Publicidad

La búsqueda de China por conquistar el envejecimiento

Cuando un micrófono de la televisión estatal china captó recientemente al máximo dirigente chino, Xi Jinping, y al presidente ruso, Vladimir Putin, reflexionando en voz alta sobre la posibilidad de vivir hasta los 150 años e incluso para siempre, muchos reaccionaron con consternación y angustia.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Andrew Higgins and Qilai Shen / The New York Times
11 de noviembre de 2025 - 02:30 p. m.
La búsqueda del elixir de la vida, adoptada  por estadounidenses, lleva en marcha en China más de dos milenios.
La búsqueda del elixir de la vida, adoptada por estadounidenses, lleva en marcha en China más de dos milenios.
Foto: cottonbro studio / Pexels
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En el laboratorio de Lonvi Biosciences, una empresa emergente de medicina de la longevidad de la ciudad de Shenzhen, en el sur de China, no ha habido ninguna señal de desaprobación. “Definitivamente, vivir hasta los 150 años es realista”, dijo Lyu Qinghua, director de tecnología de la empresa, que ha desarrollado píldoras antienvejecimiento basadas en un compuesto que se encuentra en el extracto de semillas de uva. “Dentro de unos años, esto será una realidad”.

Se muestra escéptico sobre la posibilidad de que la medicina moderna venza a la muerte por completo —algo que Putin dijo que era posible con los trasplantes de órganos—, pero cree que la ciencia de la longevidad avanza tan rápido que incluso lo aparentemente imposible podría llegar a hacerse realidad.

“En cinco o diez años, nadie tendrá cáncer”, predijo. La búsqueda del elixir de la vida, adoptada con entusiasmo en los últimos años por multimillonarios estadounidenses de la tecnología como Peter Thiel, lleva en marcha en China más de dos milenios. Empezó con el primer emperador, Qin Shi Huang, quien ordenó una búsqueda nacional de pociones que desafiaran a la muerte. Por si acaso eso no funcionaba, también ordenó la creación de miles de guerreros de terracota para que lo protegieran en su tumba si moría.

El emperador murió a los 49 años, posiblemente por envenenamiento con mercurio causado por un tratamiento antienvejecimiento.

Desde el principio, el negocio de la longevidad ha tenido un tufo a charlatanería. Pero las inversiones del Estado y de empresas privadas, así como el creciente interés tanto de los dirigentes chinos como del público, lo han convertido en una rama legítima y a veces lucrativa de la medicina.

China, deseosa de alcanzar y, siempre que sea posible, superar a Occidente en biotecnología, inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas, ha hecho de la industria de la longevidad una prioridad nacional y ha invertido miles de millones en investigación y en sus derivados comerciales.

“Han mejorado muy rápidamente. Hace unos años, aquí no había nada y Occidente seguía muy por delante”, dijo Vadim Gladyshev, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard, quien ha realizado trabajos pioneros sobre la longevidad, incluido un experimento que prolongó la esperanza de vida de ratones viejos al conectar sus sistemas circulatorios a ratones jóvenes.

Los investigadores chinos, dijo durante un reciente viaje a China para asistir a dos conferencias científicas, “se están poniendo rápidamente al día”.

La esperanza de vida media de China alcanzó el año pasado los 79 años, cinco años más que el promedio mundial, según el Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista.

Pero esto, conseguido gracias a las constantes mejoras en la asistencia a la salud y en el estilo de vida, aún está por detrás del promedio japonés de casi 85 años y muy lejos de los 150 años mencionados por Xi.

Puede que Xi y Putin, ambos de 72 años, solo conversaran de forma trivial. Pero los opositores al Partido Comunista en el exilio se lo tomaron en serio, y señalaron un video de 2019 que apareció en las redes sociales chinas y que pretendía ser un anuncio promocional de un hospital militar de élite de Pekín, el 301, que trata a funcionarios de alto rango.

El video, que fue rápidamente borrado por los censores chinos, se jactaba de que el hospital realizaba un trabajo pionero para el “Proyecto de Salud de 981 Líderes”, y pretendía ampliar la esperanza de vida de los altos cargos del partido hasta los 150 años.

“La esperanza promedio de vida de los dirigentes chinos es mucho mayor que la de los dirigentes de los países desarrollados”, decía el video, y señalaba las décadas de trabajo del hospital para mantener con vida a dirigentes como Mao Zedong, que murió a los 82 años en 1976, y Deng Xiaoping, que tenía 92 años cuando murió en 1997.

Sensible a todo debate sobre la salud de los líderes, la televisión estatal china, que captó inadvertidamente la conversación entre los líderes antes de un desfile militar en Pekín en septiembre, ordenó a los servicios de noticias occidentales que borraran las imágenes.

Dejando a un lado las reflexiones de la conversación captada inesperadamente, el entusiasmo de China por prolongar la esperanza de vida ha crecido de forma paralela a su rápido crecimiento económico, que ha proporcionado a cientos de millones de personas el tiempo y el dinero necesarios para mirar más allá de la supervivencia diaria.

Una empresa china que se ha subido a la ola ha sido Time Pie, un grupo con sede en Shanghái que empezó comercializando suplementos dietéticos y ahora organiza conferencias científicas y publica una revista, Aging Slow, Living Well (Envejecer despacio, vivir bien).

“Antes nadie en China hablaba de la longevidad, solo los estadounidenses ricos”, dijo Gan Yu, cofundador de la empresa. “Ahora muchos chinos están interesados y tienen el dinero que necesitan para prolongar su vida”.

El creciente interés quedó patente en una reciente reunión internacional organizada por Time Pie en Shanghái, en la que científicos chinos y extranjeros presentaron sus investigaciones, así como empresas que vendían cremas y bebidas medicinales antienvejecimiento, bayas de goji, cámaras criogénicas e hiperbáricas y otros dispositivos que supuestamente ralentizan el envejecimiento.

Rlab, una empresa con sede en Shanghái que afirma que “la tecnología puede evitar que los seres humanos envejezcan”, invitaba a los posibles clientes a entrar en lo que parecía una cabina telefónica: un dispositivo criogénico en el que la temperatura desciende a 128 grados Celsius bajo cero. Ivor Yu, un empresario del noreste de China dedicado al negocio de la longevidad, entró solo para salir a los pocos segundos, temblando de frío. También inspeccionó la “caja mágica antienvejecimiento” de la empresa. Se marchó sin comprar.

SuperiorMed, una empresa de atención a la salud que dirige lo que dice ser el mayor “hospital de la longevidad” del mundo en la ciudad china de Chengdú, promocionaba las “islas de la inmortalidad”, aunque reconoció que aún no existen. El fundador de la empresa, Li Dale, no aclaró si las “islas de la inmortalidad” serían algo más que lujosos spas que ofrecen análisis de sangre y otras formas de medicina preventiva en lugares exóticos.

Pero la conferencia también atrajo a científicos serios, como a Gladyshev, catedrático de Harvard, y Steve Horvath, un investigador germanoamericano del envejecimiento, quien es una leyenda en este campo por su trabajo en el desarrollo del primer “reloj del envejecimiento”, una medida de los biomarcadores del envejecimiento.

La ciencia de la longevidad, dijo Horvath, solía estar dominada por “afirmaciones descabelladas” que alejaban a muchos científicos legítimos, pero ha experimentado una “gran mejora” en los últimos años, incluso en China. “Ya nadie habla en serio de la inmortalidad en las conferencias científicas porque es muy absurdo”, añadió.

Pero la idea de vivir eternamente perdura como herramienta de mercadotecnia. Immortal Dragons, un fondo de inversión de Singapur centrado en proyectos de longevidad, está dirigido por un joven empresario chino, Bo Yang Wang, quien ha explorado oportunidades de hacer dinero en la crioconservación, la impresión de órganos en 3D y el “reemplazo de cuerpo completo”.

Lonvi, la empresa emergente de longevidad de Shenzhen, tiene objetivos más modestos.

Abrió un laboratorio en 2022 en una torre de negocios a las afueras de esta ciudad china en expansión, próxima a Hong Kong, después de que unos científicos de Shanghái descubrieran que un compuesto natural presente en el extracto de semilla de uva —la procianidina C1 o PCC1— aumentaba la esperanza de vida de los ratones al matar selectivamente las células senescentes o envejecidas y protegiendo las sanas. (Lonvi no tiene relación con los científicos de Shanghái).

Los ratones tratados con el compuesto vivieron un 9,4 por ciento más a lo largo de su vida, y un 64,2 por ciento más desde el inicio del tratamiento.

Los hallazgos, publicados en un artículo en Nature Metabolism en 2021, fueron revolucionarios. Pero en septiembre, la revista publicó una nota del editor que alertaba a los lectores de “errores en los datos”, aunque no se retractó del artículo. Estudios posteriores, incluido uno en Japón, han respaldado las afirmaciones iniciales.

Trasladar a los seres humanos lo que funciona con ratones requiere pruebas largas y rigurosas, y lo que funciona con ratones suele ser decepcionante en las personas, dijo David Barzilai, médico estadounidense y fundador de Barzilai Longevity Consulting. El “ejemplo canónico” de esto, dijo, es la rapamicina, un compuesto que se ha demostrado que alarga “con solidez” la vida de ratones y otros animales, pero que tiene un efecto “incierto” en adultos humanos sanos.

China, dijo, “se toma cada vez más en serio la longevidad y la biología del envejecimiento, tanto a nivel institucional como político”. Pero, añadió, “una fuerte intención científica no garantiza un rigor uniformemente elevado ni el éxito traslacional. El reto no es solo hacer más, sino hacerlo mejor”.

Las semillas de uva son populares desde hace mucho tiempo como alimento saludable en Occidente y en la medicina tradicional china. Pero Lonvi afirma haber aislado moléculas en su interior que “matan las células zombis” —células envejecidas que no mueren y dañan a las células sanas— y haber encontrado una forma de producir cápsulas que las contienen en altas concentraciones.

“No se trata de una píldora más. Esto es el santo grial”, dijo Yip Tszho, quien responde al nombre de Zico y es director ejecutivo de Lonvi.

La empresa cree que sus píldoras, combinadas con un estilo de vida sano y una buena atención médica, pueden ayudar a la gente a vivir más allá de los 100 años y hasta los 120.

David Furman, profesor adjunto del Instituto Buck, un centro de investigación biomédica de la Universidad de Stanford dedicado a la investigación sobre el envejecimiento, dijo que las píldoras chinas “parecen prometedoras”, pero deben probarse en grandes ensayos clínicos.

El Instituto Buck, dijo, va a iniciar ensayos para “demostrar la eficacia y validar” los “hallazgos y afirmaciones anteriores” de la empresa.

Yip sigue viendo un gran mercado, no solo para las personas con dinero, sino también para sus mascotas. En referencia al primer emperador de China, dijo: “Los ricos son como Qin Shi Huang y buscan la inmortalidad, o al menos una vida más larga”.

c. 2025 The New York Times Company

👗👠👒 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias sobre Bienestar y amor? Te invitamos a verlas en El Espectador.

Por Andrew Higgins and Qilai Shen / The New York Times

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.