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Construcciones en los cerros reviven debate

Aunque la Secretaría de Ambiente y la Alcaldía de Chapinero sellaron las obras por presuntos delitos ambientales, hay camiones cargados de materiales de construcción que siguen subiendo a la montaña. Por medio de un derecho de petición, ciudadanos piden medidas.

Susana Noguera Montoya
13 de enero de 2016 - 03:48 a. m.

Camiones con materiales de construcción y obreros siguen subiendo a los cerros orientales con el fin de levantar construcciones, esta vez en el sector de El Bagazal, donde la Secretaría de Ambiente y la Alcaldía local de Chapinero habían puesto sellos para detener algunas obras. La alerta la lanzó la Asociación Amigos de la Montaña, que este mes radicó un derecho de petición para pedir explicaciones.

Mónica Gutiérrez, abogada que apoya a la Alcaldía de Chapinero en el tema de los Cerros, precisa que esos camiones se dirigen al lote El Bambú, donde la firma Kaysser C.K. construye dos casas grandes para gente de estratos altos. Confirmó, además, que ambas construcciones están selladas desde el año pasado por falta de licencias de construcción y presuntos delitos ambientales.

Los primeros sellos los puso en marzo de 2015 la administración local argumentando que violaban el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que impide construir en zonas de reserva. Las únicas casas permitidas son las construidas antes de 1988, cuando la zona no había sido declarada de protección. Junto con esas, se sellaron otras tres obras.

El 22 de octubre de 2015, además, la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) impuso medidas preventivas contra Kaysser y Alfonso Enrique Mattos Barrero, dueños de tres casas que se construían en ese sector de la localidad de Chapinero, debido a presuntos delitos ambientales.

La SDA ordenó la suspensión inmediata de las construcciones porque encontraron que se estaba desviando el cauce de la Quebrada Rosales para hacer embalses y diseños de jardines, talando árboles nativos y plantando especies exóticas; además, habían invadido el Corredor Ecológico de Ronda (CER) con muros de concreto.

El 11 de diciembre de 2015, estando ambos sellos vigentes, Amigos de la Montaña le enviaron a la SDA fotos y videos para demostrar que las construcciones seguían en curso. El mismo día que los funcionarios hicieron una visita técnica encontraron un camión cargado de materiales de construcción entrando a la zona de reserva. De acuerdo con un informe de la Secretaría que conoció El Espectador, cuando le preguntaron al conductor a dónde iba, respondió que estaba perdido. La SDA alertó a la Alcaldía de Chapinero sobre la violación de los sellos.

Para intentar detener las construcciones que afectan la reserva, la Alcaldía local interpuso una denuncia penal contra la comercializadora, ya que, agrega la abogada, “volquetas, materiales de construcción y obreros ingresan cada día a la zona”. Las obras, sin embargo, continúan. La Alcaldía argumenta que, aunque algunos vecinos les piden que incauten los camiones, esto sobrepasa sus funciones, y por eso le ha enviado oficios a la Corporación Autónoma Regional (CAR) para que actúe.

El mayor Yesid Alexánder Ruiz, comandante de la Policía de Chapinero, explica que si llegan propietarios y les presentan chips catastrales que identifican los predios, no puede impedirles el paso. “Estamos en el papel más incómodo porque cada autoridad levanta e impone sellos en diferentes ocasiones a predios distintos”, se queja. “A veces tenemos inconvenientes para identificar los predios con los chips y saber en cuál se puede construir y en cuál no”.

Este diario llamó ayer a la firma Kaisser para conocer su posición sobre este caso y las demandas en su contra, pero una empleada informó que los directivos están de vacaciones.

Este caso es una nueva muestra del conflicto que se vive por los Cerros. Unos 60 barrios que colindan con la reserva tienen construcciones que la afectan y, según Mauricio Jaramillo, alcalde local de Chapinero, el año pasado se sellaron casi 200 construcciones que no tenían licencia.

Para Andrés Plazas, presidente de Amigos de la Montaña, estas intervenciones no solo están prohibidas por sus graves repercusiones ambientales, sino que ponen en riesgo el valor social de la reserva: “Por medio de los Cerros elevamos la calidad de vida de los bogotanos, dándoles más espacio público. Caminando por la reserva, por ejemplo, habitantes de El Codito pueden interactuar con los de Rosales y entender todas las cosas que tenemos en común. En los cerros orientales se difuminan las líneas de segregación que son tan fuertes en Bogotá”.

Por Susana Noguera Montoya

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