Cundinamarca es la protagonista del cannabis medicinal en Colombia
El departamento la mayoría de licencias para el desarrollo de esta industria en el país. Se estima que las exportaciones podrían rondar los US$6.000 millones.
El Espectador
El cannabis medicinal movilizó la semana pasada inversiones entre 20 millones y 40 millones de dólares en Bogotá, ciudad que pasó a la historia por ser la sede del Cannabiz Latino Hub, la primera cumbre de inversionistas de este negocio que se hace en América Latina. En el evento participaron 150 inversionistas y cerca de 70 empresarios.
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El cannabis medicinal movilizó la semana pasada inversiones entre 20 millones y 40 millones de dólares en Bogotá, ciudad que pasó a la historia por ser la sede del Cannabiz Latino Hub, la primera cumbre de inversionistas de este negocio que se hace en América Latina. En el evento participaron 150 inversionistas y cerca de 70 empresarios.
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Los antioqueños a cargo del Grupo Global Esmeralda se llevaron un premio de US$10.000 al contar con el mejor pitch (presentación que se hace para llamar la atención de un inversor). “Los inversionistas quedaron fascinados. Esta industria está trayendo un montón de capital y esto es solo el comienzo de las grandes cosas que llegarán al país”, mencionó Carol Ortega, CEO de Muisca Capital Group y organizadora de la cumbre.
Lo anterior es tan solo una muestra del potencial que en tan poco tiempo ha demostrado Colombia en la naciente industria del cannabis o marihuana medicinal, en la que Cundinamarca ha demostrado ser la principal protagonista, al concentrar la mayoría de empresas con licencias y legalmente establecidas para su desarrollo en el país.
La regulación nacional exige a las compañías tener cuatro tipos de permisos para el ejercicio de esta actividad: 1) fabricación de derivados del cannabis para uso nacional, investigación científica y exportación; 2) uso de semilla para siembra con fines comerciales y científicos; 3) cultivo de plantas de cannabis psicoactivo para producir semilla y fabricar derivados, y 4) cultivo de planta de cannabis no psicoactivo para fines industriales y científicos.
De los cuatro, el primero lo otorga el Ministerio de Salud, cartera que, según un reporte al 10 de septiembre de 2019, había expedido 135 autorizaciones. Los otros tres se tramitan ante el Ministerio de Justicia y del Derecho, que al 30 de julio de 2019, había otorgado 30 licencias de uso de semilla para siembra; 89 para cultivo de plantas de cannabis psicoactivo, y 139 para cultivo de cannabis no psicoactivo.
En total, el Gobierno ha entregado 393 permisos para diferentes actividades relacionadas con la marihuana medicinal. De estas, 119 se le han entregado a empresas con sede en Cundinamarca, departamento que lidera el escalafón, al concentrar el 30,3 % de los permisos, seguido por Antioquia, con 65 licencias (16,5 %) y Valle del Cauca, con 28 (9,9 %).
Pero, ¿por qué la mayoría de estas empresas eligieron al departamento de Cundinamarca? Rodrigo Arcila Gómez, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna), expone dos razones fundamentales: su clima e infraestructura.
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“Este departamento tiene unas condiciones de terrenos y climas muy favorables para el cultivo de las distintas variedades que tiene el cannabis. La decisión de los inversionistas también apunta a estar cerca de los centros de desarrollo, que facilita las exportaciones”, señala.
Gustavo Escobar, cofundador de Clever Leaves, empresa cuya operación se concentra en Cundinamarca y Boyacá, agrega otros factores que tuvieron en cuenta a la hora de establecer su compañía en el altiplano cundiboyacense. Para comenzar, la calidad de producción floricultural que tiene la región, y la operación técnica, con su respectiva fuerza de trabajo calificado, que permite a sus laboratorios adelantar la extracción y producción de productos farmacéuticos.
Además, la ventaja logística que significa, desde su misión exportadora, tener cerca un aeropuerto con variada oferta de conexiones internacionales. “También podría hablar de la mano de obra calificada en términos de campo que se encuentra en el altiplano cundiboyacense. Además, las condiciones de seguridad que hay en la zona”, agrega el empresario, que ha generado cientos de empleos, entre ellos, a mujeres cabeza de familia que con tacto deshojan las matas.
El futuro del negocio
El presidente de Asocalcanna, Rodrigo Arcila, menciona que, por ahora, en el país no hay datos precisos sobre la capacidad exportadora en materia de cannabis medicinal. Sin embargo, según estudios de Econcpt, se estiman exportaciones entre los US$1.000 millones (casi 3,3 billones de pesos), y US$6.000 millones (casi 20 billones de pesos).Se espera que hoy, en el Primer foro de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis Medicinal y Científico, Fedesarrollo brinde los primeros resultados de un estudio que se adelanta para caracterizar esta industria en el país. Sin embargo, yéndose por la estimación más baja, según Arcila, este es un negocio que va a generar unas exportaciones “muy representativas para el país”, ya que se sumaría a otros productos nacionales. Solo para tener un punto de referencia, el total de las exportaciones de Colombia en julio llegó a US$3.271 millones .
No obstante, hay un reparo, que mencionó Arcila, y que tiene con “freno de mano” a la aparición de nuevas empresas. Se trata de la falta de personal en los ministerios para atender los trámites relacionados con las licencias. “Tanto en el Ministerio de Salud, como en el de Justicia, han prometido tener el personal suficiente para cumplir con los plazos estipulados en la legislación de expedición de licencias”, indicó el directivo, al agregar que hay empresas que llevan un año esperando por su autorización.
A pesar de esto, afirma estar contento con el anuncio del presidente Duque sobre la redacción de un CONPES, en el que se fijarán las prioridades y necesidades del sector, para que realmente se desarrolle y para responder al volumen de inversiones que en este momento se están haciendo en el país.
Asocolcana vaticina que los altos niveles de calidad posicionarán a Colombia como un país de excelencia en esta materia. Un futuro de esas dimensiones seguramente podría opacar la violencia que por años ha estado relacionada con la marihuana, planta a la que los empresarios de esta industria emergente prefieren llamar “cannabis medicinal”, en un intento por cambiar esa imagen de la “mata que mata”, según ellos, a partir de ahora, por la “mata que alivia”.