Gran parte de nosotros vive en una rutina que nos enfrenta al estrés, a las pantallas y al ritmo del tiempo que, hoy por hoy, parece ir mucho más rápido.
Entre tantas obligaciones, es fácil que descuidemos nuestras emociones, que nos sintamos saturados o incluso nos enfermemos con frecuencia. Olvidamos procesar lo que sentimos: no lo nombramos y, por ende, tampoco sabemos cómo exteriorizarlo o resolverlo.
Qué es un détox emocional
Así como desintoxicamos nuestro cuerpo de los alimentos que nos hacen daño o limpiamos los espacios de nuestra casa que se ensucian con más frecuencia, a nivel psicológico también necesitamos liberar ciertas cargas que pueden obstaculizar nuestro bienestar y nuestro desarrollo personal.
Silvia Olmedo es psicóloga española, miembro de la American Psychological Association y autora de cinco libros, entre ellos Mis sentimientos erróneos, A dos pasos de la locura y Détox emocional. En este último, Olmedo describe situaciones que pueden impedir nuestro desarrollo interior consciente: no cumplir expectativas ajenas, mantener relaciones que nos drenan o sentirnos estancados sin un motivo específico.
El texto incluye una guía para realizar un détox emocional, con pasos que, acompañados de orientación profesional o aplicados junto a otras técnicas de bienestar, pueden ayudarnos a mejorar nuestro equilibrio y la forma en que nos relacionamos con los demás.
Pasos para hacer détox emocional (según Olmedo)
- Reconocer quién nos afecta: Puede ser un familiar, amigo, pareja, alguien nuestro entorno laboral. Identificar la fuente del problema es el primer paso para comenzar a protegernos.
- Entender lo que esa persona busca de nosotros. Puede ser atención, control, o un reconocimiento frente a algo que no le pertenece. Conocer esto nos permite anticipar sus acciones, comprender patrones y reducir el impacto de comportamientos externos en nuestra vida.
- Preguntarnos cómo su comportamiento afecta nuestro día a día, nuestra libertad, nuestra autoestima, nuestras relaciones o nuestro desempeño profesional. Ser conscientes de los efectos del otro sobre nosotros facilita tomar decisiones más acertadas.
- Identificar “estrategias” de quien nos drena: intimidación, humillación, victimismo, desprestigio o manipulación; y, al entenderlas, evitar reacciones impulsivas.
- Preguntarnos cuál es nuestro punto vulnerable y qué aspectos de nosotros mismos permiten que esa persona ejerza poder. Todos tenemos áreas sensibles que otros pueden aprovechar.
- Establecer límites. Aprender a poner barreras emocionales y a decir “no” sin tener que justificarnos o reaccionar con enojo. Es, básicamente, cerrar la puerta ante algo que no nos interesa ni nos hace bien.
Cada persona puede adaptar estas ideas a su situación, pues no es un proceso rígido y existen otras estrategias que también pueden funcionar.
“Ya hemos hablado de todo aquello que nos hace daño, pero ¿te has parado a pensar si puedes ser tú una persona tóxica?“, se lee en el epílogo del libro.
El malestar emocional puede generarse por otros, pero también por dinámicas propias que dejamos pasar. Un détox emocional consciente implica entender cómo contribuimos a nuestro desgaste y si lo provocamos en otros.
Además del détox emocional, existen otras formas de limpieza personal, como el détox digital y el détox corporal, que exploraremos en próximas notas.
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