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El pasado fin de semana, sábado 12 y domingo 13 de abril, el mundo del gaming fue testigo de un evento sin precedentes: el Minecraft Speed Run Powered by Game Pass. Este torneo internacional reunió a los mejores speedrunners del planeta en una competencia por completar Minecraft en el menor tiempo posible. Más allá de los récords y la adrenalina, el evento dejó una huella en la comunidad gamer y planteó nuevas perspectivas sobre el speedrunning como disciplina. Para comprender lo que significó este evento, El Espectador conversó con Alejandro “PixelRush” Gómez, speedrunner colombiano y participante destacado en la competencia. Además, analizamos un estudio reciente sobre el impacto del speedrunning en la industria de los videojuegos.
El Minecraft Speed Run Powered by Game Pass se llevó a cabo en Ciudad de México y fue transmitido en vivo a través de plataformas como Twitch y YouTube, alcanzando una audiencia global de más de 2 millones de espectadores. La competencia contó con la participación de 16 speedrunners de diferentes países, quienes se enfrentaron en rondas eliminatorias bajo la categoría “Any%”, en la que el objetivo es completar el juego lo más rápido posible, sin importar el porcentaje de contenido completado.
“Fue una competencia intensa. Cada segundo cuenta, y cualquier error puede costarte la partida. La presión es enorme, pero también es lo que hace emocionante al speedrunning”, contó Gómez, quien logró avanzar hasta las semifinales. El speedrunning no es solo jugar rápido; es una combinación de habilidad, estrategia y conocimiento profundo del juego. Los participantes estudian meticulosamente cada aspecto de Minecraft, desde la generación de mundos hasta la mecánica de los enemigos, para optimizar sus rutas y minimizar el tiempo.
“Antes del evento, pasé semanas practicando técnicas específicas, como el ‘Nether Travel’ y el ‘One Cycle’ para derrotar al Ender Dragon rápidamente”, explicó Gómez. “También analizamos semillas de mundo que podrían ofrecer ventajas, aunque en la competencia se utilizó una semilla aleatoria para garantizar la equidad”.
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Un estudio publicado por la Universidad de Stanford titulado “Speedrunning y su influencia en el diseño de videojuegos” destaca cómo esta práctica ha influenciado la forma en que los desarrolladores crean y ajustan sus juegos. Según el estudio, los desarrolladores están prestando más atención a las mecánicas que los speedrunners explotan, lo que lleva a parches y actualizaciones que corrigen errores o glitches utilizados comúnmente. Además, el estudio señala que el speedrunning fomenta una comunidad activa y comprometida, lo que puede prolongar la vida útil de un juego y aumentar su popularidad a largo plazo.
El speedrunning ha dado lugar a una comunidad global unida por la pasión por los videojuegos y la búsqueda de la perfección. Eventos como Games Done Quick han demostrado que esta práctica puede tener un impacto positivo más allá del entretenimiento, recaudando millones de dólares para organizaciones benéfica. “Es increíble ver cómo más personas se interesan en el speedrunning. No solo es una forma de jugar, es una forma de vivir el juego de manera diferente”, comentó Gómez.
¿Qué es un speedrunner?
Para ser un speedrunner se requiere jugar rápido y también llevar al juego al extremo mediante cada mecánica, rincón del código y atajo posible para llegar del punto A al punto Z en el menor tiempo.
Los speedrunners son jugadores que se dedican, con disciplina casi quirúrgica, a completar videojuegos —ya sean de mundo abierto, plataformas, aventura o terror— lo más rápido posible, aplicando estrategias diseñadas, estudiadas y, muchas veces, reinventadas por una comunidad tan apasionada como meticulosa.
Esta forma de juego no es casual. Implica un entrenamiento casi deportivo. Los jugadores pasan horas, semanas e incluso meses perfeccionando técnicas, repitiendo niveles, estudiando mapas, aprendiendo glitches (errores del juego que permiten saltarse partes del mismo) y puliendo reflejos. Además, se graban, miden los tiempos, se comparan con otros, y cuando logran una buena partida, la suben a plataformas como Speedrun.com, donde cada segundo cuenta y cada milésima puede ser la diferencia entre el récord mundial y el segundo puesto.
El término speedrun viene de “carrera rápida”, y es exactamente lo que se hace: correr a través del juego como si se tratara de una maratón cronometrada. Pero hay categorías. Algunas carreras implican completar el 100 % del juego (Any%) y otras solo vencer al jefe final, usar ciertas reglas o terminar el juego sin aprovechar errores técnicos. Existen modalidades glitchless (sin errores), con semillas fijas o aleatorias (en juegos como Minecraft), y competencias en vivo en eventos presenciales o por internet. “Ser speedrunner es como ser hacker del propio juego”, explica Gómez. “Uno empieza jugando como cualquier persona normal, pero luego te das cuenta de que hay una ruta secreta, un truco en el menú, una manera de derrotar al jefe en tres segundos… y entras en un mundo completamente diferente”.
Y ese “mundo diferente” tiene su propio ecosistema. Foros, comunidades de Discord, tutoriales, bases de datos de récords, y eventos globales como Games Done Quick, donde los mejores speedrunners del mundo no solo muestran sus habilidades sino que también recaudan fondos para causas benéficas. En estos espacios, la competencia es feroz, pero también colaborativa: muchos jugadores comparten técnicas, se corrigen entre sí, y elevan juntos el nivel del juego. Además, el speedrunning ha comenzado a llamar la atención de los desarrolladores. Como indica el estudio de Stanford citado en este artículo, muchas empresas ahora observan cómo los speedrunners interactúan con sus juegos para entender errores, mejorar futuras versiones e incluso crear contenido oficial como desafíos contrarreloj o modos speedrun incluidos desde el diseño.
El Minecraft Speed Run Powered by Game Pass no solo fue una competencia emocionante, sino también un reflejo del crecimiento y la evolución del speedrunning como disciplina. Con una comunidad cada vez más sólida y un reconocimiento creciente por parte de la industria, el futuro del speedrunning se vislumbra prometedor. Como dijo Gómez: “El speedrunning es más que velocidad; es dedicación, pasión y una forma única de conectar con los videojuegos. Este evento fue solo el comienzo de lo que está por venir”.