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¿Qué es una relación rebote?

Una forma de huirle al malestar luego de las rupturas amorosas.

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Redacción Bienestar
15 de diciembre de 2025 - 06:32 p. m.
¿Qué es una relación rebote?
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Existe una frase coloquial que solemos decir cuando, después de terminar una relación, nos involucramos rápidamente con otra persona: “el luto es para los muertos”. Esa famosa expresión se usa para justificar —aunque no siempre debamos— que no haya una pausa entre un vínculo y el siguiente.

En psicología, esto se conoce como relación rebote. Es, básicamente, iniciar una nueva relación sin haber atravesado el duelo de la anterior, como una forma de huirle al malestar que deja la ruptura y de recuperar sensaciones que se perdieron con ese ciclo cortado.

En estos casos, la nueva relación funciona como un alivio temporal del dolor, como una especie de placebo.


¿Por qué se dan las relaciones rebote?

Cuando no hay un tiempo entre una relación y otra, existe una dificultad para procesar la pérdida. En lugar de digerir lo ocurrido —que incluye dejar de condenar sentimientos y emociones como la tristeza, la ira, la confusión o el miedo, y atravesarlos— aparece una urgencia por llenar el vacío que dejó la pareja.

Desde Selia, plataforma de divulgación y app de salud mental, señalan que estas relaciones no parten de una disponibilidad emocional real, sino de una carencia. Lo que promueve el vínculo es una sensación de compañía, una confirmación de que aún es posible despertar deseo y atracción en los demás.


Cómo identificarlas

Es preciso aclarar que las razones por las que comienza una relación rebote pueden surgir de manera inconsciente. Como todo, es un proceso, y no debe juzgarse la cantidad de personas con las que se ha compartido la vida amorosa y sexual, ni la repetición de los patrones.

Nadie elige qué heridas emocionales carga, pero sí cómo gestionarlas. Entonces, el primer paso es aprender a identificar que se está inmerso en un vínculo de este tipo. Pero, ¿cómo?

Según lo divulgado por los portales de salud mental mencionados anteriormente (Selia y Psi Mammoliti), es posible hacerlo a través de indicios como:

  • Que se comience un vínculo poco tiempo después de una ruptura amorosa.
  • Que exista una necesidad de estar involucrado sentimentalmente con alguien. Es decir, que constantemente se despierte esa sensación de “enamoramiento”.
  • Que la expareja siga presente como referencia o punto de comparación, de forma directa o indirecta, con la persona actual.
  • Que exista dificultad para asumir compromisos claros o serios. O, por el contrario, que en todas las interacciones con terceros se vea una posible pareja.
  • Que el vínculo avance muy rápido, sin un proceso gradual de conocimiento o de interacciones previas. Creer que funciona como el “amor a primera vista”.
  • Huirle a las conversaciones sobre necesidades emocionales, rupturas pasadas o proyectos a futuro.

¿Cuáles son algunas de las consecuencias?

Parte de los efectos de entrar en una relación rebote es que no se elimina la herida que quedó de la ruptura anterior. Por el contrario, puede simplemente aplazar la “tusa” o el duelo. También provoca confusión emocional, repetición de patrones de relaciones pasadas y una mayor probabilidad de rupturas por las mismas razones.

Es como un ciclo que se repite hasta que la persona no reconoce y enfrenta los duelos que trae acumulados.

Por otra parte, la persona que se involucra con alguien que aún no está disponible emocionalmente puede atravesar inseguridades, baja autoestima y, como lo indica Psi Mammoliti, una sensación de decepción “al descubrir que su compañero o compañera está intentando llenar un vacío en esta nueva relación”.


¿Cómo salir de una relación rebote?

Después de reconocer que se está en una, es posible avanzar con más facilidad hacia las herramientas de gestión emocional, como el contacto cero, enfocar la atención y el deseo en actividades externas y, en caso de sentirse listo, asistir a terapia.

Por eso —y para el cierre de esta nota—, aquí van un par de consejos para ese “détox” en términos afectivos:


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Por Redacción Bienestar

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