Emprendedores crean aplicación para mitigar contagios por COVID-19
Las mentes detrás de la iniciativa aseguran que no han recibido respaldo del Gobierno. Defensores de derechos humanos alertan sobre posibles peligros.
Diego Ojeda / @diegoojeda95.
No es la primera vez que se pretende poner una barrera a la propagación del nuevo coronavirus con una aplicación. En China, por ejemplo, el gobierno desarrolló una herramienta que dice alertar a los usuarios en caso de haber tenido contacto cercano con algún infectado. Ahora, en Bogotá, profesionales de diversas disciplinas trabajan en una herramienta parecida.
Su nombre es Miscua (inspirado en la expresión muisca, que significa transitar o caminar), herramienta que usa datos suministrados por los usuarios, para marcar en el mapa los espacios donde existiría un mayor riesgo de contagio. En concreto, el aplicativo pregunta a las personas si presentan síntomas asociados y pide autorización para usar el GPS de los celulares para analizar sus rutas.
Lea también: Aplicaciones para COVID-19, ¿vale la pena su despliegue?
Vale aclarar que los datos son tentativos, por lo que se habla de posibles contagiados y de espacios con riesgo. Esto, porque presentar alguno de los síntomas no implica tener el COVID-19, aunque existe la opción de que las personas a las que se les ha confirmado la enfermedad también reporten sus rutas.
Leonardo Galeano, CTO de Conicomlab; John Rodríguez, CEO de Data Cultures, y David Arbeláez, CCO de B4B Company, hacen parte de este equipo de trabajo. Ellos explican que este tiempo récord se debe a que cada día es valioso en la misión de prevenir contagios y salvar vidas. Más allá de alertar a los usuarios, la idea es que se puedan generar canales de comunicación que informen a los entes gubernamentales y de salud para que se puedan tomar medidas de manera oportuna. Miscua está disponible en la página web miscua.com y se espera que pronto esté en tiendas digitales.
Los peros en estas “apps”
Los emprendedores de este proyecto aseguran que su éxito depende, en gran medida, del número de personas que decidan usar la app. La situación se resume en que si alguien es portador del virus y no usa esta herramienta será un punto muerto en el sistema, por lo que lo ideal es que al menos haya una app instalada por cada hogar.
Pero tener un mayor número de usuarios, por irónico que parezca, también representa un problema, pues requerirían de una mayor inversión para alojar los datos en los servidores. Hay que tener en cuenta que ellos tienen recursos limitados y si el 10 % de la población colombiana usara la herramienta, se necesitaría un capital mensual que oscila entre $4 millones y $12 millones.
Otra de las barreras es que estos creadores no han contado con el apoyo del Gobierno, a pesar de que han tocado puertas como iNNpulsa, Cámara de Comercio, Ruta N, alcaldías y gobernaciones. Esto es un problema, ya que parte esencial del proyecto es compartir la información con entes gubernamentales y de salud.
Pero también está el cuestionamiento a este tipo de aplicaciones sobre la privacidad de las personas, pues, en teoría, se están registrando comportamientos, datos de salud y movilidad.
El llamado de atención también va para el Gobierno, luego de que la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) reprochó la circular de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) que estaría permitiendo que los operadores de telefonía suministren datos de sus usuarios al Departamento Nacional de Planeación (con el pretexto de identificar a las personas que requieren ayudas), conllevando riesgos de discriminación, vigilancia indebida, invasión de la privacidad y vulneración de fuentes periodísticas.
En su defensa, los desarrolladores aseguran que los datos están encriptados, almacenados en servidores propios y que el método permite que todos los usuarios operen bajo el anonimato. No obstante, para Pilar Sáenz, coordinadora de proyectos en la Fundación Karisma, sí existe el riesgo de que dejen de ser anónimos, mediante los datos que pide Miscua.
“Esa información permite reconstruir hábitos, por lo que si bien entregarán estadísticas, es importante que sea imposible desanonimizar esos datos”. Su llamado no es menor, pues en Colombia se han registrado casos de hostigamiento contra portadores del virus y, para no ir tan lejos, discriminación contra los profesionales de la salud, por miedo al contagio, pese a que ellos trabajan en librar esta batalla.
Sáenz agrega que solo la mitad del país está conectada. “Eso genera dos problemas: la aplicación tendrá que guardar las trazas de las trayectorias y enviarlas luego, por lo que el envío de la información no sería en tiempo real, generando diferencias significativas en la evaluación de las áreas de alerta. También está la falsa sensación de seguridad, en especial al mostrar una zona como segura, sin tener en cuenta el tránsito de posibles contagiados que no usan la app.
Con el fin de solucionar el tema de la conectividad, los emprendedores gestionan para que las empresas de telefonía permitan que el tráfico de esta app sea gratuito. A pesar del choque de derechos, las dificultades y advertencias, lo cierto es que en medio de la emergencia los esfuerzos por ayudar en la contención del coronavirus son múltiples y necesarios. No obstante, de nada valen los esfuerzo si usted no aporta lo más importante: el autocuidado.
Otras plataformas que combaten la crisis del COVID-19
No todas las plataformas relacionadas con el virus se enfocan en mitigar el número de contagios; hay otras que se concentran en frentes como el cuidado de la salud mental en medio de la cuarentena o el abastecimiento de productos en los hogares.
Tal es el caso de Bienestapp, una aplicación que promueve hábitos saludables mediante el acompañamiento de un entrenador personal, o Diariamente, plataforma que ofrece clases en directo de ejercicio, baile, yoga, imagen personal y psicología.
Paralosabuelitos.com es una tienda virtual mediante la cual se pueden comprar productos pensados en sus necesidades, para que puedan ser recogidos en el punto de venta o que estos sean enviados a domicilio. La idea es que los adultos mayores, o las personas que se encuentran a su cuidado, no se expongan.
Domicilios hizo algo parecido, gracias a una alianza con Contento, para que las personas de edad avanzada puedan hacer sus pedidos mediante un call center.
No es la primera vez que se pretende poner una barrera a la propagación del nuevo coronavirus con una aplicación. En China, por ejemplo, el gobierno desarrolló una herramienta que dice alertar a los usuarios en caso de haber tenido contacto cercano con algún infectado. Ahora, en Bogotá, profesionales de diversas disciplinas trabajan en una herramienta parecida.
Su nombre es Miscua (inspirado en la expresión muisca, que significa transitar o caminar), herramienta que usa datos suministrados por los usuarios, para marcar en el mapa los espacios donde existiría un mayor riesgo de contagio. En concreto, el aplicativo pregunta a las personas si presentan síntomas asociados y pide autorización para usar el GPS de los celulares para analizar sus rutas.
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Vale aclarar que los datos son tentativos, por lo que se habla de posibles contagiados y de espacios con riesgo. Esto, porque presentar alguno de los síntomas no implica tener el COVID-19, aunque existe la opción de que las personas a las que se les ha confirmado la enfermedad también reporten sus rutas.
Leonardo Galeano, CTO de Conicomlab; John Rodríguez, CEO de Data Cultures, y David Arbeláez, CCO de B4B Company, hacen parte de este equipo de trabajo. Ellos explican que este tiempo récord se debe a que cada día es valioso en la misión de prevenir contagios y salvar vidas. Más allá de alertar a los usuarios, la idea es que se puedan generar canales de comunicación que informen a los entes gubernamentales y de salud para que se puedan tomar medidas de manera oportuna. Miscua está disponible en la página web miscua.com y se espera que pronto esté en tiendas digitales.
Los peros en estas “apps”
Los emprendedores de este proyecto aseguran que su éxito depende, en gran medida, del número de personas que decidan usar la app. La situación se resume en que si alguien es portador del virus y no usa esta herramienta será un punto muerto en el sistema, por lo que lo ideal es que al menos haya una app instalada por cada hogar.
Pero tener un mayor número de usuarios, por irónico que parezca, también representa un problema, pues requerirían de una mayor inversión para alojar los datos en los servidores. Hay que tener en cuenta que ellos tienen recursos limitados y si el 10 % de la población colombiana usara la herramienta, se necesitaría un capital mensual que oscila entre $4 millones y $12 millones.
Otra de las barreras es que estos creadores no han contado con el apoyo del Gobierno, a pesar de que han tocado puertas como iNNpulsa, Cámara de Comercio, Ruta N, alcaldías y gobernaciones. Esto es un problema, ya que parte esencial del proyecto es compartir la información con entes gubernamentales y de salud.
Pero también está el cuestionamiento a este tipo de aplicaciones sobre la privacidad de las personas, pues, en teoría, se están registrando comportamientos, datos de salud y movilidad.
El llamado de atención también va para el Gobierno, luego de que la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) reprochó la circular de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) que estaría permitiendo que los operadores de telefonía suministren datos de sus usuarios al Departamento Nacional de Planeación (con el pretexto de identificar a las personas que requieren ayudas), conllevando riesgos de discriminación, vigilancia indebida, invasión de la privacidad y vulneración de fuentes periodísticas.
En su defensa, los desarrolladores aseguran que los datos están encriptados, almacenados en servidores propios y que el método permite que todos los usuarios operen bajo el anonimato. No obstante, para Pilar Sáenz, coordinadora de proyectos en la Fundación Karisma, sí existe el riesgo de que dejen de ser anónimos, mediante los datos que pide Miscua.
“Esa información permite reconstruir hábitos, por lo que si bien entregarán estadísticas, es importante que sea imposible desanonimizar esos datos”. Su llamado no es menor, pues en Colombia se han registrado casos de hostigamiento contra portadores del virus y, para no ir tan lejos, discriminación contra los profesionales de la salud, por miedo al contagio, pese a que ellos trabajan en librar esta batalla.
Sáenz agrega que solo la mitad del país está conectada. “Eso genera dos problemas: la aplicación tendrá que guardar las trazas de las trayectorias y enviarlas luego, por lo que el envío de la información no sería en tiempo real, generando diferencias significativas en la evaluación de las áreas de alerta. También está la falsa sensación de seguridad, en especial al mostrar una zona como segura, sin tener en cuenta el tránsito de posibles contagiados que no usan la app.
Con el fin de solucionar el tema de la conectividad, los emprendedores gestionan para que las empresas de telefonía permitan que el tráfico de esta app sea gratuito. A pesar del choque de derechos, las dificultades y advertencias, lo cierto es que en medio de la emergencia los esfuerzos por ayudar en la contención del coronavirus son múltiples y necesarios. No obstante, de nada valen los esfuerzo si usted no aporta lo más importante: el autocuidado.
Otras plataformas que combaten la crisis del COVID-19
No todas las plataformas relacionadas con el virus se enfocan en mitigar el número de contagios; hay otras que se concentran en frentes como el cuidado de la salud mental en medio de la cuarentena o el abastecimiento de productos en los hogares.
Tal es el caso de Bienestapp, una aplicación que promueve hábitos saludables mediante el acompañamiento de un entrenador personal, o Diariamente, plataforma que ofrece clases en directo de ejercicio, baile, yoga, imagen personal y psicología.
Paralosabuelitos.com es una tienda virtual mediante la cual se pueden comprar productos pensados en sus necesidades, para que puedan ser recogidos en el punto de venta o que estos sean enviados a domicilio. La idea es que los adultos mayores, o las personas que se encuentran a su cuidado, no se expongan.
Domicilios hizo algo parecido, gracias a una alianza con Contento, para que las personas de edad avanzada puedan hacer sus pedidos mediante un call center.