Identifican al asesino de la profesora del Tilatá

Tras casi tres meses de investigación, las autoridades tienen identificado al que sería el asesino de Mónica Andrea Bravo, de 30 años, la profesora del colegio bilingüe Tilatá (en La Calera), que hallaron sin vida el pasado 11 de diciembre en inmediaciones del estadio El Campín. Justo a esta hora la Fiscalía solicita ante un juez de garantías la orden para capturarlo y llevarlo a audiencia de formulación de imputación.

Se trata de un taxista que, de acuerdo con la investigación, recogió a Mónica a la salida de un restaurante en el norte de Bogotá; luego de un forcejeo dentro del carro la apuñaló hasta causarle la muerte, y finalmente dejó su cadáver abandonado en un antejardín. Gracias a la verificación de las cámaras de seguridad y a los datos de varios testigos, los investigadores identificaron un vehículo sospechoso. Tras ubicarlo, con sigilo y colaboración del propietario le hicieron varias pruebas técnicas.

Según cuentan los investigadores, la noche después del crimen y luego de terminar su turno, el taxista le llevó el carro al propietario. A pesar de estar lavado, como es costumbre, esa noche el taxista le pidió autorización a su patrón para quitar el forro del asiento trasero para llevarlo a lavar, a lo que él accedió sin problema.

Esto, evidentemente era para borrar cualquier rastro de sangre del vehículo, justo del asiento donde había quedado la víctima. Sin embargo, no quitó los forros de los asientos de adelante, donde también quedaron rastros de sangre. Luego de varios cotejos forenses y pruebas de ADN, los detectives establecieron que efectivamente en ese carro había estado Mónica.

Estos indicios llevaron a identificar al conductor que tenía esa noche el carro como el principal sospechoso del asesinato. Sin embargo, aún falta que lo llevan a audiencia de control de garantías y luego a juicio, para que un juez confirme o desvirtúe su responsabilidad.

Por ahora, las autoridades no tienen claro si el ataque fue por asaltarla o porque la iba a agredir sexualmente. Los indicios apuntan inicialmente a que fue por atracarla, ya que Medicina Legal estableció que no fue accedida físicamente y en la escena donde encontraron el cadáver no hallaron ni su bolso ni su billetera, como se había indicado inicialmente.

De ser catalogado este caso como feminicidio, se sumaría a los 93 que se registraron en 2014 en Bogotá. Para tratar el tema y pedir mayores resultados, la Secretaría Distrital de Gobierno anunció que realizará hoy un consejo de seguridad con los responsables de la seguridad en la ciudad.

Última vez con vida

De acuerdo con compañeros de la víctima, ese jueves 11 de diciembre ellos salieron del show de navidad que organizó el colegio en La Calera y ella regresó con algunos de ellos a Bogotá. Mónica se bajó en la calle 85 con carrera 11, les dijo que iba a comer algo, luego a hacer algunas compras y se iba para la casa. Se dirigió caminando a la Zona T e ingresó a un restaurante, de donde envió un mensaje a su novio, quien está fuera del país y estaba próximo a regresar para pasar con ella las fiestas de fin de año. Esta fue la última señal de vida que envió la profesora.

En diálogo con Elespectador.com, la rectora del Colegio Tilatá, Maria Isabel Casas, aseguró que es falso que apareciera la cartera y la billetera de la docente, como se manifestó inicialmente. Aseguró que la profesora, quien llevaba cuatro años en la Institución y enseñaba matemáticas en los grados sexto y séptimo, “no tenía una historia oculta”, rechazando tajantemente la versión sobre un crimen pasional.

“Mónica era una mujer excesivamente espiritual, que a los 30 años era muy madura, centrada, muy organizada, ahorradora y frecuentemente iba cerca de Bogotá a hacer meditación. Nunca tuvo problemas, era una persona muy tranquila. Es evidente que fue un caso de paseo millonario, porque no es secreto para nadie que la Zona T está peligrosísima”, expresó una amiga cercana.

Tras casi tres meses de investigación, las autoridades tienen identificado al que sería el asesino de Mónica Andrea Bravo, de 30 años, la profesora del colegio bilingüe Tilatá (en La Calera), que hallaron sin vida el pasado 11 de diciembre en inmediaciones del estadio El Campín. Justo a esta hora la Fiscalía solicita ante un juez de garantías la orden para capturarlo y llevarlo a audiencia de formulación de imputación.

Se trata de un taxista que, de acuerdo con la investigación, recogió a Mónica a la salida de un restaurante en el norte de Bogotá; luego de un forcejeo dentro del carro la apuñaló hasta causarle la muerte, y finalmente dejó su cadáver abandonado en un antejardín. Gracias a la verificación de las cámaras de seguridad y a los datos de varios testigos, los investigadores identificaron un vehículo sospechoso. Tras ubicarlo, con sigilo y colaboración del propietario le hicieron varias pruebas técnicas.

Según cuentan los investigadores, la noche después del crimen y luego de terminar su turno, el taxista le llevó el carro al propietario. A pesar de estar lavado, como es costumbre, esa noche el taxista le pidió autorización a su patrón para quitar el forro del asiento trasero para llevarlo a lavar, a lo que él accedió sin problema.

Esto, evidentemente era para borrar cualquier rastro de sangre del vehículo, justo del asiento donde había quedado la víctima. Sin embargo, no quitó los forros de los asientos de adelante, donde también quedaron rastros de sangre. Luego de varios cotejos forenses y pruebas de ADN, los detectives establecieron que efectivamente en ese carro había estado Mónica.

Estos indicios llevaron a identificar al conductor que tenía esa noche el carro como el principal sospechoso del asesinato. Sin embargo, aún falta que lo llevan a audiencia de control de garantías y luego a juicio, para que un juez confirme o desvirtúe su responsabilidad.

Por ahora, las autoridades no tienen claro si el ataque fue por asaltarla o porque la iba a agredir sexualmente. Los indicios apuntan inicialmente a que fue por atracarla, ya que Medicina Legal estableció que no fue accedida físicamente y en la escena donde encontraron el cadáver no hallaron ni su bolso ni su billetera, como se había indicado inicialmente.

De ser catalogado este caso como feminicidio, se sumaría a los 93 que se registraron en 2014 en Bogotá. Para tratar el tema y pedir mayores resultados, la Secretaría Distrital de Gobierno anunció que realizará hoy un consejo de seguridad con los responsables de la seguridad en la ciudad.

Última vez con vida

De acuerdo con compañeros de la víctima, ese jueves 11 de diciembre ellos salieron del show de navidad que organizó el colegio en La Calera y ella regresó con algunos de ellos a Bogotá. Mónica se bajó en la calle 85 con carrera 11, les dijo que iba a comer algo, luego a hacer algunas compras y se iba para la casa. Se dirigió caminando a la Zona T e ingresó a un restaurante, de donde envió un mensaje a su novio, quien está fuera del país y estaba próximo a regresar para pasar con ella las fiestas de fin de año. Esta fue la última señal de vida que envió la profesora.

En diálogo con Elespectador.com, la rectora del Colegio Tilatá, Maria Isabel Casas, aseguró que es falso que apareciera la cartera y la billetera de la docente, como se manifestó inicialmente. Aseguró que la profesora, quien llevaba cuatro años en la Institución y enseñaba matemáticas en los grados sexto y séptimo, “no tenía una historia oculta”, rechazando tajantemente la versión sobre un crimen pasional.

“Mónica era una mujer excesivamente espiritual, que a los 30 años era muy madura, centrada, muy organizada, ahorradora y frecuentemente iba cerca de Bogotá a hacer meditación. Nunca tuvo problemas, era una persona muy tranquila. Es evidente que fue un caso de paseo millonario, porque no es secreto para nadie que la Zona T está peligrosísima”, expresó una amiga cercana.