¿Por qué hacer catarsis en Bogotá?
Sobre las razones de este proyecto en construcción de El Espectador y Despacio, para comprender qué amarga a los bogotanos de su ciudad y el top 5 de los datos que más nos han interesado.
Carlos Felipe Pardo
El ejercicio de “Catarsis Bogotá” nos ha ayudado a entender un poco mejor lo que sienten los bogotanos ante su ciudad, qué les amarga y cuáles son las soluciones que proponen para desamargarse. Es, en cierta medida, un ejercicio terapéutico colectivo con la ciudadanía en el que les pedimos que nos digan todo lo que piensan y les ayudamos a entenderlo a través de un análisis de sus respuestas. Para todo esto ha sido fundamental el apoyo de un medio como El Espectador.
El nombre de catarsis lo usamos por lo mismo que lo usaron Sigmund Freud y Joseph Breuer al publicar Estudios sobre la histeria en 1895: era el mejor término para describir una forma terapéutica de desahogarse ante un trauma. Como ellos mismos lo dicen: “La reacción del dañado frente al trauma sólo tiene en verdad un efecto plenamente ‘catártico’ si es una reacción adecuada, como la venganza. Pero el ser humano encuentra en el lenguaje un sustituto de la acción”. Como a veces sentimos que Bogotá es absolutamente traumática, pues nada más adecuado que desempolvar el psicoanálisis y usar su primer método de terapia para ayudar a resolverlo (eso sí, sin diván ni hipnosis).
¿Qué sigue? Ya hemos comenzado a preguntarles a expertos su opinión (el Dr. Paul Bromberg fue el primero) y vamos entendiendo un poco mejor lo que Bogotá puede hacer. Seguiremos con más consultas a la ciudadanía y con más análisis. Sus ideas son también bienvenidas en catarsisbogota@gmail.com
Las cinco cosas que más nos han interesado del ejercicio hasta ahora son:
El ejercicio de “Catarsis Bogotá” nos ha ayudado a entender un poco mejor lo que sienten los bogotanos ante su ciudad, qué les amarga y cuáles son las soluciones que proponen para desamargarse. Es, en cierta medida, un ejercicio terapéutico colectivo con la ciudadanía en el que les pedimos que nos digan todo lo que piensan y les ayudamos a entenderlo a través de un análisis de sus respuestas. Para todo esto ha sido fundamental el apoyo de un medio como El Espectador.
El nombre de catarsis lo usamos por lo mismo que lo usaron Sigmund Freud y Joseph Breuer al publicar Estudios sobre la histeria en 1895: era el mejor término para describir una forma terapéutica de desahogarse ante un trauma. Como ellos mismos lo dicen: “La reacción del dañado frente al trauma sólo tiene en verdad un efecto plenamente ‘catártico’ si es una reacción adecuada, como la venganza. Pero el ser humano encuentra en el lenguaje un sustituto de la acción”. Como a veces sentimos que Bogotá es absolutamente traumática, pues nada más adecuado que desempolvar el psicoanálisis y usar su primer método de terapia para ayudar a resolverlo (eso sí, sin diván ni hipnosis).
¿Qué sigue? Ya hemos comenzado a preguntarles a expertos su opinión (el Dr. Paul Bromberg fue el primero) y vamos entendiendo un poco mejor lo que Bogotá puede hacer. Seguiremos con más consultas a la ciudadanía y con más análisis. Sus ideas son también bienvenidas en catarsisbogota@gmail.com
Las cinco cosas que más nos han interesado del ejercicio hasta ahora son: