La sexualidad es un aspecto central de cada ser humano que no solo abarca la parte erótica del placer, sino el sexo, el género, las identidades y los vínculos. De acuerdo con la sexóloga Carolina González, “la sexualidad va mucho más allá del sexo. No solo es la genitalidad o la relación sexual como tal”.
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Para el doctor Julio Julio Peralta, “la sexualidad no es tan sencilla como se puede pensar. No se refiere única y exclusivamente al desarrollo y desempeño de los órganos sexuales. Es algo que se lleva implícito a lo largo de la vida del ser humano, no solo son los órganos sino el desarrollo sociocultural, el género, el erotismo, la orientación sexual... Se trata de una mezcla de elementos que definen lo que es la sexualidad”.
En esa línea, cuando se habla de sexualidad femenina se incluyen todos esos aspectos y áreas que “acompañarán a la mujer en su erotismo, en sentirse mujer, en su identidad, en su relación consigo misma y con las demás personas, entre otros factores”, explica la especialista González.
“La sexualidad masculina es más predecible. Los hombres somos metódicos y prácticos en el desarrollo de la sexualidad. La podemos ver más simplista. Las mujeres son más complejas al interpretar y expresar la sexualidad, no solo por el concepto de mujer, sino porque las hormonas juegan un papel determinante”, explica el ginecólogo Peralta.
Vale la pena mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve la salud sexual como un aspecto fundamental para la salud y el bienestar de las personas, las parejas y las familias.
Así las cosas, la salud sexual requiere un enfoque respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como las experiencias placenteras, seguras y consensuadas.
Específicamente, a lo largo de la historia la sexualidad femenina ha estado rodeada de tabúes, por lo que es importante desmitificarlos en línea con promover una salud sexual integral, así como el bienestar emocional y físico de las mujeres.
Además, “la complejidad de la sexualidad femenina requiere una comprensión profunda de la anatomía genital”, de acuerdo con el estudio The complexity of female orgasm and ejaculation. Por eso, consultamos a especialistas sobre los mitos más comunes sobre la sexualidad femenina.
Mito 1: Todas las mujeres deberían tener orgasmo con la penetración vaginal
Falso. De acuerdo con el doctor Pablo Andrés Rodríguez Camargo, director de la Maestría en Salud Sexual y Reproductiva en la Universidad El Bosque, “solo alrededor del 25 y 30 % de las mujeres logran el orgasmo exclusivamente mediante la penetración vaginal”.
La mayoría de mujeres depende principalmente de la estimulación del clítoris y otras zonas erógenas para explorar el placer y alcanzar el orgasmo. “En las mujeres el punto máximo o más relevante en el coito no es la penetración. Hay mujeres que lo experimentan de otra forma e incluso, resulta mucho más placentero”, menciona Peralta.
De acuerdo con el estudio The complexity of female orgasm and ejaculation (2022), incluso se pueden lograr orgasmos más intensos cuando la estimulación del clítoris, la estimulación de la pared vaginal anterior y el sexo oral se combinan en un mismo acto sexual.
“Es esencial incluir la estimulación del clítoris y comunicación con la pareja para una experiencia más satisfactoria”, aconseja Rodríguez.
Mito 2: El deseo sexual de las mujeres es bajo
La creencia de que las mujeres tienen bajo deseo es incorrecta. Aunque vale la pena mencionar que el deseo varía a lo largo del tiempo y está influenciado por factores físicos, emocionales, sociales y ambientales.
“Algunos estudios describen cómo el deseo femenino es más sensible por influencias culturales y contextuales, que el masculino”, dice Rodríguez.
Si el deseo sexual disminuye de forma constante, el especialista recomienda explorar factores como el estrés, la salud, la medicación y buscar apoyo profesional.
Mito 3: Si la mujer no tiene orgasmo es porque algo anda mal en ella o con su pareja
Falso. Es común no lograr orgasmo durante el sexo y eso no quiere decir que exista un problema personal. La “brecha del orgasmo”, es decir, la diferencia en la que hombres y mujeres experimentan el placer, muestra que solo entre el 46 y 58 % de mujeres heterosexuales reportan orgasmos, mientras que para los hombres la cifra está entre el 70 y 85 %.
Rodríguez explica que las causas pueden ser fisiológicas, comunicativas y sociales; no una falla individual. Según González, “no todas las mujeres tienen eyaculación y eso no significa que no disfruten del sexo”.
Por eso, aconsejan reducir la presión, “mejorar la comunicación íntima y explorar diferentes formas de estimulación pueden enriquecer la experiencia”.
Mito 4: Las mujeres no se masturban o es algo ‘sucio’ o dañino
Falso. La masturbación es una práctica saludable que ayuda a conocer el propio cuerpo, mejorar el placer y aumenta la satisfacción en pareja.
Además, el autoerotismo en una práctica usual tanto en hombres como en mujeres.
Sin embargo, “la falta de educación sexual y construcciones culturales le asignan valoraciones negativas a esta práctica que es saludable”, explica Rodríguez.
Por eso, el especialista recomienda fomentar “una visión positiva y educada sobre la masturbación para empoderar el autoconocimiento sexual”.
Mito 5: Se necesita simetría en el orgasmo (que los dos lleguen al mismo tiempo)
Falso. Las relaciones sexuales satisfactorias no requieren culminación sincronizada; “el placer y la conexión emocional son más valiosos”, asegura el experto.
Aunque existe la creencia de que el orgasmo simultáneo es el ideal, esto no refleja la realidad. Por eso, “la recomendación es enfocarse en el placer mutuo y comunicarse sobre lo que cada persona disfruta, sin presiones sociales ni expectativas que establecen el orgasmo como la meta de la relación sexual”, asegura Rodríguez.
Mito 6: Después de cierta edad, las mujeres ya no sienten deseo sexual
Se trata de un mito que está basado en una visión edadista y patriarcal que vincula el valor sexual femenino a la juventud y la reproducción.
Estudios muestran que muchas mujeres mantienen (y redescubren) su deseo sexual después de los 40 y 50 años e incluso después de la menopausia (NAMS, 2020).
“Aunque los cambios hormonales pueden afectar la lubricación y la respuesta sexual, no eliminan el deseo per se; muchas mujeres reportan mayor libertad, autoestima y autonomía en esta etapa”, explica el especialista.
Sin embargo, Peralta explica que durante el climaterio sí se puede presentar un declive hormonal que va a conducir a “que se disminuya el deseo sexual y todos estos elementos y cambios pueden causar que la mujer tenga disminución de la libido”.
Por eso, es importante hablar sobre la salud sexual de las personas mayores. “Existen tratamientos, lubricantes y terapia sexual para acompañar esta etapa con plenitud”, agrega Rodríguez.
Mito 7: Las mujeres solo tienen deseo cuando están enamoradas
Si bien el deseo femenino puede tener una dimensión emocional más pronunciada, según algunos estudios de plasticidad erótica, no está exclusivamente relacionado al vínculo romántico.
“Las mujeres también pueden experimentar deseo espontáneo o situacional, sin necesidad de estar enamoradas. Este mito alimenta la idea de que la mujer no desea por sí misma’, sino solo como respuesta afectiva, negando su agencia sexual”, dice Rodríguez.
La invitación es a reconocer el deseo femenino como autónomo, variable y válido en contextos tanto afectivos como físicos o de autoexploración.
Mito 8: La primera vez debe doler y sangrar
Falso. Este es uno de los mitos más peligrosos y normalizados. Se asume que la primera relación sexual de la mujer debe ser dolorosa y sangrante, como prueba de “honestidad” o “pureza”.
Sin embargo, el himen es un tejido elástico que no siempre sangra al romperse, y muchas veces ya está dilatado por otras actividades (deporte, exploración, entre otros factores).
De acuerdo con González y Peralta, no es normal que duelan los encuentros sexuales ni tampoco debe haber sangrado en la primera vez.
“Los seres humanos cuando buscamos el sexo es por dos circunstancias: procreación o por placer. Bajo ninguna circunstancia es concebible que se experimente dolor, porque va en contravía de lo que se busca en una relación sexual”, agrega Peralta.
“El dolor en la primera relación sexual suele estar relacionado con la falta de lubricación, miedo o tensión, no con una condición biológica natural”, dice el especialista Rodríguez.
Es importante promover una primera experiencia sexual informada, consentida, deseada y con educación sexual integral, sin mitos asociados al himen ni a la “virginidad”.
Mito 9: Las mujeres que disfrutan mucho del sexo son ‘promiscuas’
Este mito refuerza la doble moral sexual: “mientras se celebra el deseo en los hombres, se sanciona en las mujeres”, dice Rodríguez.
El placer no tiene género, y disfrutar del sexo no está vinculado con la “calidad moral” de una persona. “Estudios en salud pública han demostrado que la autoexploración, la satisfacción sexual y la apertura al placer se asocian con mayor bienestar emocional, no con riesgo ni irresponsabilidad”, dice Rodríguez.
Según el experto, la sexualidad femenina debe entenderse como una dimensión del bienestar integral, no como un indicador de “valor” social.
Por su parte, el ginecobstetra Peralta asegura que la clave es la comunicación. “Más allá del número de las relaciones sexuales, lo importante es poder conversar sobre la relación íntima con la pareja. A los esposos se les suele olvidar el tiempo del noviazgo, cuando la sexualidad era más plena y placentera. La invitación es a que la comunicación esté en el centro”.
Finalmente, la sexóloga González agrega que “no siempre hay que lograr un orgasmo. La sexualidad siempre nos va a acompañar desde que nacemos hasta que morimos. Hay unos estímulos que nos pueden excitar y otros que no. El conocernos y masturbarnos nos ayuda a saber qué nos gusta, a conocer nuestra anatomía y a aceptarnos y amarnos y eso nos ayudará a que vivamos y disfrutemos la sexualidad en pareja mucho más. La vivencia del placer no nos hace ni menos ni más mujeres. En cambio, nos hace mujeres con capacidad de sentir placer y erotismo”.
Recomendaciones
El doctor Rodríguez da algunas recomendaciones adicionales para disfrutar de la sexualidad:
- Normalizar la variabilidad: el deseo y la respuesta sexual femenina son multifactoriales y no lineales.
- Combatir tabúes: educar sin prejuicios para derribar mitos sobre masturbación, deseo y orgasmo.
- Comunicación efectiva: dialogar con la pareja sobre preferencias, tiempos y expectativas.
- Educar en la autoexploración: conocimiento del cuerpo, comprensión del clítoris y del placer individual como base del bienestar sexual.
- Buscar ayuda profesional: si hay dolor, disfunción o angustia, acudir a profesionales de la salud con formación en salud sexual, sexología o educación sexual con enfoque científico y ético.
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