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La zona no COVID-19 en los hospitales

Con la reapertura, también se reactivaron los servicios presenciales de salud, y volvieron a las salas heridos por accidentes y, paulatinamente, pacientes con enfermedades crónicas. Aunque se redujeron las dolencias respiratorias, expertos cuestionan la mortalidad por falta de atención en cuarentena.

Mónica Rivera Rueda
13 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
Con la cuarentena se redujo a la mitad la atención de enfermedades cardíacas.
Con la cuarentena se redujo a la mitad la atención de enfermedades cardíacas.
Foto: EFE - Carlos Ortega

En los últimos nueve meses la atención en salud se ha concentrado en el COVID-19. Junto al aumento de unidades de cuidados intensivos (UCI) para atender a los contagiados, se fortaleció la telesalud y se restringieron procedimientos médicos no prioritarios. Esto produjo miedo y una considerable reducción en el número de visitas médicas, pues, según un estudio del observatorio Pulso del Consumidor de Sinnetic, al menos el 71 % de los colombianos prefirieron posponer las citas y los procedimientos que tenían pendientes.

Por un lado, tanto el aislamiento como las medidas de bioseguridad ayudaron a reducir otras enfermedades respiratorias, como lo demuestran las cifras sobre Colombia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues indican que hubo semanas en las que no hubo reporte de casos de influenza, hubo una alta reducción en casos de virus respiratorio sincitial, así como casos por debajo del promedio de neumonía e infecciones. “Esta realidad epidemiológica, en la que el descenso de casos de infección respiratoria por agentes diferentes al nuevo coronavirus es evidente, sugiere que mantener estos cambios de cultura puede impactar de manera positiva la salud y economía de la sociedad”, indica la Fundación Neumológica de Colombia.

Pero el entusiasmo no es el mismo en todos los casos. Mientras el Instituto Nacional de Cancerología reportó una caída del 52 % (en abril) de los procedimientos en los pacientes oncológicos, la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular lanzó una alerta ante la reducción del 55 % en las consultas. “Antes de la pandemia atendía mensualmente a 220 pacientes por insuficiencia cardíaca y hoy solo se atienden entre 80 y 100 mensuales. En pisos de hospitalizado se disminuyó la atención de estos pacientes un 40 %, ya que debemos dedicarnos a la atención de personas con COVID-19”, señala Fernán Mendoza, presidente de la organización.

Ante estas circunstancias, Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana, considera que el problema es que el sistema dejó desamparados a muchos pacientes de otras enfermedades, como las no transmisibles. “No han recibido atención oportuna, por lo que es necesario que haya un estudio del Ministerio de Salud sobre las causas reales de las muertes que se han presentado y que pueden estar relacionadas con la atención no oportuna, así como los casos de COVID-19, que murieron en casa”. Asimismo, considera importante que se evalúen las cifras frente a las condiciones del aislamiento. “La disminución de los casos de enfermedades respiratorias en las dos épocas de mayores contagios en el año se explica por la no presencia de los niños en los colegios, que es lo mismo que pasó en cuarentena con la reducción de la criminalidad y los accidentes de tránsito, por eso hay que ser serios a la hora de dar la información y no atribuirle todo al Gobierno, que no ha realizado acciones concretas para reducir esos casos”.

Por su parte, Luis Jorge Hernández, coordinador del área de salud pública de la Universidad de los Andes, afirma que lo que se está viendo es una gran morbilidad represada que hasta ahora está saliendo y se convierten en rebrotes, ante la falta de la búsqueda activa de casos, controles prenatales, desarrollo de los niños, así como las bajas coberturas en la vacunación, que se podrían estar reduciendo del 95 % al 75 %, según advirtieron las secretarías de Salud, en comunicado conjunto con la Federación Nacional de Departamentos.

“Ya hay indicios de que está iniciando un segundo pico del COVID-19 en ciudades como Bogotá y Barranquilla, pero pensamos que no se saturarán los centros médicos, por lo que el llamado que hay que hacer es a que haya más prevención y cuidado; que el ciudadano mantenga las tres medidas de autocuidado, pero que las administraciones tampoco bajen la guardia, porque las coberturas están en rojo y el PRASS (pruebas, rastreo y aislamiento selectivo sostenible) no está funcionando”, manifestó Hernández.

Sumado a esto, asegura que es importante que se trabaje con las personas que no se pueden aislar por las necesidades económicas que tienen. “En otros países, como Chile, les dan la posibilidad de quedarse en hoteles”, así como no se debe bajar la guardia con el rastreo de casos y el control de aforos, para que no todos salgan al mismo tiempo. “Ahora se están presentando muchas aglomeraciones y el mismo Gobierno las está promoviendo con alumbrados y otras cosas que no se deberían hacer”.

Según ambos expertos, es importante tomar acciones inmediatas. Isaza asegura que está indignado con las acciones del Gobierno y a la vez preocupado por el daño colateral de esta emergencia, pues si bien se ha reducido, en el caso de Bogotá, la ocupación de UCI y las hospitalizaciones, la presión sobre el personal sanitario continúa, dado que con las reaperturas han vuelto los pacientes que siempre han ocupado los hospitales, como las víctimas de accidentes viales. “Todo el personal sanitario está en una presión. Este año han muerto más médicos que en cualquier otro momento, que eran personas con una capacidad increíble, y todo esto porque no haber un control adecuado”.

Por su parte, Hernández cree que a futuro no hay que pensar en más cuarentenas, ya que son inocuas, pues lo que sirven son los toques de quedas focalizados, sobre todo porque los que más salen son los jóvenes para encontrarse. Eso sí, agrega que con los pacientes de enfermedades de base no controladas, el trabajo debe hacerse desde ya. “Solo atendemos el 30 % de diabéticos e hipertensos, por lo que las aseguradoras deben buscar los casos, así como es deber de las administraciones bajar los niveles de contaminación del aire, promover el ejercicio y la buena alimentación. La apuesta del Gobierno es abrir más UCI, pero esa no va a ser la solución, porque nunca van a ser suficientes. Lo que se necesita es aumentar la promoción y prevención desde ya”, concluye.

Mónica Rivera Rueda

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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