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'Del Concejo depende el colapso de la ciudad': Gustavo Petro

El alcalde de Bogotá hace un balance de su administración, reconoce tinos y desatinos.

Redacción Bogotá
14 de abril de 2012 - 06:00 p. m.

Luego de la lluvia de análisis producto de sus cien días de gobierno, el alcalde Gustavo Petro aparece sonriente y apaciguado. Han sido días vertiginosos: su apellido es titular obligado hora tras hora, mientras que el alcalde, Black Berry en mano, no deja de trinar a través de su cuenta en Twitter, aferrado a la creencia de que esta red social es fundamental para diseminar sus complejas ideas sobre el futuro de la ciudad.

Entre tanto trino virtual y tanta polémica, siempre es bueno darse un tiempo de reposo con uno de los alcaldes más polémicos y visibles de la historia de la ciudad. En esta entrevista con El Espectador, Petro revela cómo proyecta financiar su plan de movilidad para el Distrito y argumenta que su futuro está en manos del Concejo. Asegura que su relación con el gobierno nacional es mejor de lo que aseguran medios y analistas, y reconoce que se equivocó en la forma en que se manejó la crisis de Transmilenio.

Se le ha criticado mucho una suerte de ‘microgerencia tuitera’. ¿Cree que le ha funcionado o que debe corregirlo?

Mi gobierno debe ser un gobierno 2.0. Todas sus actividades deben ser vistas por cualquiera en cualquier momento, y los ciudadanos deben poder establecer una interlocución con cualquier dependencia por cualquier motivo. Por ese camino vamos. Hay una distancia entre la Alcaldía y todas las instituciones desde el punto de vista de visibilidad digital, y estamos intentando corregirla.

Pero esa ‘distancia’ de la que habla le está generando, entre otras cosas, una excesiva visibilidad a usted y una amplia invisibilidad a su gabinete, como en el caso de la secretaria de Movilidad, Ana Luisa Flechas. ¿Eso no le genera problemas operativos a la administración pública de la ciudad?

Operativos no, pero de opinión sí, pues se descarga sobre el alcalde casi toda la discusión pública. Si usted se da cuenta, la mayor parte de mis retuits busca impulsar las cuentas de todas las entidades y aumentar sus seguidores para establecer comunicaciones institucionales, sector por sector, con la ciudadanía que está articulada con las redes.

¿Se arrepiente de algún anuncio vía Twitter, como el despido del alcalde de Los Mártires?

Cuando dicen que eché a un alcalde están insinuando su visión...

Pero usted lo despidió, dijo: “el alcalde de Mártires no va más...”.

Dije “no va más”, no dije nada más. El Twitter tiene una limitante que son 140 caracteres y ese es un problema. No permite profundización.

La principal bandera con la que usted llegó a la Alcaldía fue la lucha contra la corrupción. ¿Cuál es su balance hasta ahora? ¿Las mafias siguen Bogotá?

Las mafias están ahí, agazapadas, y lo sabemos.

¿En qué sectores?

Están en todas partes. Hemos sabido de reuniones de contratistas, incentivadas por quien los puso ahí, en diferentes puntos de la ciudad, que se ponen de acuerdo para tratar de paralizar la administración.

¿Qué efectos tuvo en usted y en la administración la renuncia de Antonio Navarro?

Nosotros conocíamos desde hace un mes su decisión. Algunos me preguntan que por qué no está el nuevo secretario. La respuesta es que no contábamos con que Juan Gabriel Uribe, que lo iba a reemplazar, tampoco iba a poder, por la muerte de su progenitora 48 horas antes.

¿Qué lo lleva a pensar en un conservador para un cargo tan estratégico?

Nosotros nos consideramos copartícipes de las fuerzas con que hicimos la Constitución del 91. El tema de los sectarismos no nos interesa, pensamos más en las grandes corrientes que van por encima de los partidos, y Juan Gabriel Uribe pertenece a esas corrientes.

¿En qué va la búsqueda de secretario?

Ya veremos. Hay varios candidatos. De afuera y de adentro de la administración..

Guillermo Alfonso Jaramillo, secretario de Salud, ¿sigue siendo su favorito?

Hay muchas opciones. Él ha sido vital en el tema de la salud y está hasta ahora comenzando.

¿Cómo están sus relaciones con el gobierno nacional?

No sé si atribuirlo al Gobierno o a la prensa, pero lo cierto es que una cosa es lo que hablamos y otra cosa lo que aparece en la prensa al otro día. Aunque con puntos diferentes, siempre hemos llegado a acuerdos en las tres reuniones que he tenido con Santos.

Hablemos de movilidad. Se le fue Javier Hernández, cerebro y gerente del Sistema Integrado de Transporte. Se fue diciendo que usted no confiaba en el SITP. ¿Eso es cierto?

La implementación del SITP (que se hará gradualmente, durante 18 meses) no es un cambio drástico en la movilidad de la ciudad. Las matemáticas del modelo fundamentalmente nos indican que hay temas que hay que cambiar. Lo primero es el modelo de Transmilenio, que ha desconocido el tema de comodidad y dignidad del usuario. Lo que me preocupa del SITP es que no busca un mejoramiento de este asunto.

Esa reflexión suya en torno al SITP, ideado por Samuel Moreno, ¿va a demorar el cronograma de implementación sistema?

Apenas el primer bus rojo toque la 26 empieza el SITP, y en año y medio tiene que marchar todo, incluyendo buses y modo férreo.

¿Qué es lo que impide que un bus rojo esté hoy en la 26?

La vía se podría usar. Lo único que en este momento lo impide es el recaudador. Ni las tarjetas ni el mecanismo están listos todavía.

¿Habrá retraso?

Como la fecha es junio, mientras no llegue junio no podemos decir que esté atrasado. Había un problema con el cierre financiero del operador, y yo lo venía siguiendo. Pero la noticia es que lograron ese cierre financiero, por lo que no tienen ningún impedimento objetivo para que esté funcionando el 9 de junio.

¿Cómo va la renegociación de los contratos con los operadores?

La renegociación ya comenzó. El tema de mayor tensión es introducir el modo férreo, que es menos costoso operacionalmente que el bus y por ende es un mecanismo que tiende a bajar tarifas. Sin embargo, su propietario no es el mismo del bus o Transmilenio, y he ahí la tensión mayor entre lo privado y lo público. Ahí hay una disputa por los $2,6 billones que son el mercado del transporte en la ciudad.

¿Qué plantearía esa renegociación?

Una reforma que reduzca la tarifa, revise el valor que el Estado invierte en infraestructura y transforme la propiedad del sistema (que hoy es 100% privado) para evolucionar hacia un sistema multimodal de propiedad mixta.

Hace un mes llegaron 50 buses para Transmilenio, ¿por qué no están funcionando?

En las actuales circunstancias contractuales, si introducimos estos buses estaríamos automáticamente prorrogando los contratos de la Fase I. El gerente de Transmilenio tiene una directriz muy clara que es no permitir que la operación de esos buses vaya a prolongar el tiempo que ya tienen estos contratos de la Fase I.

¿Cómo está proyectando desatrasar el sistema de transporte de Bogotá?

Necesitamos aumentar en un 70% la infraestructura de Transmilenio en kilómetros y aumentar drásticamente a por lo menos 80 kilómetros la red férrea en todos los corredores férreos de la ciudad, incluida la ALO.

¿Cuánto va a costar esto?

El modo férreo nos cuesta US$1.200 millones y Transmilenio US$700 millones. En total serían US$ 1.900*.

¿Y de dónde va a salir la plata?

Endeudándonos.

Mientras su administración hace las nuevas troncales de Transmilenio y se la juega por la solución férrea, ¿qué tanto va a avanzar en el metro pesado?

Estamos siguiendo la metodología del Banco Mundial.

¿Cómo va hacer para convencer a un Concejo que tiene mayormente en su contra para que lo apoye en estos proyectos?

Ellos deciden.

Pero hasta el momento han votado en su contra...

Los concejales deberán decidir si propician el colapso de la ciudad o le dan la mano.

¿Y si no aprueban?

Tendremos que estudiar un plan B.

¿Cuál sería?

Ya lo sabrán, en su debido momento.

A usted le critican que actúe más como controlador político y congresista que como administrador. ¿Qué responde a esto?

Pues en cien días tenemos un programa andando. Rebajamos sustancialmente las tarifas de agua, peatonalizamos la Séptima, aumentamos a ocho horas la educación de 15.000 estudiantes, hay 10.000 niños más en jardines infantiles, cambiamos el modelo de salud en toda una localidad con cobertura total, como Bosa.

Eso es lo bueno. ¿En qué la ha embarrado?

En nombrar a Polo Ávila en el Fondo de Vigilancia. Él no se había graduado y no lo sabíamos.

Eso ya está en la Procuraduría. ¿Qué tanto le preocupa una sanción?

Pues nosotros le revocamos el nombramiento una vez supimos del tema. Pero el asunto dejó un flanco expuesto para enemigos políticos. Ése es un error indudable.

¿Alguna otra embarrada?

Sí. En el tema de las protestas de Transmilenio. Nosotros sabíamos lo que iba a pasar, sabíamos quiénes eran sus protagonistas y estábamos intentando neutralizarlos. Pero lo que no sabíamos era que 600 personas fueran capaces de doblegar a la Policía y destruir las estaciones. Ese día sentimos impotencia de mando.

¿Cuándo lo veremos aspirando de nuevo a presidente?

Hemos defendido un proyecto democrático, y donde me ha correspondido luchar por él, lo he hecho. Ahora lo hago como alcalde. ¿Qué vendrá después? A lo mejor me toca volverlo a hacer desde la cárcel.

Más carga tributaria para los más pudientes

Advirtiendo que, en su concepto, son los victimarios quienes deberían asumir el costo de la reparación de las víctimas del conflicto armado en el país, el alcalde Gustavo Petro insistió que en el proceso de implementación de la Ley de Víctimas en Bogotá, las clases más pudientes de la capital deberían aceptar, como parte de un compromiso ciudadano con los afectados, pagar parte de la reparación administrativa contemplada en dicha norma. “Nosotros dijimos que son los victimarios los que reparan a las víctimas y para eso hay que quitarles las tierras. Pero el Gobierno Nacional pasado decidió hacer reparación administrativa y puso una ley. Eso quiere decir impuestos, la sociedad pagando. Y sólo hay dos opciones para conseguir impuestos: que desde la base de la sociedad los paguen los pobres y las clases medias o las partes pudientes de la sociedad”. El debate planteado por Petro es ¿quién paga la reparación? Su propuesta de aumentar la carga tributaria a las capas altas quedará consignada en su Plan de Desarrollo.

Fibra óptica para más hogares

El alcalde Gustavo Petro aseguró que la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá decidió no repartir sus utilidades con el objetivo de tener la primera base de capital para ampliar la fibra óptica a los hogares de la capital que no la tienen.

Será una inversión de US$120 millones. “Ese es un gran paso hacia el gobierno y la ciudad 2.0, y esto significa más control y diálogo entre la ciudadanía y la administración”, agregó Petro.

Con este tipo de medidas, el Distrito busca que, por medio de las tecnologías, los ciudadanos hagan propuestas y denuncias sobre su gestión, y obtengan respuestas inmediatas.

En cifras

4 billones de pesos es el cupo de endeudamiento que el Concejo debe aprobarle al alcalde para sacar adelante proyectos de movilidad.

700 millones de dólares es lo que vale ampliar la red de Transmilenio, incluidas las troncales Carrera 68 y Avenida Boyacá.

1.200 millones de dólares calcula el alcalde Gustavo Petro que cuesta establecer el sistema férreo de Bogotá, que incluye la Séptima y la Avenida Longitudinal de Occidente.

Deben ser reubicadas 35 mil familias

Aunque el director del Fondo de Prevención y Atención de Emergencias (Fopae), Javier Pava, le dijo a este diario que actualmente un millón de personas viven en zonas de riesgo en Bogotá, el alcalde Gustavo Petro aseguró que la condición más crítica la padecen 35 mil familias que tendrían que ser reubicadas en el corto plazo. Sólo así podrán librarse de las inundaciones que tienen que soportar cada vez que regresa la temporada de lluvias.

Para trasladar estos hogares, ubicados en su mayoría en laderas, bordes de ríos y humedales, se tendrá que invertir alrededor de $1 billón, pero la administración no cuenta con los recursos. Por eso, habría que preguntarse si dentro del plan de atención a las víctimas se contempla la reubicación de estos hogares debido a que muchos de ellos coinciden con los de víctimas del conflicto armado.

*En la entrevista el mandatario de los bogotanos había hablado de US$ 1.500 millones en total. Sin embargo, en su cuenta en Twitter aclaró que la inversión de ambos proyectos será de US$ 1.900 millones.

Por Redacción Bogotá

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