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Detox digital: ¿es bueno desconectarse del celular por bienestar?

Conozca qué hay detrás del llamado “detox digital”, sus beneficios reales, sus límites y lo que dicen los expertos.

Diego Alejandro Suárez Guerrero
29 de octubre de 2025 - 12:35 a. m.
El detox digital no es un remedio milagroso, pero tampoco una moda sin sustancia. Puede ser una herramienta útil —una realidad— siempre que se use con intención, se adapte a la persona y vaya acompañado de cambios de conducta. Sin ese acompañamiento, puede quedar como un placebo emocional con poco impacto real.
El detox digital no es un remedio milagroso, pero tampoco una moda sin sustancia. Puede ser una herramienta útil —una realidad— siempre que se use con intención, se adapte a la persona y vaya acompañado de cambios de conducta. Sin ese acompañamiento, puede quedar como un placebo emocional con poco impacto real.
Foto: Getty Images
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El mundo esta tan rodeado de pantallas que desconectarse se ha vuelto una necesidad. Por eso, la llamada “desintoxicación digital” se presenta como una manera de recuperar el equilibrio, dejar el celular, apagar los dispositivos y reconectar con uno mismo.

La duda, sobre cómo hacer un detox digital, comienza cuando se observa que muchas personas que experimentan con esa pausa lo hacen más por moda que por convicción, un fin de semana sin teléfono, un retiro sin wifi, un ‘detox’ en redes sociales. Sin embargo, la cuestión esencial es si esos paréntesis tienen efectos medibles, sostenibles, o si más bien funcionan como un respiro psicológico pasajero.

Según Laura Mendoza, psicóloga cognitiva de la Universidad Externado, “la desconexión voluntaria puede ser un acto de cuidado, pero no reemplaza una reflexión sobre los hábitos: no basta con apagar el móvil, hay que preguntarse qué uso tenía”.

En esa línea, Daniel Ibáñez, docente en sociología digital de la misma institución, explica que “en muchos casos se provoca un efecto placebo: la sensación de haber hecho algo por el bienestar, sin que cambien las dinámicas de uso reales”.

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El estudio Digital Detox as a Means to Enhance Eudaimonic Well‑Being, publicado por la revista Frontiers in Human Dynamics en 2025, aporta datos sobr el tema. La investigación realizó una revisión sistemática que incluyó 15 trabajos previos, analizando la relación entre pausas digitales y bienestar en su dimensión eudaimónica (es decir, centrado en sentido, crecimiento personal y autorrealización).

  • Resultados principales:
    • Mejora de atención, autorreflexión y regulación emocional tras la intervención.
    • Mayor conexión social percibida, mejor hábito de uso consciente de la tecnología
    • Sin embargo, se subraya que los efectos varían mucho según la persona, contexto y duración; no es un remedio universal
    • “Las prácticas de desintoxicación digital pueden promover de modo significativo el bienestar eudaimónico, aportando beneficios cognitivos y emocionales”.

Con base en ese estudio, los expertos plantean tres escenarios posibles: realidad, mito o placebo emocional.

Realidad: Para personas que presentan fatiga digital evidente, interrupciones del sueño o ansiedad vinculada al uso compulsivo de dispositivos, la pausa auditiva o visual puede traer beneficios tangibles. Como dice Ibáñez, “cuando el móvil ya interrumpe casi cada conversación o actividad, reducirlo sí cambia lo que se vive”.

Mito: Si se aborda el detox como acto simbólico sin acompañamiento, por ejemplo, dejar el teléfono el fin de semana pero volver al mismo patrón de uso al lunes, el efecto puede ser mínimo. “Si no revisa sus rutinas de uso, el detox es como poner una cinta adhesiva a una fuga mayor”, explica Mendoza.

Placebo emocional: Puede ocurrir cuando la persona siente alivio por haber “hecho algo bueno por sí misma”, pero ese alivio no conduce a cambios sustanciales. El sentimiento de haber sido responsable actúa como endorfina propia, sin modificar realmente la relación con la tecnología.

Entonces, ¿qué debería hacerse para que la desintoxicación digital sea más que una pausa bonita? Aquí algunas recomendaciones de los expertos:

  • Establecer un motivo claro: ¿Por qué, para qué y por cuánto tiempo se deja el dispositivo?
  • Acompañar la pausa con reflexión: revisar cuándo, cómo y por qué se usaba tanto la tecnología.
  • Introducir alternativas: actividades offline, conexión con naturaleza, conversaciones presenciales.
  • No aspirar a cero uso, sino a regulación: como el estudio señala, “reducir” más que “eliminar” suele dar mejores resultados.
  • Evaluar los efectos: después de la pausa, observar si mejoró el sueño, la concentración, las relaciones; y si cambia el comportamiento habitual.

En definitiva, el detox digital no es un remedio milagroso, pero tampoco una moda sin sustancia. Puede ser una herramienta útil y una realidad, siempre que se use con intención, se adapte a la persona y vaya acompañado de cambios de conducta. Sin ese acompañamiento, puede quedar como un placebo emocional con poco impacto real.

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Diego Alejandro Suárez Guerrero

Por Diego Alejandro Suárez Guerrero

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en comunicación creativa y medios emergentes.dasuarez@elespectador.com

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