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¡Vuelven las carreras!

Una vez más los empresarios le apuestan a la industria de los caballos pura sangre inglesa en la capital del país, ahora con un ambicioso parque recreativo que abrirá puertas en abril. Así fue la preinauguración.

Nelson Fredy PadillaFotos: Luis Ángel
09 de marzo de 2013 - 09:00 p. m.
 Con 147 caballos empezará a operar el espectáculo con iluminación nocturna.
Con 147 caballos empezará a operar el espectáculo con iluminación nocturna.

Mi familia existe gracias a los caballos de carreras. Gracias a que mi mamá y mi papá ganaron con la legendaria apuesta del 5 y 6, en los años 60, el dinero suficiente para tener una casa y la estabilidad necesaria para criar a cinco hijos. Se enamoraron de los pura sangre inglesa en el Hipódromo de Techo, convertido hoy en el estadio de fútbol de La Equidad, y nosotros, conmovidos por la belleza salvaje de estos animales y el sonido afelpado de sus cascos sobre la recta final, nos quedamos aferrados a las barandas de la pista del moderno Hipódromo de los Andes, hoy abandonado en la Autopista Norte, cerca de Chía, el lugar donde Colombia llegó a ser una potencia hípica latinoamericana, ganando el Clásico Internacional del Caribe, generando 2.000 empleos directos y 20.000 indirectos.

Esto para que el lector pueda tolerar la subjetividad de este reportaje y entienda la emoción que significó asistir el jueves a la preinauguración del Parque Hipódromo El Rosal, a media hora de Bogotá, saliendo por la calle 80 hasta la Autopista a Medellín y desviando 600 metros a la derecha en la entrada al municipio de El Rosal. Ver video del regreso de las carreras.

Entre octubre del año pasado y febrero de este año la empresa Inturf S. A. construyó una bella pista de arena de 1.270 metros de largo, con todas las especificaciones técnicas que requiere el paso, la fragilidad y la velocidad de un puro de carreras. Son 28 hectáreas. Está casi terminado el edificio central, desde donde funcionará una red nacional de apuestas con licencia de Etesa e impuestos para juegos de azar en beneficio del sistema de salud del país. Las tribunas para albergar a miles de aficionados y turistas están en construcción, así como un multiparque recreativo en el que funcionarán un restaurante, un centro infantil y una carpa gigante donde las familias podrán escoger actividades recreativas como zonas de juegos y talleres, así como áreas culturales, donde habrá danzas, teatro y cine.

La apertura de un nuevo hipódromo en la capital del país es noticia, porque desde el cierre de Hipoandes, a mediados de los años 80, también han quebrado el Hipódromo de Los Comuneros en las afueras de Medellín, otro en Cali y el de Villa de Leyva, que suspendió operaciones a comienzos de este año. El problema de siempre ha sido la excesiva carga impositiva y las malas administraciones. Sin embargo, la Ley 1397 de 2010 incluyó un artículo que traspasó a gobernaciones y alcaldías, por tres años, el poder para otorgar licencias de apuestas hípicas y bajó los impuestos para estimular el renacimiento de esta industria generadora de empleo.

En este hay un potencial de 100 empleos directos para entrenadores, jinetes, mozos de corral, herreros, empleados de la red de apuestas y de todos los servicios del parque. También se beneficiarán cadenas productivas de veterinaria, alimentos y marroquinería. Detrás de la bella estampa del caballo de carreras está la historia de la humanidad y de caballos árabes como ‘Diomedes’ y están más de 50 familias que todavía tienen criaderos de pura sangres, sostienen 1.000 empleados y exportan a países vecinos. El jueves en la noche en El Rosal estaban William Yarce, el perseverante criador antioqueño, el bogotano Luis Fernando García y otros. No vi al extécnico de la selección Colombia Francisco Maturana, que quiere tanto al fútbol como a los pura sangres. Seguro vendrá y traerá los caballos que le quedan. Don Guillermo Cano, asesinado director de El Espectador, fue tocado por la magia del llamado “deporte de los reyes”. En la época de la dictadura de Rojas Pinilla, cuando este diario fue clausurado, su empresa editora se dedicó a imprimir los volantes de las apuestas hípicas y tuvo un caballo llamado ‘Pasto de Oro’, que ganó una carrera, y una yegua ‘Monabelle’, bonita pero malita. No se hizo millonario, pero se divirtió.

En Bogotá ha habido hipódromos desde finales del siglo XIX y siempre allí se congregaron los fines de semana las familias para disfrutar del campo y para apostarle una tarde de diversión a la “gloriosa incertidumbre del turf”. Esa tradición está representada en familias como la de la canciller María Ángela Holguín, cuyo padre fue un importante criador, o de dirigentes políticos que incluso un día soñaron con ser jinetes como Luis Alberto Moreno, presidente del BID, o Aníbal Gaviria, alcalde de Medellín.

El factor humano que más se ha resistido con las uñas a que la hípica desaparezca estaba en la pista. Encontré a John Castillo, el mejor jinete de los últimos años de Hipocomuneros en Guarne. Nació en Envigado, Antioquia, tiene 25 años y dedicó tres meses al mantenimiento de la pista, a garantizar que no quedara en la arena una sola piedra que pueda lesionar a un potro o una yegua y producir un accidente. Junto a él estaba el eterno Luis Donoso, un jinete bogotano que ahora tiene 57 años, mide 1,53 m, pesa 47 kilos y va a completar cuatro décadas montando caballos de 500 kilos que corren a 60 kilómetros por hora. Todo un récord mundial. Lo vi batiéndose como en los viejos tiempos, enseñándoles los secretos de la fusta a los principiantes. Cómo acomodarse, tomar las riendas, partir sin tropiezos, ubicarse entre el grupo, dosificar al animal, tomar las curvas, no dejarlo distraerse y cómo dejarlo ir en el momento oportuno. Todo lo que un buen aficionado debe saber si quiere comprar una boleta y acertar. También estaba Jaime Pantano, apodado Rigor, uno de los veteranos entrenadores para los 147 caballos con que el hipódromo empezará a funcionar. Fue amansador y ahora sabe cómo convertir un potrillo de dos años en un campeón.

¡Paaaarrrrtiiiieeeron! La primera carrera de este óvalo de carreras se hizo a las 7:30 p.m., sobre 950 metros y ganó ‘Patán’, conducido por Castillo. Hubo la primera prueba del sistema de apuestas y del circuito cerrado de televisión. Aposté, no gané, pero me recosté sobre las barandas de la recta final y grité por mi caballo hasta que pasó la meta. Luis Felipe Triana, presidente de la Asociación Colombiana de Criadores de Caballos Pura Sangre Inglesa, estaba emocionado. “Este espectáculo sólo se consolidará de nuevo si rescatamos la gran afición que había y atraemos a las nuevas generaciones”. Siete competencias fueron transmitidas por narradores históricos: para los 200 invitados lo hizo Álvaro Martínez y vía internet Fredy Domínguez Mercado, quien junto con Carlos Francisco Ramírez narraron en Hipotecho las carreras que le dieron la suerte a mi familia. Están viejos, pero tienen la voz y el alma hípica intactos.

Por Nelson Fredy PadillaFotos: Luis Ángel

 

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