En diferentes escenarios, entre ellos el programa de televisión Los Informantes, Mabel Torres aseguró que había creado una “bebida funcional”,elaborada con especies del hongo ganoderma y otros productos del Chocó que le permitió curar algunos casos de cáncer. El Espectador publicó este fin de semana un reportaje mostrando todas las dudas en torno a este tema y la falta de evidencia científica sobre la efectividad de ese hongo.
En esta entrevista la ministra de Ciencia responde las preguntas que suscitan sus afirmaciones y su trabajo científico. (Lea: La ministra de Ciencia y su dudosa promesa contra el cáncer).
A raíz de tu participación en la Misión de Sabios vi el programa de Los Informantes y me llamaron la atención varias cosas. Ahí mencionas el trabajo que hiciste con Ganoderma y el potencial que tiene el hongo para tratar cáncer. Dices que hiciste pruebas con pacientes. Me gustaría que contaras más en detalle qué hiciste con ganoderma y pacientes.
Llevo unos 15 años trabajando con ganoderma. Mi interés con ganoderma empezó porque el tema de toda mi vida, desde que era chiquita, ha sido cáncer. Hice mi tesis de maestría con una bacteria asociada a patología gástrica que es H. Pilory y está involucrada en neoplasias. Empecé con marcadores y aislamiento. A ganoderma llegué por eso. En principio, más que diagnóstico, quería revisar oportunidades y opciones de compuestos bioactivos que ayudaran a mejorar la respuesta inmunológica.
¿Qué he hecho? Lo primero que empecé fue el cultivo. Empecé de manera muy orgánica. Cuando entré al cultivo me obligó a leer un poco más de la literatura mundial sobre ganoderma. Me di cuenta que sí, que tenía muchísimo potencial, que Asia lo aplicaba pero había mucha confusión en su identificación y no habían estudios de ganoderma en otras partes del mundo. En América tropical eran pocos los estudios. Había un investigador noruego y otro brasileño que trabajaban en taxonomía, cosas muy básicas de ganoderma. Había muchas confusiones. Dije: sí hay un potencial, pero cómo abordar este tema. Así fue como empecé a trabajar con taxonomía y sistemática de ganoderma.
Siempre he estado muy inclinada por los temas de química. Me encanta la química. Me encanta esa exploración. En mi tesis de doctorado mi foco era cáncer, pero eran apenas 4 años y sabía claramente que no lo podía hacer todo en una tesis. Dije: esta es la oportunidad de hacer un estudio más profundo en todo el mundo, y trabajé con ganoderma de Asia, África y América tropical, concentrándome mucho en las especies de América tropical. Cuando me di cuenta estaba como en el mundo del tesoro. Empecé a encontrar muchísimas cosas en ganoderma. Y eso me llevó a la siguiente fase después de mi tesis doctoral: cómo utilizar metodologías que nos permitieran concentrar los compuestos bioactivos.
En la medicina tradicional hay muchos principios que se usan para la resolución de algunas enfermedades. Eso es muy empírico, pero en el fondo tienen su metodología. El solo hecho que la gente lo use de manera sistemática ya es una manera de sistematizar el conocimiento. Lo malo es que es oral y se pierde. Entonces, por este conocimiento tradicional empecé a aprender que una limitación con los compuestos naturales es que están distribuidos en todo el organismo, no tienen la biodisponibilidad que uno requiere y, por lo tanto, no actúan como uno necesita que actúen. Lo que no pasa con los fármacos sintéticos. Mi segunda pregunta fue esa. Empecé a desarrollar metodologías para hacer extracciones que fueran eficientes para generar esa biodisponibildiad.
Y había una sola manera de probarlo y era ver cómo funcionaba en pacientes. Aquí tenía una pregunta ética y era cómo le damos esto a un paciente sin que esto lo afecte, sin pasar por todos estos estudios clínicos y preclínicos que necesitan todas las fases de investigación. Y cómo hacemos para avanzar en este proceso y poder ayudar, porque si no nos vamos a quedar esperando los 10 años de los estudios. Yo tenía una herramienta y un soporte muy importante, y era que ya estaban hechos los estudios de toxicidad de ganoderma, que ya había en el mercado algunos productos, que Asia lo viene usando desde hace 2000 años y, por lo tanto, para mí el tema ético desapareció. La primera interacción con un paciente fue por teléfono. Me llamó y me dijo: mire doctora encontré su número en tal parte, mi padre tiene un melanoma y a mí gustaría... Le dije eso no es nada probado, yo tengo la evidencia científica del número de metabolitos que tiene, de la concentración de los metabolitos, de lo que pueden hacer en el organismo, pero no tengo experiencia con ningún paciente.
Él me dijo no importa doctora, yo me lo tomo. Ahí fue cuando yo empecé después de dirimir todos estos temas éticos, a probar. Después de tres meses la persona me llamó y me dijo: doctora mi papá ya no tiene cáncer. Y empezamos con estudios a profundizar. Otra cosa que hay que aclarar es que todos los tratamientos no sirven para todos los tipos de cáncer. Los mecanismos de inducción de células tumorales son completamente distintos. No hay panacea. Uno no puede decir que esto le va a salvar la vida a todo el mundo. Tiene que enfocarse. Empecé a hacer una bebida, que es un extracto, en la que también se hicieron estudios de toxicidad. Y claro, como no era un tema perjudicial lo empezamos a usar.
Fue así como yo empecé a sistematizar los datos y anecdotarios, teniendo los diagnósticos oncológicos y teniendo análisis de química sanguínea, teniendo todo el panorama del paciente, empezamos a trabajar con pacientes. Sí tuvimos varias resoluciones. Tuvimos una persona que tenía una metaplasia de cérvix que le había hecho metástasis en seno, le había hecho metástasis en el cuerpo, nos dimos cuenta de que el cáncer encapsuló estos tumores y hasta este momento, desde hace siete años, la persona está libre de cáncer. Así empezamos con pacientes y, sobre todo, con un profundo respeto y claridad con el paciente: no sabemos esto cómo va a funcionar en su tipo de cáncer, mi indicación es que no deje su quimioterapia, pero podemos probar a ver que pasa.
¿Cuándo comenzaron y cuántos pacientes?
Como 14 o 15 más o menos. En los que se han revertido o han prolongado su calidad de vida.
¿Decías que conocías los metabolitos del ganoderma, pero no sabes cuál funciona en cáncer?
Es algo que tenemos que empezar a estudiar, cuál de esa combinación. Porque lo que he hecho es hacer extractos sinérgicos y no extractos purificados. Eso significa que lo que tengo es mezclas de ganodermas y mezclas de compuestos. No hago el aislamiento de una molécula. Lo que hacen los compuestos es actuar en sinergia. Estudios de aislamiento de moléculas llevan bastante tiempo y son más costosos. Puede que sean más efectivos pero esta es una manera más rápida de acercarse a una posible solución.
Preguntaba todo esto porque, revisando tu hoja de vida en Colciencias, lo que se ve es una disociación entre tu trabajo científico y tus afirmaciones públicas. Al revisar tus publicaciones científicas el 90% corresponde a un trabajo en taxonomía. El trabajo más sofisticado que encontré fue un análisis químico para clasificación taxonómica de ganoderma. Si estás aplicando esta bebida en pacientes hiciste un salto muy cuestionable. Un salto no permitido en ciencia. Uno no pasa de una clasificación taxonómica a preparar una bebida y decir que cura cáncer. No tienes estudio preclínicos, clínicos, ni publicaciones. ¿Por qué esta distancia entre lo publicado y lo que dices públicamente?
Hay varias cosas ahí. Una fue una decisión creo que a veces apresurada o mucho desde la emoción. Hubo una época en que estuve distanciada y divorciada del sistema, por lo que implica el sistema mismo. Quería hacer un acto de rebeldía y es decir: tengo la posibilidad de ayudar gente. Fue este acto que hice de entrar directamente con pacientes sin que me tenga que aprobar un sistema que dice que si no publicas un paper y tienes los 30 mil papers no lo puedes hacer. Pero científicamente yo ya tengo las evidencias. Tengo el análisis de 250 especímenes de ganoderma. Todos mis datos en una computadora. Hice un estudio muy profundo en España. Me fui cuatro meses a hacer este trabajo. Me fui tres meses a Noruega a hacer parte de este trabajo y decidí no publicar. Y decidí no publicar como un acto de rebeldía. Cuando decidí publicar estaba ya en medio de la Misión de Sabios. Y sÍ. Es lo que tú dices. Por eso digo que había un tema ético y una cosa que me confrontaba. Lo otro por lo que no publiqué es porque quería discriminar entre qué publicar y qué no publicar, porque yo estoy redactando una patente. Entonces, en medio de tanta información, porque no te imaginas cuantos miles de datos tengo, quería discernir que no me impida generar una patente. Estoy en ese proceso y por eso me he guardado la información durante estos tres a cuatro años.
¿Estaríamos de acuerdo en que lo que dices sobre los pacientes no tiene ningún sustento científico?
Tendría sustento científico para mí. Pero no para la comunidad científica.
De hecho un estudio que hiciste con otro investigador para probar el efecto de ganoderma para leishmaniasis concluye que no tiene ningún efecto en esa enfermedad.
En eso hay poquita información. Ese es uno de los primeros estudios. Pero en leishmaniasis hay uno de los extractos que tiene represión contra un género. No sé si viste eso. Tiene represión sobre una variedad de leishmania. Es diminuta. Es pequeña, pero sí la tiene.
Un tema importante que tú misma abordaste en esta conversación es la ética. La ciencia también es un acuerdo social y la validez de los resultados depende de compartir para que los pares lo evalúen. Cuando dices que saliste del sistema por rebeldía, te saltaste todos los pasos éticos. En Colombia cuando alguien quiere trabajar con pacientes necesita una aprobación de un comité de ética y registrar en Invima. Asumo que ninguna de las dos cosas las tienes.
El Invima no. Por eso te decía. Porque no está en el marco de la investigación científica. Darle estos extractos a los pacientes no estaba dentro de un marco de investigación científica que es el que ahora estamos promoviendo con la Universidad del Valle. En ningún momento dije voy a hacer un estudio de investigación científica, voy a hacer un protocolo para probar y tener un estudio de cohortes y controles para decir: de estos pacientes, a estos les funcionó y a estos no.
¿Pero esto no traiciona todas las convicciones de tu formación como científica? He escrito algunas historias de charlatanes pero tú tienes una formación seria, pasaste por la U. del Valle, por la U. de Guadalajara. Eso no lo entiendo.
Por eso te decía. Fueron muchas confrontaciones con mi existencia. Fue cuando yo empecé a articular el conocimiento ancestral y el científico. Puede ser que el conocimiento ancestral sea empírico y no tienen un método científico, pero sí tiene una metodología. Fue en ese momento en que me separé y, te lo decía, lo hice desde las emociones, por qué esperar 10 años si están hechos todos los estudios de toxicidad y podemos salvar a alguien con una bebida que tú puedes hacer sin ningún riesgo para la salud. Es como si hicieras un jugo de mango en tu casa, así podemos hacer lo extractos de ganoderma. Fue muy complicado, y lo confieso, dar ese salto desde una formación muy científica para hacer esto que no está dentro de los cánones.
Volvamos a la nota de Los Informantes por la que empieza esta historia, en televisión nacional, horario triple AAA. Cuando uno como científico se expone a ese grado de repercusión social debe tener cuidado con lo que dice. ¿Quién exageró en esa nota sobre la relación entre ganoderma y cáncer: tú o la periodista?
¿En qué sentido exageración?
En que no tenemos ninguna prueba publicada real, ensayos clínicos controlados que demuestren que esa bebida tenga ese efecto.
Yo no lo siento como una exageración. Siento que la historia fue contada más bien como ocurrió, desde el punto más sincero y franco de lo que había pasado. En una parte de la nota explicaba eso, era un momento de rebeldía en que me sentía incapaz de tener algo que podía ser utilizado y tuviera que esperar muchos años para hacer eso.
En el caso de extracción de aceites y compuestos de biodiversidad, que son la base de tu empresa Selvacéutica, parece que ocurre algo similar. Hay una exageración, una distancia enorme entre la promesa de esos productos y la realidad. Generar productos realmente útiles es muy complejo.
Nosotros llevamos cuatro años. Es muy complejo.
¿Qué equipos tienen en la empresa?
Tenemos equipos para hacer extracción de compuestos bioactivos.
¿Te refieres a un destilador?
Un destilador, ultrasonido, tenemos homogenizadores. La planta está certificada por Invima.
Me refiero a instrumentos químicos como cromatógrafos...
Los usamos externos. Para una empresa mantener un cromatógrafo es muy difícil. Cuestan 800 millones de pesos.
¿Hay cromatógrafos en la U. de Chocó?
Cuando los necesitamos los hacemos en la U. Nacional.
Cuando visité ese laboratorio de la UIS, que trabaja también en extracción de aceites y compuestos de biodiversidad, me mostraron un laboratorio por el que han pasado más de 300 estudiantes. Tienen cromatógrafos, una infraestructura enorme y apenas han logrado producir un repelente de insectos certificando que sí tiene un efecto. No cuadra tu promesa con los equipos que tienes para esta tarea, ni las publicaciones. Todos sabemos que es muy difícil, pero una vez más me pregunto si hubo un afán. Cuando dices que eres una cientifica que decidió sacar la ciencia del laboratorio y ayudar a las comunidades, eso suena muy bien. De hecho, es una recomendación de la Misión de Sabios. Pero pasar a la realidad es un esfuerzo muy grande que no se ve en tu trabajo.
Ese es el punto que quiero reivindicar de la ciencia. Lo que te conté es por lo siguiente. Desde el formalismo hemos invisibilizado los saberes ancestrales. Hay otra manera de hacer las cosas. Te voy a poner un ejemplo, que es una contradicción con mi formación. Llevo 10 años estudiando entre la maestría, dos pregrados, doctorado y postdoctorado. Es difícil entenderlo, pero desde esa posición yo lo asumo, porque fue la manera de crecer un poco más rápido. Cuando lo pensaba de una manera más ortodoxa, fundamentalista, cuando llevé todos los pasos del método científico, mis avances fueron mucho más pequeñitos. Pero cuando empecé a interpretar el mensaje de esa relación de la ancestralidad con la ciencia esto empezó a crecer de manera más fluida. Te pongo un ejemplo, azul, jagua, es un colorante que usan los indígenas hace más de 200 años. Ningún científico se había acercado a la verdad de las moléculas. Los indígenas no saben qué es la ginipina, pero la usan. Los indígenas utilizaron su conciencia de ser humano y su relación con estos activos biológicos para desarrollar productos como el colorante que se ponen en la piel. Ese colorante tiene ginipina y otras sustancias que hacen que mosquitos se repelen, y ellos no tienen que comprobarlo científicamente. Ellos saben que se ponen el colorante y el mosquito no pica. De otro lado, la ginipina tiene otra función que nosotros usamos y es que actúa contra la luz ultravioleta. De hecho, por muchas de mis declaraciones la gente se empezó a interesar por esto. ¿Qué pasó con la empresa Ecoflora? Ecoflora, una empresa de Medellín, aprendió de esto y en tiempo récord desarrolló el primer producto orgánico azul de aplicación en cualquier sector a partir de la ginipina americana. Ellos interpretaron la tradición indígena. Lo que yo he hecho es revisar toda la documentación de ancestralidad sobre usos y aplicaciones de aceites y mezclarlos con la biocosmética.
Estoy de acuerdo con las premisas. Un país como Colombia tiene que saber valorar esto. Tenemos buenos ejemplos. Pero es peligroso si no se hace como se debe hacer.
Es verdad. Por eso trato de hacerlo de manera responsable. Porque sé que hay un límite, un pequeño abismo entre una cosa y la otra. Hay otra cosa que reconozco en el trabajo ancestral que he hecho y es que no todo lo que dicen es verdad. Hay muchas promesas. En el tema de cáncer digo que no sirve para todo y esto no es magia. En ese diálogo uno tiene que ser muy responsable. No es validar el conocimiento ancestral porque alguien dijo que servía. Tenemos que tener un soporte para identificar estas cosas. Mi llamado con este trabajo es que hay cosas que no han necesitado más que un estudio científico sino esa comprensión, y luego hacer todos los trabajo científicos.
Hacer esta entrevista no fue fácil. Tienes un liderazgo en Chocó, has tenido una formación en instituciones muy serias. Pero definitivamente creo que esos límites de los que hablamos te los pasaste varios kilómetros llegando a afirmaciones delicadas como "tengo un producto que cura cáncer de seno, cérvix y cerebro". Eso en la comunidad médica será juzgado seguramente de una forma muy dura si no tienes las publicaciones que la respalden.
Estoy preparada. Tenemos estudios en células. Preliminares. Yo asumo la responsabilidad porque sé que tengo las evidencias: todo el trabajo molecular, sistemático. Si se va a necesitar hacer publicaciones las vamos a hacer, porque no lo estoy haciendo sobre un trabajo en falso, sino sobre un trabajo soportado en laboratorio, tanto en el país como fuera del país. Sé, no sé si se entiende así, que he sido muy cuidadosa en decir eso, que esto no es panacea, que hemos probado y que está en estudio. Es algo que siempre aclaro, que está en estudio y entra en estudio.
En la primera línea de tu hoja de vida en Colciencias aparece este título: Phylogenetic relation of Ganoderma based on mitochondrial small-subunit ribosomal DNA sequences. No conseguí la publicación.
Esa está recién publicada.
Todas las demás las encontré.
Lo otro está en mi tesis que está sin publicar. Que son 14 artículos.
¿Que es la estancia posdoctoral?
Es lo que hice de sistemática entre Noruega y México.
¿Es lo que corresponde al título que te leí?
Eso no es estancia postoctoral. Es un artículo que acaba de salir publicado.
Cuando uno busca este título aparece un artículo publicado por dos coreanos. (Le presento el artículo de los coreanos).
¿Dónde está esto? Este no es el mio. Esto no es un trabajo. Este es un trabajo que hice de mi estancia posdoctoral, pero no es un artículo. No es este artículo. Esto fue en 2004 y mi estancia fue en 2007 después de eso.
Al revisar la hoja de vida en Colciencias aparece esto. Es un trabajo muy específico.
Este no es mi trabajo.
Se que no es tu trabajo porque es el de dos coreanos.
No sé por qué aparece ahí. Esto es parte de un trabajo que hice dentro de la estancia posdoctoral. Además, nunca lo he puesto en mi hoja de vida. No sé por qué aparece ahí. Esto es parte de mi trabajo posdoctoral que es sistemática de ganoderma.
¿Quien subió la hoja de vida a Colciencias? Se supone que lo hace cada investigador.
Mis estudiantes, yo subo, pero la verdad esto no lo he subido. No sé por qué está ahí.
Cuando dices que es parte de la estancia, ¿cómo puedo verificar?
En mis informes de la estancia posdoctoral. ¿Crees que es un plagio?
Sólo estoy preguntando...
No tengo mi computador aquí, pero te puedo mostrar todos mis informes de la estancia posdoctoral.
Si me los muestras es la forma de descartar que es un plagio.
Nunca vas a ver una publicación como esta con mi nombre.
Entiendo que no tengas una publicación, pero es un tema tan específico que decir que hiciste una estancia posdoctoral es confuso.
Fue un tema muy específico de lo que hice para hacer el trabajo de sistemática de ganoderma.
Asumo que el CvLAC (base de datos de Colciencias con el currículo de los investigadores) es la información oficial.
Te quiero mostrar cómo aparece en mi hoja de vida. (Muestra una hoja de vida en la que esto no se cita).
¿Tu respuesta es que lo hizo un estudiante?
No. Esa no es mi respuesta. No sé por que está ahí. Nunca lo he puesto en mi Cvlac. Es un componente de lo que hice para trabajar en sistemática de hongos en la estancia posdoctoral.
¿Cuál es la relación científica de esto con el trabajo en la estancia posdoctoral? ¿Cómo se conecta este tema?
En ganoderma trabajé tres aspectos. Los aspectos morfológicos - taxonómicos, que son la descripción de cada especie, donde hicimos un aporte muy importante sobres nuevos caracteres para identificar especie de ganoderma en todo el mundo. El segundo componente fue la parte química, que fue determinar ácidos ganodéricos que existían en cada especie y determinar su relación. El tercer aporte fue sistemática molecular, estudiar partes del DNA, las subunidades. Trabajé ITS que es componente del ADN, unidad pequeña ribosomal y ETS. Esos tres fragmentos del ADN me permitían hacer análisis molecular para mirar la relación que había entre diferentes grupos de ganoderma y su relación con estas moléculas químicas y esos grupos. Evolutivamente las especies no se relacionan por la apariencia. Por ejemplo, las alas de murciélagos y aves. Como no puedo determinar solo por morfología, lo que me dice la relación entre especies es el ADN. La mitocondria capta la herencia de la línea materna de los organismos. Estaba tratando de revisar por lado materno y paterno. En esta relación digo: si se me agrupan ganodermas y tienen moléculas parecidas, la bioprospección puede aplicar, porque tienen moléculas parecidas y puedo hacer extracciones parecidas. Y me permitía relacionar especies de diferentes continentes. Lo que quise hacer fue estudiar fragmentos de ADN de ganoderma. Pero la verdad, te digo de manera sincera, no sé porque aparece. Porque lo mío es bioprospección y sistemática. Muchos usamos esa misma cosa para hacer muchas cosas. Que coincidencialmente sea el título de ese artículo, pero muchos investigadores usamos esas estrategia para generar relaciones evolutivas.