiones técnico-mecánicas.
- Evite modificaciones o alteraciones en el sistema de escape: Perforar el silenciador, retirar el dB-killer o reemplazar piezas originales puede parecer una mejora estética o sonora, pero expone al conductor a multas, inmovilización de la moto e incluso la pérdida de la garantía ofrecida por el fabricante.
- Participe en campañas pedagógicas y actividades de sensibilización: Estas iniciativas no solo ayudan a comprender mejor la normativa, sino que también fomentan el respeto mutuo entre motociclistas y la comunidad, reforzando la imagen positiva del sector.
- Adelántese a la aplicación plena de la Ley contra el Ruido: Aunque algunas disposiciones más estrictas entrarán en vigor gradualmente, comenzar a respetarlas desde ahora permite evitar sanciones futuras y contribuye a una convivencia más armónica en las vías.
- Recuerde que las normas buscan proteger, no castigar: Su propósito principal es cuidar la salud auditiva de conductores y peatones, garantizar la seguridad vial y preservar la calidad de vida en los espacios públicos.
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