Dormir es mucho más que cerrar los ojos y descansar: es un proceso activo y vital que el cuerpo necesita para mantenerse sano. Durante la noche, el cerebro no se apaga, sino que trabaja organizando recuerdos, reparando tejidos, regulando hormonas y fortaleciendo el sistema inmunológico.
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Cada ciclo de sueño está cuidadosamente diseñado por la biología para cumplir funciones específicas, y cuando se interrumpe o se acorta, todo el equilibrio del organismo se ve comprometido.
En las últimas décadas, el ritmo acelerado de vida, el uso excesivo de pantallas y el estrés han reducido de forma alarmante las horas de sueño. Millones de personas duermen menos de lo necesario sin saber que esa “deuda de sueño” afecta su memoria, su estado de ánimo y su capacidad para tomar decisiones.
Según la Organización Mundial de la Salud, dormir menos de seis horas por noche de forma continua se ha convertido en una de las amenazas más comunes y silenciosas para la salud pública global.
Además de fatiga y dificultad para concentrarse, el déficit de sueño está relacionado con enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes tipo 2, depresión y trastornos de ansiedad. No dormir bien no solo compromete el bienestar personal, sino que también impacta en la productividad, la seguridad y la convivencia social. Entender cómo funciona el sueño es el primer paso para protegerlo. Aquí le contamos más detalles.
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