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¿Cómo llevar la ruptura por una relación a distancia?

Procesar la separación requiere de tiempo y atención sobre lo que duele.

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Redacción Bienestar
30 de diciembre de 2025 - 07:31 p. m.
¿Cómo llevar la ruptura por una relación a distancia?
Foto: Tomadoderedessociales
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Estamos a un día de que termine el año y, como mencionamos en una de nuestras notas recientes, con él llegan emociones que se remueven. Sentimos que ciertas heridas o asuntos pendientes necesitan un cierre. Que todavía quedan nudos por desatar en la mente y en el corazón.

En lo que respecta al amor, es normal que, en esta época en la que vemos a parejas y familias compartiendo y estando muy cerca, los recuerdos de relaciones pasadas se hagan más presentes si estamos solteros o atravesando una ruptura.

Superar una separación nunca es sencillo

El mundo nos ha enseñado que diciembre es un tiempo de felicidad, perdón, paz y amor, y sentir que no cumplimos con esas expectativas, incluso con las que nosotros mismos nos imponemos, puede hacernos cargar con un peso adicional.

Las relaciones a distancia que terminan durante esta época tienen dinámicas propias y, por supuesto, el cierre también implica gestionar un duelo distinto.

Si usted está atravesando una ruptura de este tipo, ya sea porque tomó la decisión o porque se la comunicaron, compartimos algunas estrategias que pueden ayudar a sobrellevar el proceso y a iniciar el año con mayor claridad y bienestar emocional.


Algunos consejos para llevar el duelo

Es normal sentir confusión, tristeza o dudas sobre cómo se manejaron las cosas. Lo más importante es reconocer lo que se siente y entender que procesar la separación requiere de tiempo y atención sobre lo que duele. Dejarlo pasar o minimizarlo sólo

  • Tomar perspectiva

Un primer paso que puede ayudar a digerir la situación es evaluar los motivos detrás de la ruptura: cómo se llegó a este punto ayuda a diferenciar entre emociones “calientes”, como la frustración o la rabia, y la necesidad real de cerrar un ciclo. Hacerse preguntas, aunque duelan, también evita que los pensamientos intrusivos se hagan mayores.

También es importante comunicar lo que se está sintiendo. Hablar con alguien de confianza -puede ser un amigo, un familiar o un psicólogo- que pueda escuchar sin juzgar, y que permita ordenar los pensamientos que, en este punto, parecen no tener orden ni forma ni sentido.

  • Elegir cómo y cuándo acercarse

La responsabilidad afectiva sigue siendo muy importante, incluso después de la ruptura. Es difícil, pero evitar culpar a la otra persona o justificar la propia decisión con excusas facilita que ambos puedan procesar la situación de forma más consciente.

Por eso, la manera en la que los seres humanos nos comunicamos influye directamente en cómo se vive el duelo a largo plazo. En este caso, en donde la relación se apoya de chats en WhatsApp, Facebook o Instagram, de las videollamadas o llamadas a larga distancia o, incluso, del correo electrónico, hay que elegir el momento y el tono adecuado para hablar. Los mensajes escritos pueden dar espacio a interpretaciones distintas y, a veces, empeora las circunstancias.

Un “necesito que hablemos ya” es tan válido como un “no quiero saber de ti en este momento”; muchas veces, conservar la distancia puede ayudar a procesar los sentimientos y a encontrar las palabras adecuadas para dar el cierre o, incluso, para replantear la situación.

  • Respetar el tiempo para adaptarse

Aunque el grado de madurez sea alto (a nivel individual o de pareja), seguir en contacto puede generar confusión, dificultad que se acepte la realidad y reconstruir la vida personal. Es preciso dar tiempo para que ambos se adapten a la nueva dinámica y puedan, eventualmente, mantener un vínculo cordial si así se desea.

  • No hay que medirse con metros ajenos

Aceptar que el duelo es un proceso que varía según cada persona ayuda a aliviar esa presión de “superarlo rápido”. Durante las separaciones, es común que amigos o familiares consideren que una relación a distancia no era “lo suficientemente importante o real”, y que dolería más si la relación hubiera sido presencial.

Pero la cotidianidad y la rutina, incluso estando a kilómetros, también son capaces de generar recuerdos. No hay que culparse si algún mensaje vuelve a la mente, si el impulso de escribir o revisar conversaciones aparece, o si ciertos detalles, como una canción, una película, un meme o una frase que utilizaban seguido, parecen doler mucho más de lo esperado.


Ningún cambio es fácil de integrar en la rutina diaria, pero estar bien también implica alejarse de aquello que ya identificamos como doloroso. Si las fotos, los mensajes, los vídeos u otros elementos relacionados con una expareja solo hacen que los días se sientan más largos o provocan reacciones que dificultan el proceso, es recomendable comenzar a eliminarlos poco a poco, para que el golpe no sea tan abrupto.

Priorizarse también es...

Apoyarse en amigos que hayan (o no) vivido experiencias similares, pero que no juzguen el proceso. Acudir a terapia cuando las emociones se vuelven demasiado intensas o cuando el malestar emocional afecta incluso que las actividades diarias puedan desarrollarse sin problema. Tomarse un tiempo antes de volver a salir con alguien —evitando lo que conocemos como “relación rebote”—. Viajar, encontrar un nuevo hobby y, al mismo tiempo, respetar los días en los que no se tiene ganas de salir de la cama o socializar.

No hay una forma única de pasar por esto, ni un momento exacto para “cerrarlo”. Y aunque a veces se guarda la esperanza de que pueda aparecer una segunda oportunidad, una llamada, una visita de un extremo del mundo a otro (o un giro romántico, como en las películas), lo importante es no idealizar y no tener expectativas sobre lo que pueda pasar después. Que no se pierda de vista lo principal: estar bien consigo mismo, que la felicidad y la tranquilidad no dependan de ser elegido por alguien más.


Todas las reacciones forman parte del proceso de duelo y sirven para ir comprendiendo lo que la relación significó, cómo afectó el proyecto de vida que se estaba construyendo y cómo, a pesar de ello, es posible empezar a reconstruirla.

Recuerde que levantar la mano también es un gesto de valentía y que la ayuda terapéutica proporciona herramientas importantes para volver al centro, sin presionarse a cumplir con un calendario emocional.


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Por Redacción Bienestar

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