Samsung ha alcanzado un acuerdo con Tesla para producir semiconductores de inteligencia artificial en su nueva planta de Taylor, Texas. El contrato, valorado en 16.500 millones de dólares (unos 14.120 millones de euros), estará vigente desde 2025 hasta 2033 y contempla la fabricación del chip AI6 de próxima generación, que será clave en el desarrollo del hardware de conducción de los futuros carros eléctricos de Tesla.
El anuncio tuvo un impacto inmediato en el mercado: las acciones de Samsung, que cotizan en la bolsa de Seúl, llegaron a repuntar hasta un 5%, alcanzando su nivel más alto desde septiembre. Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, destacó en la red social X la relevancia estratégica del proyecto y aseguró que supervisará personalmente la línea de producción. Según detalló, Samsung también le ha dado autorización para colaborar directamente en la optimización de los procesos de fabricación.
El acuerdo refuerza la relación entre ambas compañías, ya que actualmente Samsung produce el sistema AI4 que Tesla emplea en sus vehículos. Con la futura incorporación del AI6, Tesla busca potenciar las capacidades de sus sistemas de conducción autónoma y mantener su competitividad en el desarrollo de tecnología avanzada para vehículos eléctricos.
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Un contrato clave para el negocio de chips de Samsung
La adjudicación del contrato con Tesla llega en un momento decisivo para Samsung, que ha perdido terreno en el mercado de fabricación de semiconductores. La compañía, que produce tanto chips de memoria propios como semiconductores para terceros, ha tenido dificultades para llenar su capacidad de fundición y se ha visto obligada a posponer la finalización y puesta en marcha de su nueva fábrica en Texas hasta 2026.
Según Vey-Sern Ling, director general del banco privado Union Bancaire Privée en Singapur, el negocio de fundición de Samsung ha operado con déficit y problemas de infrautilización, por lo que este acuerdo representa un impulso significativo. Además, señaló que el contrato con Tesla podría abrir la puerta a atraer nuevos clientes interesados en la capacidad tecnológica de la compañía.
El panorama contrasta con el del principal fabricante del sector, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), que continúa registrando una demanda superior a su capacidad de producción. De acuerdo con TrendForce, TSMC mantuvo en el primer trimestre del año una cuota de mercado del 67,6 % a nivel mundial, mientras que Samsung redujo su participación hasta el 7,7 %, frente al 8,1 % del trimestre anterior.
Tanto Samsung como TSMC avanzan en el desarrollo de la próxima generación de semiconductores con tecnología de 2 nanómetros. En este contexto, el nuevo contrato se interpreta como una muestra de confianza en la capacidad de innovación de Samsung.
Aunque los ingresos directos del acuerdo representarían solo una parte modesta del total anual del negocio de fundición, su valor estratégico reside en reforzar la posición de Samsung como principal alternativa a TSMC, según señala Ryu Young-ho, analista de NH Investment & Securities Co., especialmente en un momento en que Intel Corp. busca convencer a inversores que permanecen escépticos respecto a su estrategia.
Por parte de Tesla, Elon Musk ha reconocido que el futuro de la empresa está vinculado a alcanzar la conducción autónoma real, un objetivo que sigue pendiente. Tras unos resultados financieros que no cumplieron las expectativas, Musk advirtió la semana pasada que Tesla afrontará “unos trimestres difíciles” hasta conseguir entregar vehículos autónomos a gran escala, algo que estima que podría lograrse en la segunda mitad de 2026.
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