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Ejercicio en casa y bienestar: descubra cómo cambian su salud y estilo de vida

Estas son algunas razones por las cuales este lugar dejó de ser solo un espacio de descanso y se convirtió en un gimnasio personal.

Diego Alejandro Suárez Guerrero
30 de octubre de 2025 - 01:00 a. m.
El bienestar ya no se mide solo por músculos o resistencia, sino por la capacidad de mantenerse en equilibrio, de moverse con propósito y de sentirse bien en el propio espacio
El bienestar ya no se mide solo por músculos o resistencia, sino por la capacidad de mantenerse en equilibrio, de moverse con propósito y de sentirse bien en el propio espacio
Foto: Getty Images
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Durante años, el bienestar se asoció con la asistencia a gimnasios, la práctica de deportes grupales o la guía de entrenadores personales. Sin embargo, a partir de la pandemia y con la consolidación de estilos de vida más flexibles, este concepto se transformó: el hogar se convirtió en un espacio de movimiento, autocuidado y equilibrio emocional. Lo que comenzó como una alternativa temporal hoy se mantiene como una forma establecida de cuidar cuerpo y mente sin salir de casa.

El cambio no solo se refleja en el lugar donde se entrena, sino también en la manera de entender el bienestar. Antes se priorizaba la apariencia física o el rendimiento; ahora predomina una visión más integral: se trata de sentirse bien, reducir el estrés y conectar con uno mismo, incluso en medio de las rutinas cotidianas. Las redes sociales, las aplicaciones móviles y los programas virtuales han contribuido a democratizar el acceso al ejercicio, ofreciendo opciones adaptadas a distintos niveles y horarios.

De acuerdo con Laura Ramírez, psicóloga deportiva de Fortaleza CEIF, especialista en comportamiento y motivación, esta tendencia refleja un cambio profundo en la relación de las personas con su cuerpo. “Durante años se asoció el ejercicio con la obligación de ir al gimnasio o seguir un estándar estético, pero las rutinas en casa permitieron redescubrir el placer de moverse sin presión ni juicios. La gente entendió que no se necesita un entorno sofisticado para generar bienestar”, afirma Ramírez. Según ella, el impacto emocional ha sido tan relevante como el físico, pues entrenar en casa ha fortalecido tanto la disciplina personal como la autoestima.

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Ramírez explica que el entorno doméstico ofrece algo que pocos gimnasios logran: intimidad. “Muchos comenzaron a entrenar sin preocuparse por la mirada ajena, sin comparaciones ni rutinas impuestas. Ese espacio íntimo ayudó a que el ejercicio se asociara con bienestar emocional más que con rendimiento o competencia. Las personas se entrenan para sentirse bien, no solo para verse bien”, asegura la psicóloga.

El cambio también tiene una base práctica. Según Carlos Mendoza, entrenador físico del mismo club y especialista en entrenamiento funcional, la posibilidad de adaptar el espacio y el tiempo al ritmo personal generó adherencia. “Cuando el ejercicio se integra en la rutina diaria, deja de ser una tarea extra. No hay traslados, no hay excusas de tiempo, y eso facilita la constancia”. Mendoza señala que los formatos digitales y la variedad de opciones han ampliado el alcance del bienestar físico, con ejercicios breves, funcionales y accesibles para todo tipo de personas.

Para él, esta tendencia ha transformado la idea de que se necesita equipamiento costoso o amplios espacios. “Un tapete, unas bandas o incluso el propio peso corporal bastan para lograr resultados. El foco ya no está en la maquinaria, sino en el movimiento consciente”. Además, resalta que el entrenamiento en casa impulsa la autonomía: las personas aprenden a escuchar su cuerpo, adaptar la intensidad y respetar sus límites, algo que antes se delegaba al instructor o al gimnasio.

Ambos expertos coinciden en que el verdadero cambio va más allá de la actividad física. El bienestar ahora se concibe como un equilibrio entre cuerpo, mente y entorno. Ramírez señala que “las rutinas en casa permitieron vincular el ejercicio con otras formas de autocuidado, como la meditación, la alimentación consciente o la pausa mental. Se integró el bienestar a la cotidianidad, no como algo externo, sino como parte de la vida diaria”.

Por su parte, Mendoza considera que el futuro del bienestar combinará tecnología, personalización y sostenibilidad. “La gente quiere soluciones reales y duraderas, no modas pasajeras. Las rutinas en casa seguirán evolucionando con herramientas inteligentes y programas diseñados para cada necesidad, pero siempre con un enfoque humano”.

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Diego Alejandro Suárez Guerrero

Por Diego Alejandro Suárez Guerrero

Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en comunicación creativa y medios emergentes.dasuarez@elespectador.com

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