Publicidad

SOS por los humedales de Bogotá

El fenómeno de El Niño, las lluvias, las plagas y la inseguridad, así como la falta de trabajo entre las autoridades ambientales y la comunidad, oscurecen el panorama de estos hábitats.

Felipe García-Altamar
11 de abril de 2016 - 02:08 a. m.

Quizá nunca se haya preguntado qué pasaría si el humedal más cercano a su hogar continúa deteriorándose o, en el peor de los casos, desaparece. La importancia de estos ecosistemas, a veces imperceptible, no podría ser mayor. Son los encargados, por ejemplo, de impedir que temporadas de lluvias como la que se avecina se traduzcan en inundaciones en localidades como Suba, Tunjuelito, Engativá, Fontibón o Kennedy, históricamente las más afectadas.

Pero no es lo único. Actúan como sumideros naturales de emisiones de dióxido de carbono, retienen partículas de polvo, producen oxígeno y regulan el clima. También albergan cientos de ejemplares de fauna y flora tanto nativa como migratoria y, además, son sede de encuentros para la investigación, la recreación y la pedagogía.

A pesar de sus bondades, la situación de los 15 humedales de Bogotá, que abarcan 700 hectáreas, no es la mejor. Hace una semana, la Secretaría de Ambiente anunció sanciones económicas contra entidades de renombre como el Centro Comercial Bima, Multiparque, La Margarita del Ocho y la Escuela Colombiana de Ingeniería por la disposición inadecuada de aguas residuales en el humedal Torca-Guaymaral.

Este aspecto, catalogado por la autoridad ambiental como ‘‘antrópico’’ (causado por el hombre), no es el único problema que tienen los humedales de la ciudad. Algunos, como el Salitre, Tibanica o Torca, presentan niveles muy bajos en sus corrientes hídricas. Asimismo, la gran mayoría presentan proliferación de especies invasoras, que afectan las condiciones de la vegetación nativa de los ecosistemas.

Hoy por hoy, los dos que se encuentran en peores condiciones son el humedal Tibanica, ubicado en la localidad de Bosa, y el Jaboque, en la de Engativá. En el primero, según la Fundación Humedales Bogotá, el nivel de agua es muy bajo, hay construcciones de invasión, plagas y, como si no fuera suficiente, tiene una grave situación de inseguridad. El segundo lleva cerca de 10 días en emergencia luego de que Printer Colombia, una empresa de litografía, vertiera por error una espesa tinta azul. Pese a las labores de los operarios, a la fecha el desastre aún se nota en el agua, un contaminante prevalente que mancha también las plantas y las aves. Daños que no se han podido cuantificar con certeza.

A esto se suma la variación climática. Hasta hace unas semanas, en Bogotá hacía un sol inclemente, producto del fenómeno de El Niño, que elevó las temperaturas de los termómetros capitalinos hasta los 24°. Sin embargo, la temporada de lluvias que empezó este mes lo cambió todo. Antes, la vegetación estaba seca; ahora, las lluvias, que, si bien ayudan a elevar el nivel del agua de los humedales, en muchos casos también causan la proliferación de especies invasoras y provocan que las alcantarillas en mal estado se tapen y las basuras vayan a dar a estos cuerpos de agua.

Acciones

La Secretaría de Ambiente de Bogotá, el Jardín Botánico y activistas ciudadanos como la Fundación Humedales Bogotá aseguran estar en permanente alerta por la situación de estos hábitats. No obstante, al consultar las acciones emprendidas por cada uno, no se evidencia un trabajo mancomunado. Aunque la Secretaría de Ambiente, que lidera la Mesa Distrital de Humedales, asegura que hay una articulación con los líderes de cada localidad, los ambientalistas dicen que para recoger basuras o hacer recorridos por los ecosistemas deben tramitar la autorización ante el Jardín Botánico.

A su vez, el Jardín Botánico, que trabaja en conjunto con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado por convenio firmado en 2013, sólo puede trabajar en 11 de los 15 humedales y únicamente se enfoca en el tema de cobertura vegetal. Según Clara Morales, coordinadora general de humedales del Jardín Botánico, ‘‘la anterior administración proponía mesas mensuales, en las que se citaba a todos los que tuvieran relación con los humedales. Me parece que es una decisión que debería seguir y aplicarse con todo el rigor. Por ahora no nos hemos sentado con la Secretaría de Ambiente actual, pero supongo que están priorizando y revisando el tema. Esperaría que en este mes nos citen a las reuniones del caso para abordar esos temas’’.

La Secretaría de Ambiente, por su parte, afirma que recibieron estos cuerpos de agua con muchos problemas. En este punto coinciden la entidad y Humedales Bogotá, al afirmar que los vertimientos que fueron cerrados hace un par de semanas habían sido denunciados hace más de dos años, pero el Distrito no había actuado. ‘‘Esos vertimientos son antiguos, pero cerrarlos es difícil, porque se necesita un proceso legal. Eso ya se había denunciado desde 2014, pero como hasta ahora salió la regulación, los pudieron cerrar”, indicó Daniel Bernal, activista ambiental y uno de los fundadores de Humedales Bogotá.

¿Falta de pedagogía?

La medida que se toma en casos como los de Printer Colombia, Bima, Multiparque, Margarita del Ocho y la Escuela Colombiana de Ingeniería son los comparendos ambientales, que rondan multas hasta de 5.000 salarios mínimos legales (casi $3.400 millones), según lo dispuesto por el Distrito desde el 28 de noviembre de 2014.

Para Humedales Bogotá, esto no es suficiente. Los activistas consideran que las medidas deben ser más fuertes, debido a que muchas veces para las empresas contaminantes es mejor pagar el comparendo que buscar una solución del problema que causaron. Por esto, Bernal pide que, aparte de las multas, los funcionarios de las empresas castigadas tengan que realizar informes, recorrer los humedales y tener una apropiación de estos espacios.

A pesar de estos reparos, la Secretaría de Ambiente destaca la labor de las organizaciones sociales en cuanto a las jornadas de limpieza, sensibilización y reconocimiento de los humedales. ‘‘En las localidades en donde existen estos ecosistemas, el Distrito, las organizaciones sociales y la comunidad en general han trabajado de manera articulada para contrarrestar los problemas que aquejan a los humedales’’, dijo Francisco Cruz, secretario de Ambiente.

Las preocupaciones, tanto de la ciudadanía como del Distrito, no son para menos. Aunque cada parte desde su frente está tomando las acciones necesarias para dar a estos hábitats la importancia que se merecen, sin duda hace falta un trabajo más unido, especialmente ahora que empieza la estructuración del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el que, según el Distrito, los humedales seguirán siendo protegidos de manera especial.

Por Felipe García-Altamar

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar