Claves de una movilidad coordinada entre Bogotá y Cundinamarca
Los gobiernos de Bogotá y Cundinamarca le apostarán a una hoja de ruta única en movilidad e infraestructura para revertir la histórica desconexión entre ambos. ¿Qué deben tener en cuenta?
Bogotá y los municipios de Cundinamarca, llamados a convertirse en su área metropolitana, han pagado caro la falta de sincronía en los planes a futuro. Lo han pagado los ciudadanos, que han perdido calidad de vida al no existir coordinación en movilidad, infraestructura o planeación, y también los gobiernos, que con el pasar de los años deben hacer inversiones para resolver temas en los que no se trabajó de forma conjunta desde un comienzo. Ese problema se hace visible en lo relacionado con el transporte, puesto que cada ente territorial planea sus vías y grandes obras. No obstante, la idea de las actuales administraciones es que eso acabe.
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Bogotá y los municipios de Cundinamarca, llamados a convertirse en su área metropolitana, han pagado caro la falta de sincronía en los planes a futuro. Lo han pagado los ciudadanos, que han perdido calidad de vida al no existir coordinación en movilidad, infraestructura o planeación, y también los gobiernos, que con el pasar de los años deben hacer inversiones para resolver temas en los que no se trabajó de forma conjunta desde un comienzo. Ese problema se hace visible en lo relacionado con el transporte, puesto que cada ente territorial planea sus vías y grandes obras. No obstante, la idea de las actuales administraciones es que eso acabe.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, han estado alineados desde que iniciaron sus administraciones. Lo han demostrado en diferentes proyectos, pero sobre todo promoviendo la creación del área metropolitana, conocida como Bogotá-Región. En el marco de ese plan, ahora ambos se la van a jugar por expedir una única hoja de ruta con los planes de movilidad de la próxima década para la capital y el departamento.
Se trata de un Conpes que surgió a partir de la estructuración de la segunda línea del metro y, por lo tanto, el proceso cuenta con el apoyo del Gobierno Nacional. De acuerdo con la alcaldesa López, para iniciar el trámite del aval fiscal de la nación y el convenio de financiación, hace falta conocer el valor que determinen los estudios iniciales de factibilidad de la línea de metro que cubrirá el occidente de la capital. La idea es que el documento se expida a mediados de este año.
“La visión del exalcalde Peñalosa en el POT, que afortunadamente no fue aprobado, era que Bogotá tuviera una línea de metro y 21 troncales de Transmilenio. El modelo que logramos acordar con Cundinamarca, y que saldrá en el Conpes, propone cinco líneas de metro, dos Regiotram, cinco cables (Codito, Centro, San Cristóbal y dos en Ciudad Bolívar) y cuatro troncales alimentadoras de la red del metro”, confirmó la mandataria a este medio.
Para avanzar en el proceso de expedición del Conpes, la semana pasada hubo una reunión entre los secretarios de Movilidad de Bogotá, Nicolás Estupiñán, y de Cundinamarca, Jorge Godoy. Al término del encuentro los funcionarios confirmaron que el documento incluirá los principales planes de integración regional que mencionó la alcaldesa, así como otros proyectos viales que ayudarán a articular y mejorar la movilidad de todos los actores viales de ambos entes territoriales.
“La intención de las dos carteras es articular todos los planes de desarrollo de movilidad”, resumió Estupiñán. Algunos de esos proyectos son la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) en su tramo sur, que salió a licitación hace unos días, el tramo centro de la ALO, la Av. Ciudad de Cali, el intercambiador de Bosa, la calle 13, que está en proceso de adecuación de la nueva franja para bicicletas y peatones, y otros corredores viales que se proyectan para conectar a Bogotá con Cundinamarca.
Si bien lo que se busca es saldar la falta de articulación, para lograr coordinar la movilidad entre ambos se deben tener en cuenta otros aspectos. Eso consideran varios analistas, quienes aseguran que hay otros temas por considerar en este proceso, como el dinero, autoridades únicas regionales y tener en cuenta a los biciusuarios de los “municipios dormitorios”, es decir, que viven en el área metropolitana, pero trabajan en Bogotá. Y es que, según cifras de Movilidad, más del 50 % de los viajes intermunicipales los realizan personas que viven en los municipios aledaños y se desplazan cada día hacia la capital.
“El tema más importante de todos es el financiamiento de la infraestructura. Un Conpes regional puede ser un instrumento maravilloso, pero depende del volumen de dinero que se tenga. Sin eso es un saludo a la bandera”, señala Ricardo Montezuma, PhD en urbanismo y movilidad. Según dice, es urgente dejar de hacer ampliaciones y apuntarle más bien a mejorar la conectividad mediante nuevas obras como puentes y otras infraestructuras. “Además de eso, hay que pensar en transporte público y la bicicleta”, agrega.
Por su parte, Óscar Alfonso, docente de economía del desarrollo urbano y regional de la U. Externado, expone que los desarrollos de movilidad rápida (metro y Regiotram) van a modificar los usos del suelo, así que hay que tener una autoridad regional sobre el suelo. “Ahí estamos fracasando en términos políticos, porque mientras se piensa en un plan de movilidad regional, se hacen planes de ordenamiento locales y eso da mala espina con todas las denuncias que existen sobre volteo de tierras”.
Algo similar, pero enfocado en el transporte, considera Luis Ángel Guzmán, director del Grupo de Sostenibilidad Urbana y Regional de la U. de los Andes. Según dice, se debe crear también una autoridad única de transporte que regule las tarifas y frecuencias de buses y trenes, e incluso evaluar más adelante la posibilidad de tener un SITP regional. Esto lo apoya Germán Prieto, coordinador de la especialización en gerencia del transporte de la U. Tadeo, quien considera que, pensando en los residentes de “municipios dormitorios”, se puede pensar en un proyecto de buses que soporte la operación de los vehículos intermunicipales.
“Los proyectos de transporte suelen responder a necesidades creadas. Dependiendo de los tipos que existan habrá incentivos para que la gente se vaya a vivir a municipios vecinos. Además, una red de infraestructura para bicicletas es muy necesaria, pues lo que pasó con la calle 13 demostró la necesidad tremenda que hay de generar mejores condiciones para los viajes en bicicleta”, concluye Prieto.
En resumen, esta idea de coordinar los planes de movilidad de Bogotá y Cundinamarca podría tener efectos en la relocalización de hogares en zona metropolitana, pues Bogotá se ha convertido en una ciudad con arriendos costosos y muchas familias, al saber que en unos años tendrán una mejor movilidad con la capital.
Con el papel articulador de este Conpes se busca revertir la histórica desconexión entre la capital y Cundinamarca. Si se avanza a buen paso, no solo Bogotá podría resolver muchos de los problemas de movilidad que la aquejan, como el tema de los accesos en el norte y occidente, sino que será un gran paso para la creación del área metropolitana que, aunque tiene varios opositores en el Concejo que consideran que es algo promovido por las constructoras, es una figura que existe en todas las capitales líderes del mundo.