La liberación de tres pericos amarillos, que días atrás habían sido incautados por la Secretaría de Ambiente, fue el símbolo del pacto que ayer firmó la Administración Distrital con las asociaciones defensoras de los ecosistemas que tiene como fin recuperar, mantener, conservar y utilizar de manera sostenible los recursos en los 13 humedales de la ciudad.
Desde las 10 de la mañana de ayer las autoridades ambientales de Bogotá se reunieron en el humedal Santa María del Lago, aquel que durante la administración del ex alcalde Enrique Peñalosa se convirtió en un parque ambiental con caminos de cemento, para celebrar el Día Mundial de los Ecosistemas y entregarle a la ciudad el “Protocolo de recuperación y rehabilitación ecológica de humedales en centros urbanos”.
“Este documento técnico ofrece una orientación conceptual y metodológica para contribuir a la recuperación de estos ecosistemas. Los humedales bogotanos hacen parte del sistema de áreas protegidas de la ciudad y son de gran importancia, ya que ayudan a mitigar las inundaciones”, explicó el secretario de Ambiente, Juan Antonio Nieto.
El protocolo, realizado por reconocidos científicos como los profesores Thomas van der Hammen y Gary Stiles, propone una serie de medidas para la rehabilitación y recuperación ecológica de humedales tanto en su aspecto hídrico, como en la vegetación y la fauna silvestre.
“Se hizo un estudio del estado actual de los humedales y se determinó que hay que trabajar especialmente en la calidad del agua y en la reintegración de especies de aves. Nosotros proponemos que los diferentes ecosistemas estén conectados por un corredor biológico”, dijo Van der Hammen.
Entre las estrategias se propone la regeneración natural de los humedales mediante los bancos de semillas, que serían mantenidos por la comunidad y ayudarían a nutrir el ecosistema; continuar con la ejecución y el diseño de obras de tubería que separen las aguas negras de las aguas lluvias, para que estas primeras no lleguen hasta los ecosistemas; la construcción de obras hidráulicas que canalicen las aguas lluvias hacia el humedal; la eliminación de drenajes o bombeos y la posible utilización de aguas subterráneas para suministrarles agua a los humedales que presentan mayores problemas.
El protocolo también hace unas recomendaciones técnicas que se deberán tener en cuenta para reducir el índice de mortalidad de las especies, como por ejemplo la eliminación de malezas, residuos y escombros y el estudio de las condiciones del suelo.
El documento hace parte de una serie de medidas que viene tomando la Administración para volver a darles vida a los humedales de la capital, que en este momento suman cerca de 600 hectáreas, entre las que se encuentra el decreto “por el cual se adoptan medidas para recuperar, proteger y preservar los humedales”, que además obliga a la Secretaría de Planeación a identificar las construcciones que se encuentran en estas zonas protegidas.