Según un estudio realizado por la empresa de seguridad Alto, dado a conocer el lunes, el 54% de los delincuentes bogotanos pertenece a la categoría aficionada, es decir, posee un patrón semanal de robo, considera rentable su oficio, tiene diferentes estrategias para evitar su captura y generalmente continúa su carrera delictiva. El porcentaje más bajo en esta escala corresponde a los cleptómanos, quienes representan el 2,2% de los ladrones. Son, según el estudio, obsesivos por el robo, y aunque tienen conciencia sobre sus actos, se excusan en su enfermedad para evadir la justicia.
El delincuente impulsivo representa un 15,4% de los casos. No planifica el robo y en realidad no le importan los productos, sólo los toma porque siente un fuerte impulso. En el momento de la detención suele mostrarse sorprendido y manifestar su culpa. En la escala le siguen los delincuentes ocasionales, con un 15% de los incidentes. Cometen el delito para cumplir un desafío personal y en el momento de su detención expresan una intensa reacción emocional. El ladrón episódico (1,7%), por el contrario, manifiesta sentimientos de culpa y se justifica por el estrés psicosocial
Finalmente, con un 11,7% está el delincuente semiprofesional, quien emplea técnicas depuradas y su principal motivación es económica, ya que se dedica a la reventa de productos. Considera que el robo es una compensación por lo injusta que es la sociedad.