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En el mundo del deporte, el fútbol se ha consolidado no solo como una pasión, sino también como una disciplina que exige altos niveles de resistencia, velocidad y capacidad aeróbica. Muchos se preguntan: ¿cuánto puede correr realmente una persona con la condición física adecuada para jugar al fútbol? La respuesta no es tan simple como dar una cifra, pero con la guía de expertos y datos científicos, es posible acercarse a una cifra razonable.
“El cuerpo de un futbolista está entrenado para resistir mucho más de lo que la gente promedio imagina. Un jugador bien entrenado puede recorrer entre 10 y 13 kilómetros durante un partido, pero si hablamos de resistencia pura, sin balón y sin interrupciones tácticas, esa distancia puede extenderse considerablemente”, afirma el fisioterapeuta y preparador físico Andrés Leiva, quien ha trabajado con equipos de la primera división en Colombia, como Atlético Nacional, y en México con clubes como Monterrey.
La preparación física de un futbolista profesional incluye rutinas cardiovasculares intensas, trabajo de fuerza muscular, entrenamientos intermitentes de alta intensidad (HIIT, por sus siglas en inglés), y una planificación nutricional estricta. Esto le permite a un jugador no solo rendir en partidos competitivos, sino también estar en capacidad de enfrentar retos físicos de mayor exigencia.
¿Cuánto puede correr un futbolista?
“En una prueba de resistencia continua, un jugador promedio de fútbol podría completar una media maratón (21 kilómetros) sin mayores inconvenientes, y algunos incluso podrían afrontar una maratón completa de 42 kilómetros si se lo propusieran. Lo que cambia es el ritmo y la estrategia, porque en el fútbol hay pausas, sprints, cambios de dirección, mientras que en una maratón la exigencia es constante y lineal”, señala Leiva.
Para entender mejor hasta dónde puede llegar un cuerpo entrenado bajo parámetros futbolísticos, es necesario analizar primero qué implica esa preparación. Un jugador de fútbol entrena en promedio entre cinco y seis días a la semana, con sesiones que pueden durar entre 90 minutos y 3 horas. La planificación combina resistencia aeróbica y anaeróbica, velocidad, agilidad, coordinación y fuerza muscular.
“La resistencia aeróbica permite a un futbolista mantener un esfuerzo prolongado, y es fundamental para sostener el rendimiento durante los 90 minutos del partido. Pero lo que lo diferencia de un corredor es que debe alternar entre sprints explosivos y periodos de recuperación, lo cual es típico del fútbol”, explica Leiva.
De hecho, un estudio realizado por la Universidad de Leeds Beckett, en el Reino Unido, reveló que durante un partido de fútbol profesional, un jugador realiza entre 1.200 y 1.500 cambios de ritmo, incluyendo desplazamientos de alta intensidad, caminatas, trotes y carreras cortas. Según este análisis, la suma total de metros recorridos en sprint puede alcanzar los 1.100 metros, mientras que el resto del trayecto corresponde a una combinación de caminata rápida y trote.
Este patrón de movimiento hace que los músculos trabajen de forma diferente a los de un corredor de fondo. “El cuerpo de un futbolista está más preparado para explosiones de energía que para mantener una velocidad constante durante horas. Aun así, la base cardiovascular que tienen les permite rendir por largo tiempo, solo que necesitarían ajustar su forma de correr si se enfrentaran a una prueba continua”, aclara Leiva.
Hay que destacar que no todos los jugadores tienen la misma capacidad de resistencia. Un portero, por ejemplo, difícilmente supera los 4 kilómetros en un partido, mientras que un mediocampista de contención puede recorrer hasta 13 kilómetros. En este sentido, la distancia que una persona puede correr con condición física para jugar al fútbol también dependerá de su posición habitual, edad, nivel competitivo y genética.
“Un volante mixto de primera división está entre los atletas con mejor resistencia del deporte, incluso comparable a fondistas aficionados. En contraste, un delantero puede tener mayor explosividad, pero no tanta resistencia sostenida. Aun así, ambos perfiles tienen condiciones envidiables para correr distancias largas, si hacen la transición adecuada en su entrenamiento”, dice Leiva.
El factor mental también influye significativamente. La resistencia no es solo física; la mente juega un papel crucial en la capacidad de soportar el dolor, mantener el ritmo y sostener la motivación. “Un futbolista está acostumbrado al desgaste mental que implica un partido tenso, y eso también se traduce en capacidad de concentración durante pruebas físicas prolongadas. Eso les da una ventaja frente a corredores ocasionales”, puntualiza Leiva.
No obstante, hay límites. No es lo mismo correr 10 kilómetros en un partido, con pausas y sprints, que correr 30 kilómetros sin descanso. “Lo que hay que tener claro es que el cuerpo necesita una adaptación específica”, insiste Leiva. “Un futbolista no puede lanzarse a correr una maratón sin preparación previa, porque aunque tenga la base física, la mecánica de carrera, la hidratación y la resistencia mental para ese tipo de prueba requieren entrenamiento especializado”.
¿Un futbolista aficionado puede correr largas distancias?
Ahora bien, ¿qué pasa si un aficionado, con buena condición física por jugar fútbol tres veces por semana, intenta correr largas distancias? Según Leiva, “es probable que aguante 10 o incluso 15 kilómetros sin grandes complicaciones, siempre y cuando tenga una técnica básica de carrera y una hidratación adecuada. Pero más allá de eso, empieza a arriesgarse a lesiones por sobreuso, fatiga extrema y descompensaciones musculares”.
Para estos casos, el especialista recomienda seguir un plan progresivo: “Si una persona corre regularmente en su rutina de fútbol y desea aumentar su distancia, debe hacerlo de forma gradual, aumentando un 10% por semana, fortaleciendo el core y las piernas, y prestando especial atención al descanso”.
En resumen, una persona con condición física para jugar al fútbol está en muy buena forma para afrontar distancias largas, mucho más que la población general. Sin embargo, el rendimiento dependerá de la adaptación, el tipo de entrenamiento y la experiencia en ese tipo de esfuerzo continuo. Con preparación adecuada, un futbolista puede recorrer desde una media maratón hasta una maratón completa, aunque el ritmo y el enfoque serán distintos a los de un corredor especializado.
Como concluye Leiva: “El cuerpo humano es una máquina adaptable. Si bien los futbolistas están entrenados para rendir en condiciones muy específicas, esa misma base les permite explorar otros retos físicos. Solo necesitan ajustar la estrategia y seguir un plan. Si quieren correr lejos, pueden hacerlo. Pero como en el fútbol, la clave está en prepararse bien para no quedarse sin aire en el minuto 90”.
