Las lecciones del caso 'Night Club'

La tragedia del domingo en el Night Club de la Primero de Mayo con avenida Caracas, que dejó seis muertos, despertó las alarmas en el Gobierno, que decidió darles un mes de plazo a las alcaldías locales para hacer operativos de control a los clubes o corporaciones en los que en realidad funcionan bares. Más allá de la inquietud que de nuevo se ha despertado por estos sitios, lo sucedido el fin de semana llama la atención por las presuntas irregularidades en el procedimiento policial.

Precisamente, ayer la Policía suspendió por tres meses al teniente Javier Murcia Monroy y a la patrullera Yuri Rodríguez, como parte de las investigaciones que adelanta la institución para esclarecer lo sucedido en el club.

Respecto al uso de gas pimienta por parte de la Policía, el director de Medicina Legal, Carlos Valdés, dijo que hará una prueba a las prendas de las víctimas para determinar si hay rastros de gases y, si los hay, analizar qué impacto pudieron haber tenido en el fallecimiento de las víctimas, cuya muerte se debió a “asfixia mecánica”, según el dictamen revelado por el funcionario el lunes.

Rubén Ramírez, director del Centro de Estudios y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (Ceacsc), explica que de acuerdo con los diagnósticos de la entidad, este año han sido suspendidas un 38% de las licencias de funcionamiento de clubes que no cumplen con las normas. Dijo a El Espectador que aparte del debate frente a la ilegalidad de estos lugares, en el caso del Night Club es importante evaluar si el procedimiento policial fue el correcto o no.

¿Cuál es la situación de la ciudad con los clubes fachada de bares? ¿Ha faltado control?

El problema de los clubes es por la coyuntura. Siempre ha habido lugares de este tipo y procesos para su sellamiento. El problema es que ellos mutan. Cierran el establecimiento, pero la liquidación tiene una demora y vuelven y lo montan en otro sitio. El 38% de licencias de funcionamiento suspendidas muestran que sí se ha actuado frente a ellos.

¿Qué conclusión tiene acerca de la tragedia del domingo?

Independientemente de la ilegalidad en la que estaba ese club, el punto clave es el procedimiento. Como lo dijo el secretario de Gobierno, Guillermo Jaramillo: “No fue legítimo”. Todo el mundo desvió el debate al tema de los clubes y esto tiene que llegar a un tema de la evaluación del procedimiento, independientemente de que el lugar fuera ilegal.

¿Cuál es la importancia para la ciudad y las víctimas el hecho de aclarar ese procedimiento?

Desde el punto de vista del usuario, reflexionar en el sentido de estar en estos sitios sabiendo que no cumplen la normatividad que requieren. En segundo lugar, evaluar el proceso normal de inspección a los lugares. Por ley hay que hacer controles, pero la experiencia nos tiene que servir para saber qué tipo de procedimientos son adecuados o no para que no vuelva a suceder una tragedia como esta.

¿Qué hubiera sido más recomendable?

El procedimiento debió haber sido acompañado por la alcaldía local.

¿Qué otra lección deja el caso?

Hay que profundizar en una cultura democrática donde los ciudadanos acaten y respeten las normas, tanto aquellos que se dedican al comercio o el expendio de bebidas, como los usuarios de los mismos. Hay una cultura de la ligereza de ‘eso no pasa nada’ y mire las consecuencias.

Y para las autoridades, ¿evaluar su forma de actuar?

Es eso. Los usuarios del sitio lo máximo que podrían esperar era que los evacuaran y no pudieran seguir su actividad, pero la anomalía los cogió tan de improviso, que además con los altos niveles de alcohol, la reacción hizo que sucediera lo que pasó.

¿Qué es lo que se debe revisar de fondo en la actuación de la Policía en estos casos?

Creo que tenemos que avanzar en profundizar en la profesionalización de la Policía en términos de conflictividades violentas y delitos urbanos.